Posterior a la puesta en marcha de la política que prohíbe la venta de antibióticos sin receta médica, el modelo de farmacias con consultorio adyacente, es un éxito en todo el país. Para 2014, estos lugares dieron más consultas que los consultorios privados y las instituciones públicas.
Ciudad de México, 3 de diciembre (SinEmbargo).– Ante la llegada de alguna enfermedad o molestia física, los mexicanos tienen tres principales opciones de atención médica: sacar una cita o acudir al servicio de urgencias de una institución pública, pagar en una clínica privada entre 300 o 500 pesos por una consulta médica, más el costo de los medicamentos que le receten, y la tercera opción, acudir a una farmacia de genéricos que le brinda el servicio de consulta por 30 o 50 pesos. Esta última es actualmente la preferida.
Según cifras oficiales, tanto del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) y de la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), en 2014 las consultas brindadas por farmacias-consultorios superó ya la cifra de los centros de salud.
Estos establecimientos son una realidad en el país, según especialistas, consecuencia de dos problemáticas que no han sido correctamente atendidas. Por un lado, un servicio de salud que no es eficaz y que no ofrece una cobertura universal de enfermedades, y por otro, una población sumida en la pobreza por motivos de ingreso en los hogares. De acuerdo con la Medición de la Pobreza del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), hay 55.3 millones de personas en situación de pobreza en México y 63.8 millones de mexicanos con un ingreso inferior a la línea de bienestar.
Ante este panorama, el 53 por ciento de las farmacias en México cuenta con un consultorio; es decir, de 28 mil farmacias que hay, más de 12 mil brindan 290 mil consultas diarias. La otra cifra que delata el éxito de este modelo de mercado controlado por Farmacias Similares, Farmacias del Ahorro, Farmacias Benavides y Soriana, es que en los últimos cuatro años, el número de farmacias registró un aumento de 340 por ciento.
Y es que el negocio no es pequeño, ya que las ganancias anuales, sólo por consulta, podrían ser de hasta 4 mil 562 millones 500 mil pesos.
Con el creciente número de farmacias-consultorio también surge el tema de los médicos que ahí laboran. Hay relatos de pacientes que han tenido malas experiencias, mientras que a otros les ha funcionado acudir a la clínica y esperar 10 minutos para ser atendido. Resultaría complicado generalizar una calidad en el trato médico-paciente, pero lo que es una realidad es que este es ya un mercado importante para el gran número de egresados de medicina, sobre todo, de escuelas públicas.
En 2014, se empleó a 32 mil 500 médicos.
Para el académico e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, Gustavo Leal Fernández, esta situación evidencia la ausencia de una agenda en materia de recursos destinados a la salud que ha provocado un retraso estructural y que da a los jóvenes un mercado laboral cerrado.
“Sólo se está eludiendo el problema de fondo de la generación de estos consultorios alternos y en materia de formación médica […]Hay recursos, sin duda y son recursos cuantiosos”, comentó.
EL MODELO EXITOSO
La Cofepris considera que son ya dos años en los que este formato de clínicas-farmacias ha tenido un auge importante; trajo consigo un aumento en el consumos de medicamentos genéricos –los que se venden en esas farmacias– de entre 50 y 84 por ciento.
El 25 de agosto de 2010 fue publicado el Acuerdo por el que se determinan los lineamientos a los que estará sujeta la venta y dispensación de antibióticos, con el fin de acabar con la automedicación, procurar un diagnóstico adecuado a las enfermedades, disminuir el riesgo a la resistencia bacteriana ocasionada por medicación inadecuada y la desviación de antibióticos al mercado informal. A partir de esta medida, las farmacias sólo podrían vender estos medicamentos con una receta médica de por medio.
Según el artículo Consultorios adyacentes a farmacias privadas en México: infraestructura y características del personal médico y su remuneración, publicado en la revista Salud Pública de México, del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el servicio privado representaba en el 2000 el 31 por ciento de las consultas médicas otorgadas, sin embargo este aumentó a 37.6 y 38.9 por ciento en 2006 y 2012, respectivamente.
Vino con ello una campaña para regularizarlas, aunque según sus cifras el 80 por ciento cumple en su totalidad con los reglamentos sanitarios. En dos años sólo cerró 374 consultorios de 6 mil 399 verificación que levantó desde noviembre de 2013.
Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, cerca de 22 por ciento de las personas que reciben atención en los consultorios de farmacia (el llamado médico de punto de venta), lo hace porque no quieren ir al médico en el sistema público.
Representan, de acuerdo con el Inegi, el 41.5 por ciento de las consultas privadas del país.
Según lo indica el artículo, esto es muestra de una falta de capacidad resoluta del sector público a pesar de los esfuerzos de las políticas orientadas a incrementar el gasto público y ampliar la cobertura de salud. Encuentra en el tema dos vertientes, por un lado el excesivo gasto de bolsillo destinado a atención médica y medicamentos y la poca certeza en cuanto a la política y regulación farmacéutica.
