Al norte de Mérida, una zona habitacional y comercial donde convergen las vías principales, el Gobierno de Yucatán planea un estadio con inversión privada para el equipo de béisbol y fútbol local. Pero los colonos piden reubicar el megaproyecto para no empeorar el caos vial y con ello su calidad de vida.
Ciudad de México, 3 de octubre (SinEmbargo).– A finales de 2023, el Gobierno de Yucatán estima inaugurar al norte de Mérida un estadio de béisbol y fútbol con un hotel y locales comerciales para realizar los partidos de los Leones y los Venados.
Sin embargo, el Colegio Yucateco de Arquitectos asegura que el megaproyecto de inversión privada «no es viable» y el 83 por ciento de los colonos encuestados por las organizaciones Indagar e In Situ está en contra de la ubicación porque empeorará el caos vial del área habitacional y comercial, donde convergen las principales avenidas de la ciudad, Montejo y Calle 60, empieza la carretera que va hacia Puerto del Progreso y están el Museo del Mundo Maya, un centro de convenciones, Plaza Galerías, un Costco y demás.
«Se nos viene un caos vial por lo que el tránsito peatonal sería inviable y un caos por el acceso a lo servicios de agua y luz. Pedimos que el proyecto se reubique y el terreno estatal —donde hay muchos árboles de hasta 80 años que van a tenerse que cortar— se use para un centro deportivo comunitario que nos hace mucha falta», dijo Geovanna, vecina de una de las colonias involucradas, Sodzil Norte.
Aunque no hubo consulta ciudadana y todavía no cuenta con todos los permisos de suelo, impacto urbano, vial y ambiental, el Gobierno estatal ya promociona la obra sin siquiera haberse iniciado.
En un video-entrevista, el Gobernador Mauricio Vila Dosal aseguró que con la inversión de 2 mil millones de pesos de la empresa neoyorquina «Operaciones Juego de Pelota» será uno de los estadios «más modernos de Latinoamérica» hasta para 32 mil personas e incluso podrá albergar partidos de grandes ligas y de la FIFA. A la par de los juegos, todo el año habrá un hotel con 300 habitaciones —la mayoría con vista a la cancha—, restaurantes, tiendas y un área de eventos.
«Queremos que el estadio se acople a la comunidad de la zona, no al revés. Por eso el Gobierno del Estado y del Ayuntamiento vamos a estar trabajando en un plan con los vecinos de las colonias de Cordemex y de Sodzil Norte para que ellos sean los que decidan qué obras podemos hacer en la zona como obras de agua potable, pavimentación de calles, alumbrado público, mejora del mercado público, obras de seguridad», afirmó Vila.
Sin embargo, Geovanna dijo que ese mejoramiento es una obligación ajena al estadio. Aunque el 38 por ciento de los encuestados por las organizaciones dijo que se necesita un nuevo estadio en Mérida, ocho de cada diez no cree que sea la mejor ubicación.
La propaganda gubernamental destaca que implicará una oportunidad de negocio para los vecinos aledaños, pero el 78 por ciento de los consultados en el sondeo descartó que los beneficios sean más grandes que el caos vial y la tala de árboles del predio de cuatro hectáreas, el cual está en proceso de venta, luego de su desincorporación como un inmueble del gobierno estatal.
«La gente no considera que la ubicación del estadio sea adecuada y, por otro lado, no cree que los supuestos beneficios que atraería una inversión de esa magnitud superen lo que ellos perciben como prejuicios tanto a nivel vial como urbano», dijo José Antonio Zamora García, integrante de Indagar, organización que aplicó el sondeo entre 400 personas y ha informado a los colonos sobre los posibles efectos del megaproyecto.
«La gente que vive en las colonias aledañas Cordemex y Sodzil del Norte –agregó– verán su calidad de vida mermada porque habrá un congestionamiento de tráfico en la entrada y salida de sus casas por lo que habrá más emisiones a la atmósfera y se talarán árboles, mitigadores del calor que hay aquí en Mérida. El nombre estadio sostenible [por paneles solares y tratamiento de agua] es una burla».
¿LA PEOR O MEJOR UBICACIÓN?
El Colegio Yucateco de Arquitectos evaluó que si bien la inversión para un estadio es «muy buena en términos económicos», consideró por unanimidad que «no es viable» porque el proyecto cuenta con una sola vialidad importante para llegada y salida de transporte público, taxis, autos particulares y peatones. Además, aún no cumple con las normas básicas de áreas verdes o cajones de estacionamiento.
«Estarían aumentando considerablemente el tráfico vehicular que hoy en día existe en la zona, esto debido a que las demás vialidades que rodean el sitio son extremadamente angostas y de uso habitacional principalmente», advierten los arquitectos en una misiva dirigida al gobierno yucateco. «Vemos con preocupación que pese a la gran promoción del complejo, no cuenta con un proyecto claro de solución urbana ni apego a la reglamentación municipal de construcción».
Sobre el tema del estacionamiento, el Gobernador Mauricio Vila expuso que en los alrededores del estadio (en las calles de la zona habitacional y centros comerciales) hay más de 9 mil cajones de estacionamiento, además de los mil 600 con los que se contará.
La vecina Geovanna lamentó que «pretenden que una buena parte del flujo vehicular que se genere para llegar a los espectáculos se estacione en las puertas de nuestras casas, porque nos han dicho que tendremos ‘la oportunidad’ de rentar los frentes, o sea de convertirnos en ‘viene vienes'».
José Antonio Téllez, director de la empresa Operaciones Juego de Pelota, afirmó en entrevista con el Diario de Yucatán que están trabajando con las autoridades para cumplir el reglamento entorno al estacionamiento y que las cuatro hectáreas son suficientes para el estadio en cuestión.
«Se eligió el terreno por una simple razón: urbanistas de todo el mundo coinciden en que un estadio debe construirse adentro de la ciudad, no afuera. Y en la zona urbana de Mérida no hay mejor sitio disponible», afirmó.
En un boletín previo, Téllez argumentó que la ubicación al norte de la ciudad toma en cuenta la conectividad, lo que permitirá que los visitantes podrán llegar en transporte público, caminando, en bicicleta, en taxis, servicio de apps o en vehículo propio.
No obstante, antes de que se ponga la primera piedra, aún falta que el Cabildo y el Congreso local –con mayoría panista como Vila– aprueben los permisos del megaproyecto.