Turquía anunció el viernes que dejaba el paso franco a los migrantes después de que una treintena de sus soldados murieran en un bombardeo de las fuerzas sirias en Idlib, el último bastión donde milicias islamistas, apoyadas por Ankara, resisten al régimen de Bachar al Asad, respaldado por Rusia.
Pazarkule, Turquía, 4 de marzo (EFE).- La Policía griega volvió a lanzar este miércoles gas lacrimógeno contra los migrantes y refugiados que tratan de entrar al país desde la frontera con Turquía, según informaron los medios griegos y ha podido comprobar EFE sobre el terreno, después de que la jornada de ayer la situación fuera más tranquila.
Aunque la Policía turca sigue sin permitir a los medios acercarse a la frontera, pueden verse columnas de gas y se han escuchado detonaciones a un kilómetro del paso fronterizo de Pazarkule, en la zona desde donde hace seis días miles de personas esperan una oportunidad para entrar en territorio de la Unión Europea.
La tensión comenzó sobre las 6:00 horas GMT, cuando un grupo de migrantes trató de forzar la entrada por el paso fronterizo de Pazarkule-Kastaniés, ante lo que las fuerzas de seguridad de Grecia han empleado gases lacrimógenos, según informó la emisora pública griega ERT.
Según ese medio, a lo largo de la valla fronteriza hay varios centenares de personas a las que la Policía advierte con mensajes a través de altavoces de que no se les permitirá la entrada en Grecia.
En la parte turca de la frontera pueden escucharse disparos y gritos que provienen de la línea divisoria, hacia donde se han dirigido algunas ambulancias.
El Ministerio del Interior de Turquía aseguró hoy que un total de 135 mil 844 migrantes abandonaron el país hacia Grecia desde que el pasado viernes el Gobierno turco anunciara que ya no podía ni intentaría evitar que cruzaran hacia la Unión Europea, una cifra que parece exagerada en contraste con los datos griegos.
El Gobierno griego aseguró ayer que unas 24 mil personas habían tratado sin éxito de entrar ilegalmente en el país.
Un total de 183 personas han sido detenidas en los últimos días tratando de entrar en Grecia, y un número no precisado han sido condenadas a cuatro años de cárcel y una multa de 10 mil euros.
Grecia ha suspendido la tramitación de peticiones de asilo, argumentando que al tratarse de llegadas masivas y no de entradas individuales, no supone una violación de los tratados internacionales.
Turquía anunció el viernes que dejaba el paso franco a los migrantes después de que una treintena de sus soldados murieran en un bombardeo de las fuerzas sirias en Idlib, el último bastión donde milicias islamistas, apoyadas por Ankara, resisten al régimen de Bachar al Asad, respaldado por Rusia.
De esa forma Ankara espera presionar a la UE para que aporte más dinero para atender a los cientos de miles de refugiados sirios que viven en Turquía, en algunos casos desde hace años, y para que apoye su campaña militar en Siria.