MERCADO DE EGRESADOS
“Está el problema de que no hay una actualización de las más de 104 escuelas y facultades de medicina que tienen una taza de arrojo que evidentemente satura el mercado y no distribuye bien a los médicos. Para los jóvenes, esta vía es, evidentemente, una opción temporal, sobre todo porque para los médicos que se acaban de graduar, como médicos generales, o los médicos generales que ya se hicieron viejitos y que no entraron al mercado de especialidad, que es el que México paga y paga bien”, explicó el académico Leal Fernández, quien detecta, junto con esto, una problemática más, la de la gran cantidad de pasantes, más de 10 mil a nivel nacional, que atienden con responsabilidades que todavía no les corresponden.
“La salida que el Estado le da a los jóvenes es una con pequeños ingresos en el marco de un mercado que está muy cerrado y que exige mucha dedicación para poder atenderlo”, agregó.
El único documento que hasta el momento ha analizado este tema, es el del INSP, antes citado. El Instituto realizó una encuesta entre médicos que actualmente trabajaban o que habían trabajado en un consultorio adyacente a una farmacia en 18 entidades federativas.
Se encontró que sólo el 2 por ciento de quienes laboran ahí carecen de título profesional, con un rango de experiencia de entre cinco y 12 años; el 56.3 por ciento del personal son mujeres. En cuanto a los estudios, el 61.2 por ciento tienen estudios de posgrado y el 62.7 por ciento intentó ingresar a una residencia médica sin éxito.
De entre los motivos están que no tuvieron otra opción, por la flexibilidad de los horarios y por “hacer” experiencia.
En cuanto al modelo de contratación, sólo el 36.2 por ciento tienen sólo un contrato laboral, reportaron carencia de apoyo de secretarias o enfermeras, además de no tener en el consultorio computadora con internet.
Otros no tienen escritorio, sillas o mesa de exploración clínica. Otros tampoco tienen lavamanos, iluminación natural, ventilación.
La mayoría de los médicos dijo que aspira a obtener una residencia médica.
De entre las conclusiones, el Instituto encontró que en ese mercado hay una ausencia de contrato y salario base, y se busca contratar a los más jóvenes, a quienes tienen menos años transcurridos después de su titulación; éstos obtienen un salario menor y pueden ser sometidos a condiciones de trabajo más precarias.
Otro dato que encontró el estudio, es que estos médicos suelen no reportar casos de enfermedades de notificación obligatoria, como influenza y cólera.
Funsalud también ha alertado de esta situación, en la que señala que las repercusiones también pueden hacerse notar en términos de educación saludable, en la prevención de enfermedades y en la detección temprana de casos.
VA PARA LARGO
Cuando comenzaron a surgir las farmacias de genéricos, los precios de los medicamentos llegaron a ser hasta 30 o 75 por ciento más baratos que los de marca. Farmacias Similares es el pionero y a la fecha el jugador más importante del mercado.
En 2010, sus cuatro mil sucursales dieron 45.3 millones de consultas, casi el 81 por ciento de las que se realizaron bajo el programa del Seguro Popular en el mismo año.
Después, con la entrada de Farmacias del Ahorro y Farmacias Benavides, de 2010 a 2013, se duplicó el número de consultorios, llegando a los 9 mil.
En entrevista para SinEmbargo, Juvenal Becerra Orozco, presidente de la Unión Nacional de Empresarios de Farmacias (Unefarm), señaló que este es un servicio que los mismos usuarios solicitan un consultorio junto a la farmacia.
“Al final es un tema de mucho éxito porque le conviene a todos los mexicanos tener una farmacia cerca, tienen salud de buena calidad a bajo precio […] las farmacias consultorio van a seguir existiendo y habrá más”, comentó.
En lo que respecta a la contratación de los médicos, comentó que los servicios adicionales y la consulta, es dinero que ellos se quedan y que en promedio ganan entre 10 y 12 mil pesos.
Dijo que aunque se critica que este servicio ha venido a devaluar la profesión, la Unefarm considera que el éxito de este servicio se debe a la buena calidad que se ofrece en las consultas, con médicos titulados en consultorios que respeten los lineamientos de Cofepris.
Sin embargo, admitió que sí hay farmacias, de las que tiene conocimiento tanto la autoridad, como los usuarios, que utilizan este tipo de servicios para vender sus medicamentos e incrementar sus ventas, aunque pidió no generalizar porque se sabe farmacias que respetan la ética del médico y de otras en las que el negocio no está en la venta del genérico, sino de otros productos.
Finalmente, señaló que mientras la cobertura del 100 por ciento en salud, no se logre, el éxito de las farmacias continuará, “hoy en día la gente se tiene que formar a las 5 de la mañana para ir al IMSS más cercano, salir a las 11 o 12 del día, en el mejor de los casos. Aunado a eso, está el riesgo de no salir con todo el medicamento recetado. Ante eso la gente sabe que puede no perder su día y puede acudir a una farmacia-consultorio”.