«La base principal de los Bancos es erradicar el hambre, poder contribuir con la alimentación de todas esas personas que no tienen la posibilidad de acceder a una alimentación digna» dijo el Banco de Alimentos.
Miles de personas han pasado a recoger no sólo comida, sino también oportunidades y aprendizajes.
Por Inés Amarelo
Cuautitlán Izcalli (México), 3 de agosto (EFE).- Millones de mexicanos está en situación de pobreza y el hambre se agudiza debido a la pandemia del coronavirus. El Banco de Alimentos es uno de los organismos que lucha contra esta lacra dando, además de alimentos, educación nutricional a quienes más lo necesitan.
De acuerdo con datos oficiales previos a la pandemia, más del 40 por ciento de la población mexicana vivía en condiciones de pobreza -más de 53 millones de personas-. Y en el contexto actual, al menos 16 millones de personas han caído en pobreza extrema por ingresos, según la Universidad Nacional Autónoma de México.
El hambre es una de las consecuencias más devastadoras de la pobreza, pero también puede alcanzar a personas de otros estratos sociales y convertirse en una pandemia paralela a la del coronavirus, pero que lleva décadas siendo uno de los problemas más relevantes a nivel mundial.
Es por esto que numerosas organizaciones de la sociedad civil, ONGs e instituciones públicas mexicanas están tratando de poner el foco en las personas que, debido a la pandemia pero también antes, están en una situación alimentaria precaria.
Es el caso del Banco de Alimentos, que tiene sucursales en todo México que se coordinan entre ellas y canalizan las donaciones, pero que tienen cierta autonomía a la hora de decidir su organización y métodos.
El Estado de México, vecino de la capital, es una de las zonas con peores condiciones en cuanto a pobreza y delincuencia.
Y precisamente allí, en Cuautitlán Izcalli, en la periferia de Ciudad de México, se encuentra una de las sucursales del Banco de Alimentos que atiende a un padrón fijo de 18 mil 300 personas, que llegó a 23 mil durante la cuarentena gracias al aumento de donaciones.
Empresas de alimentación privadas donan todo tipo de comidas a esta organización que cada día reparte una despensa a personas, la inmensa mayoría mujeres, que les agradecen inmensamente su generosidad.
MÁS ALLÁ DE LLENAR LA NEVERA
Pero, según la filosofía de este Banco de Alimentos, no sirve de nada dar despensa a quienes lo necesitan si no se les enseña cómo preparar los alimentos para llegar a tener una dieta sana y equilibrada.
«La base principal de los Bancos es erradicar el hambre, poder contribuir con la alimentación de todas esas personas que no tienen la posibilidad de acceder a una alimentación digna. Trabajamos no solamente en que se lleven en una dispensa, sino también en que realmente impacte esa despensa que les entregamos», dijo a Efe Fabiola Sánchez, coordinadora de trabajo social.
Después de 21 años de la apertura de este lugar, miles de personas han pasado a recoger no sólo comida, sino también oportunidades y aprendizajes. Por ejemplo, Sánchez explicó que gracias a los talleres que imparten, muchos de ellos aprendieron recetas de productos que están vendiendo durante esta cuarentena para lograr un ingreso.
Por eso en este Banco de Alimentos cuentan con Ildefonso Álvarez, licenciado en nutrición y maestro en responsabilidad social que está a cargo del área nutricional.
«Buscamos no ser únicamente un programa de ayuda alimentaria que da despensas. Consideramos que el apoyo tenía que ser integral: además de dar alimento es importante dar información y orientación alimentaria y nutricional, si no, no contribuimos a arreglar un problema grave que tenemos en México que tiene que ver con el sobrepeso y la obesidad», explicó el chef.
SOBREPESO Y DESNUTRICIÓN
México es uno de los países con mayores índices de sobrepeso y obesidad, condiciones que afectan a tres de cada cuatro mexicanos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
«Por ejemplo, un muchacho que está limpiando parabrisas obtiene fácil algo de dinero, va a la tienda y se compra un pastelillo, que es de fácil acceso pero nutricionalmente aporta poco: mucha energía en azúcar y grasa. En zonas rurales es alarmante como conviven desnutrición y sobrepeso», dijo el experto.
Por lo anterior, los trabajadores y gerentes del Banco de Alimentos de Cuautitlán están muy agradecidos con todas las empresas y particulares que les donan alimentos, especialmente en esta época de cuarentena en la que, además, tienen que tener estrictas medidas de seguridad sanitaria para evitar un contagio masivo (que hasta ahora no ha llegado).
Ángeles Escalera, directora del organismo, recibió la semana pasada con agradecimiento el donativo de varias toneladas de pollo. En este caso, los más necesitados, fueron avisados para llevar su nevera y recibieron un poco de pollo cada uno, tipo de alimento que no siempre puede ofrecer este banco.
Cientos de empresas ayudan a que este gran problema que parece no remitir, pueda al menos estar controlado en pequeñas zonas. Además, a muchos de ellos les sale más barato donar lo que ya no pueden vender que tener que destruirlo. Todos ganan.
«No hace falta ver otros países, lo vivimos aquí en México. A los mexicanos nos gusta ayudar y es increíble pero hay gente que no sabe lo que es un yogur, no sabe que existe pan relleno», terminó Escalera.