Avi Loeb se lamenta de que haya quienes «no quieren discutir la posibilidad de que existan otras civilizaciones» y piensan que «somos especiales y únicos».
Ciudad de México, 4 de enero (RT).- El objeto interestelar Oumuamua, avistado por científicos de un observatorio hawaiano en 2017, ha sido el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra detectado en nuestro Sistema Solar. Así lo asegura Avi Loeb, director del Departamento de Astronomía de la Universidad de Harvard, en su nuevo libro, Extraterrestrial: The First Sign of Intelligent Life Beyond Earth («Extraterrestre: el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra») que será lanzado a finales de este mes.
Un resumen promocional de la obra publicado por la editorial Houghton Mifflin Harcourt recuerda la tesis principal del autor, según la cual el objeto cósmico volaba «tan rápido» a través de nuestro sistema solar interior, «que sólo podría haber venido de otra estrella».
Loeb «demostró que no era un asteroide», pues se movía «demasiado rápido a lo largo de una órbita extraña y no dejaba rastro de gas o escombros a su paso», destaca el resumen. En este sentido, concluye que «sólo había una explicación concebible»: la de que el objeto sea «una pieza de tecnología avanzada creada por una civilización alienígena distante» .
TEORÍA CONTROVERTIDA
La editorial enfatiza que Loeb describe en su libro «su controvertida teoría y sus profundas implicaciones» tanto para la ciencia, como «para la religión y para el futuro de nuestra especie y nuestro planeta».
De hecho, pocos representantes de la comunidad científica comparten las polémicas ideas del astrónomo sobre el misterioso objeto interestelar. En julio de 2019, el equipo Oumuamua del Instituto Internacional de Ciencias Espaciales publicó un artículo en Nature Astronomy que concluía que no se encontró «una evidencia convincente que favorezca una explicación extraterrestre».
Por su parte, Loeb admite que sus teorías han sorprendido a los astrónomos, pero insiste en sus hallazgos. En declaraciones a New York Post, el científico indica que algunas personas «no quieren discutir la posibilidad de que existan otras civilizaciones», y piensan que «somos especiales y únicos». «Creo que es un prejuicio que debería abandonarse», enfatiza.