Gracias a su ímpetu creativo, todos juntos consiguen algo de popularidad entre los jóvenes mods británicos, que rápidamente les convirtieron en ariete y estandarte de su revolución.
Por David Gallardo
Madrid, 3 diciembre (EuropaPress).- Supongamos que eres Pete Townshend, tienes un grupo y estás luchando por publicar tu primer trabajo. Supongamos que ofreces al mundo una canción titulada «My Generation». Supongamos que ha pasado medio siglo desde entonces y que dicha canción es ya por derecho un himno inmortal de la música del siglo XX (y más allá, sin fecha de caducidad).
Eso, en resumen, es «My Generation», un perpetuo canto para la indómita sublevación. Un tema enorme en su momento, a pesar de lo cual siguió creciendo aún más durante los siguientes diez lustros. Y mientras continúe poniendo la piel de gallina, seguirá creciendo y cumpliendo años, manteniendo intacto su espíritu indomable.
Pero regresemos al principio. Es el año 1965 y el guitarrista Pete Townshend no es mucho más que un adolescente airado y desafiante que escucha melodías incesantemente dentro de su cabeza. Tiene un grupo, The Who, en el que comparte sueños y aspiraciones con Roger Daltrey (voz), Keith Moon (bateria) y John Entwistle (bajista).
Gracias a su ímpetu creativo, todos juntos consiguen algo de popularidad entre los jóvenes mods británicos, que rápidamente les convirtieron en ariete y estandarte de su revolución. Y no solo por sus primeras composiciones, sino también por esa bravía costumbre de Townshend de destruir su guitarra (algo que comenzó por accidente en septiembre de 1964 en un recital en Londres, y que después tuvo que continuar casi por obligación como parte de la esencia del grupo).
Poco después lanzaban su primer single, «I can’t explain», en enero de 1965, que se coló en el top 10 británico. Con la fama de The Who creciendo sin control exponencialmente, el 29 de octubre de 1965 llegaba «My Generation» como anticipo de su LP debut, titulado muy elocuentemente «The Who Sings My Generation», y editado poco después, el 3 de diciembre de aquel mismo año, hace ahora 54 años.
INSOLENCIA JUVENIL
«My Generation», el himno, compuesto por un Pete Townshend que entonces tenía 20 años, fue recibido con alegría y alboroto por la chavalería inglesa de la época, que fulminantemente comprendió el mensaje: los mayores no nos comprenden y, liderados por la electricidad musical tenemos que montar una gorda e incendiar todas las campiñas de norte a sur y de este a oeste. Asolar todo a su paso, en definitiva.
Tras su lanzamiento como single, «My Generation» se encaramó al segundo puesto en el Reino Unido. En Estados Unidos le costó un poco más y se quedó en el 74, constatando las diferencias de una juventud por aquel entonces en absoluto globalizada.
Como todo clásico requiere explicación y análisis, el propio Pete explicó que lo compuso durante un viaje en tren, inspirándose en la Reina Elizabeth (Reina Madre), quien obligó a tener un coche fúnebre retenido en el barrio londinense de Belgravia para no verlo durante su paseo diario. Por otro lado, Pete, muchacho furioso pero también agradecido, acreditó el «Young Man Blues» de Mose Allison como la inspiración musical del tema.
«My Generation» se convirtió, con su trote revolucionario y su pálpito iracundo, con esa guitarra huracanada y esa línea de bajo imparable, en un lugar seguro para toda una turba adolescente que no encontraba su sitio en el mundo. Al mismo tiempo, el rock estaba todavía en pañales y nadie sabía cuánto y cómo de peligroso iba a ser. La alineación de los astros convirtió a The Who en la bandera de la insurrección.
Y ahora que la banda parece tener decidida su retirada definitiva tras medio siglo de canciones, ahí siguen Pete Townshend y Roger Daltrey interpretando su bronco salmo, aún indomesticable a pesar del paso tiempo. La honestidad salida del epicentro del alma es lo que tiene: que conecta y perdura más allá de las arrugas y más allá de la propia vida.