Alto, con su sombrero negro, tratando de contestar todas las preguntas y diciendo que lo mucho que sufrió en la cárcel no se parece a lo mucho que está sufriendo el pueblo mexicano. Es el líder de las autodefensas, cuando el pueblo salió en Michoacán no sólo a defender lo suyo sino también a luchar por la propia vida.
Guadalajara, 3 de diciembre (SinEmbargo).- El doctor José Manuel Mireles Valverde nació en Tepalcatepec, Michoacán, el 24 de octubre de 1958. Escorpiano, alto, con un sombrero negro, “soy un médico de ranchito”, fundó en 2013, junto a otros líderes locales, el Consejo General de Autodefensas y Comunitarios de Michoacán para legitimar las operaciones de autodefensa que la organización emprendía en contra el cártel de los Caballeros Templarios en el estado de Michoacán.
“Sé que no estaba bien, pero hacía rato que lo estaba ideando y la verdad es que en la cuadra quedaba solo yo, el próximo a morir iba a ser yo, ¿qué más podría hacer?”, dice en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara, donde vino a presentar su libro Todos somos autodefensas: el despertar de un pueblo dormido.
Luego de poco más de un año de lucha (“en los que ganamos todas las batallas”, dice), Mireles fue arrestado por portación de armas de uso exclusivo del ejército e ingresado en prisión, de la que salió libre en mayo de 2017, gracias a mi abogado, que es un “crack”, que está medio loco.
“Estuve preso durante tres años, de los cuales un año y ocho meses estuve en total indefensión, hasta que un día aparece Ignacio Jiménez y su equipo y aquí me tiene con ustedes”, dijo Mireles.
“Un pueblo cansado de la violencia, el abuso y la indiferencia de las autoridades se levantó en armas para defender su tierra y su vida. A partir de 2004, Michoacán vivió una de las peores crisis de seguridad, luego de que La Familia Michoacana cobrara fuerza como una de las organizaciones criminales más poderosas. Insatisfechos con las ganancias, el cártel incluyó, cada vez con mayor brutalidad, la extorsión, el secuestro y el pillaje. Para 2011, tras la desintegración de La Familia Michoacana, La Tuta fundó la célula de los Caballeros Templarios. Desesperados, los michoacanos decidieron tomar la seguridad en sus propias manos y organizaron grupos de lucha.
Este es el centro de este libro, presentado para que “ustedes también nos ayuden”, porque luego de tres años de prisión, he salido y he encontrado no sólo a Michoacán sino también a México peor que antes”, dijo José Manuel Mireles.
“Mireles no es el caudillo estoico, insensible, inmutable y de mirada fría que presentan los medios de comunicación. Este libro es una ventana al corazón de un hombre que llora, ríe, sufre y disfruta la vida”, dijo Pablo Alarcón, el hombre que intermedió para que viniera Grijalbo y lo editara.
Es cierto. José Manuel Mireles parece ser el hombre del que habla y todo lo que dice “es la verdad” sobre lo que pasa en Michoacán. “A Pablo se le olvidó decir que fue escrito en rollos para papel del baño (se parece en este punto a la novela autobiográfica de Henri Charrière, Papillon) y también se le olvidó decir que parte del conocimiento de cómo ha sido nuestra historia se la debo a ustedes, los periodistas”, dijo el activista y médico al presentar su libro.
“Sin los periodistas, nada se sabe del movimiento autodefensas, nada se sabe de mí, de Manuel Mireles, de lo que hizo y nada se sabe de lo que aún seguimos padeciendo. Estamos preocupados por la situación que le acontece a los medios de comunicación serios, que nos preocupa cuando una señora de Chihuahua cae, cuando cae un hombre de Veracruz o de Culiacán caen, nosotros vemos que la caída de cada uno de ustedes es un intento de callar la boca al pueblo”, expresó.
“La única forma es abatirlos a ustedes, porque ustedes son nuestra voz. Manuel Mireles puede gritar adonde sea y muy poca gente le va a hacer caso, pero si los medios de comunicación, los que sí pregonan la verdad, los callan, nadie va a saber lo que estamos sufriendo los mexicanos. Los invito a que se cuiden más y les doy las gracias sinceramente por todo lo que han hecho por el pueblo”, dijo Mireles.
El libro es una historia, pero también tiene un objetivo: “es para que ustedes me ayuden, a que el pueblo sepa la historia de lo que pasa en Michoacán y en otros Estados de la República” y recordó lo incomunicado que estaba en la cárcel.
“Mi incomunicación era absoluta. Yo no podía decirle buenos días a ningún ser humano en ese penal de máxima seguridad, en Sonora. Estuve preso durante tres años, la mayor parte del tiempo, por mis condiciones de salud, en una sala de hospital de dos metros por dos metros. Un día, el médico que me revisaba me dijo, buenos días, doctor, ¿cómo amaneció? Al día siguiente fue expulsado”, contó.
“Era una incomunicación absoluta y claro, uno busca una forma. Una mañana, una enfermera que me ayudaba avienta por debajo de la puerta medio lápiz. No podía borrar, así que no me podía equivocar. No nos dejaban recibir cartas de parientes ni siquiera de los más cercanos, pero dejaban entrar otras cartas de afuera, no sé por qué, lo cierto es que escribí el libro en los sobres y en los rollos de papel higiénico”, reveló.
Todas las batallas, todas las luchas con los sicarios las cuenta José Manuel Mireles en Todos somos autodefensas. La vida sigue y México en guerra, eso es lo que quiere contar “el médico de ranchito” como él mismo se dice.