CNN dio a conocer la filtración de un informe de las autoridades de la provincia china de Hubei que revela una falta de transparencia durante las primeras semanas de la pandemia de la COVID-19; el documento señaló que habían más casos en la zona de los que se reportaron y se restó importancia a la gravedad del brote.
Los Ángeles, Estados Unidos, 3 de diciembre (La Opinión).- La filtración de un informe de las autoridades locales de la provincia china de Hubei, donde se detectó el primer brote de coronavirus, revela falta de transparencia en las primeras semanas de la pandemia, según una exclusiva de CNN.
Los documentos secretos que cita la cadena enumeran un total de 5 mil 918 nuevos casos detectados el 10 de febrero, más del doble de la cantidad oficial de contagios confirmados por aquel entonces. CNN indicó que el sistema de conteo chino pareció restar importancia a la gravedad del brote.
Se trata de la filtración más significativa que viene del interior de China desde que empezó la pandemia. El informe de 117 páginas es del Centro Provincial de Control y Prevención de Enfermedades de Hubei y muestra lo que sabían las autoridades locales y en qué momento tuvieron la información.
El Gobierno chino ha negado contundentemente las acusaciones que le han hecho países como Estados Unidos de haber ocultado información relacionada con el virus y ha denunciado ser víctima de este tipo de ataques desde el comienzo del brote.
REVELACIONES DE LA FILTRACIÓN CHINA
Estos documentos no proporcionan pruebas de de un intento deliberado de no compartir los hallazgos, pero “revelan numerosas inconsistencias entre lo que las autoridades creían que estaba sucediendo y lo que se reveló al público”, según informa la citada cadena.
El contenido de las 117 páginas, que recoge información incompleta desde octubre de 2019 a abril de este año, muestra que la atención médica no ha sido flexible y que la burocracia ha dificultado la gestión de una crisis emergente. Además, revela un patrón de fallas institucionales en un momento crítico.
Uno de los problemas tiene que ver con la tardanza para diagnosticar a pacientes COVID-19 ya que los mecanismos de prueba y notificación fueron defectuosos, a pesar de que las autoridades de Hubei dijeron que su manejo del brote inicial había sido eficiente y transparente.
Uno de los informes a los que hace referencia CNN -fechado a principios de marzo- apunta que el tiempo promedio entre que empiezan los síntomas y se confirma el diagnóstico era de 23.3 días, una demora que haría difícil monitorear y combatir la enfermedad.
CHINA HABLA SOBRE SU GESTIÓN DEL BROTE
El gigante asiático aseguró en conferencia de prensa el 7 de junio que ha informado sobre el brote de “manera oportuna, abierta y transparente”.
“China también ha actuado con un agudo sentido de responsabilidad hacia la humanidad, su pueblo, la posteridad y la comunidad internacional. […] Ha publicado información fidedigna y detallada tan pronto como ha sido posible y de forma regular”, se puede leer en el Libro Blanco que publicó el Consejo de Estado de China.
Sin embargo, ni las autoridades nacionales ni las provinciales respondieron a preguntas concretas relativas a los documentos firmados.
Yanzhong Huang, investigador principal de salud global en el Consejo de Relaciones Exteriores, considera que los errores de China “tuvieron consecuencias globales. […] No se trata sólo de un encubrimiento intencional. También hay limitaciones por la tecnología y otros problemas con un virus nuevo. Pero incluso si hubieran sido 100 por ciento transparentes, eso no habría evitado que la administración Trump minimizara la gravedad de la situación. Probablemente no hubiera impedido que esto se convirtiera en una pandemia”.