La Antología esencial de la poesía mexicana es una versión «portátil» de los dos gruesos volúmenes (casi dos mil páginas y más de dos millares de poemas) de la Antología general de la poesía mexicana, también publicada por Océano. La Antología esencial no sustituye a la Antología general que, por cierto, los lectores siguen adquiriendo, sino que ofrece una propuesta intermedia de lectura en un solo volumen.
Ciudad de México, 3 de febrero (SinEmbargo).- Desde un principio este proyecto editorial se propuso en tres etapas: la gran suma de la Antología general (en sus dos volúmenes), el volumen intermedio que es la Antología esencial y, finalmente, la Antología mínima de la poesía mexicana: un tomo que se publicará luego de Antología esencial. El motivo es muy preciso en su humildad: Poner al alcance de los lectores, y no sólo de los lectores de poesía, y no sólo de los poetas, obras antológicas que abran el apetito para seguir leyendo poesía mexicana.
Detrás de todo este trabajo está el poeta e investigador Juan Domingo Argüelles, originario de Chetumal, Quintana Roo, un hombre comprometido con las letras y muy solícito, que habla la mar de bien de Sor Juana, como de Hernán Bravo Varela, uno de los poetas de nuestro tiempo antologado.
Hay esta Antología esencial nombres primordiales de nuestra lírica (Nezahualcóyotl, Sor Juana, Díaz Mirón, Othón), pasando por los poetas fundadores de nuestra modernidad (Gutiérrez Nájera, Nervo, Tablada, González Martínez, Rebolledo, López Velarte, Tablada), los más altos exponentes de la poesía mexicana contemporánea (Pellicer, Leduc, Gorostiza, Novo, Villaurrutia, Huerta, Paz, Castellanos, Sabines, Pacheco, Lizalde, Deniz), hasta llegar a los autores más recientes cuya obra ya posee una recepción entusiasta por parte de los lectores y una valoración significativa de la crítica especializada (Kenia Cano, Lulio Trujillo, María Rivera, Hernán Bravo Varela, Diego José, entre otros).
–La revolución de la literatura mexicana se da por la poesía, ¿es así?
–Por supuesto. Creo que es así. No sólo en México, el gran género literario de todas las épocas es la poesía. Con ese género se inicia la literatura. En el caso de la poesía mexicana es la poesía como generadora no sólo de emociones sino también de ideas. En México no olvidemos como en el caso de la Independencia, que va a acompañada por la poesía del siglo XIX, también en el caso de la Revolución, va acompañada de los corridos, de la poesía popular, mucha de la poesía del siglo XX refleja la realidad social de la época.
–¿Quién es el poeta nacional Octavio Paz o Xavier Villaurrutia?
–Yo lo plantearía del siguiente modo. Para mí el más grande poeta de la historia es Sor Juana Inés de la Cruz. A mí me parece que Sor Juana se adelanta a todos y a todo. Estamos hablando de una poeta de la época virreinal, de la colonia y que de alguna manera para los españoles forma parte también de la poesía española. Creo definitivamente que cuando hablamos de la poesía es que un poema grandioso no sustituye a otro. Para mí, Ramón López Velarde no está agotado. Sigue dándonos de qué hablar y ese gran poeta complejo que descubrió Xavier Villaurrutia y que luego volvió a tomar Octavio Paz. La poesía mexicana tiene unas figuras extraordinarias. El siglo XX es el gran siglo de la poesía mexicana y especialmente el ciclo de Los Contemporáneos. Posteriormente tenemos a autores tan intensos como Octavio Paz, Rubén Bonifaz Nuño, Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Dolores Castro, Margarita Michelena. Ya no son poetas recientes, sino configurados como importantes en nuestras letras. Lo mismo Coral Bracho, David Huerta, Francisco Hernández, Javier Sicilia, Marco Antonio Campos, todos estos grandes poetas que ya tienen un lugar en ese panorama. Y después los poetas que vinieron en la década del ’60 y la década del ’70. Es una corriente literaria muy rica.
–Claro que hay gustos. A mí me parece que Xavier Villaurrutia hubiera escrito los versos ayer, tan moderno que resulta. Juan Villoro por otra parte defiende muchísimo a Ramón López Velarde
–Es que Ramón López Velarde es el fundador de esa modernidad. No nos ponemos de acuerdo si es él primero o es José Juan Tablada, si es Efrén Rebolledo; indudablemente quien hace al poeta como parte de esa modernidad es Ramón López Velarde. Lo que pasa con él es que es un poeta mucho más privado para la poesía nacional, para la poesía mexicana, mucho menos universal, pero Jorge Luis Borges se sabía de memoria “La suave patria”. Había una magia en la poesía de Ramón López Velarde que era apreciado por grandes escritores.
–Acaba de sacar Luis Felipe Fabre un ensayo sobre Salvador Novo, donde dice que era un poeta más propositivo que José Gorostiza, que era un poeta más formal
–No he leído todavía el trabajo de Fabre, pero creo definitivamente que Novo es uno de nuestros grandes autores. En distintas vertientes. En Los Contemporáneos teníamos a poetas tan grandiosos como Xavier Villaurrutia, como Gilberto Owen, como José Gorostiza, como Carlos Pellicer y por supuesto a Salvador Novo. Tiene una extraordinaria época de la poesía amorosa, que escribió maravillosos poemas de amor, pero también tiene la poesía escatológica, burlesca, de una fuerza tan extraordinaria, después de Francisco de Quevedo no se han escrito poemas así…
–Salvador Novo se parece, efectivamente, a Francisco de Quevedo…
–Claro. Viene de allá. Estos sonetos que escribió, estos sonetos burlescos donde a la vez tiene una gran virtud, habla de su homosexualidad y asume como tal la homosexualidad sin que se sienta escarnecido; reivindica la parte escatológica de la poesía, pero tiene una capacidad para herir, para colocar ese golpe que quiere dar cuando trata de defenderse. Nadie quería tener como enemigo a Novo. Esas sátiras, esos epigramas, son de una maestría extraordinaria.
–Tampoco nos podemos olvidar de Carlos Pellicer
–No, como dice Gabriel Zaid, “al leer a Carlos Pellicer se limpia uno los ojos”. Lo que trae es el paisaje, el sol, el trópico y tiene unos poemas maravillosos. Creo que es otro de los grandes autores que cuando uno lo lee se da cuenta de que es un poeta de muy joven, de que en la adolescencia escribió poemas ya extraordinarios.
–¿Cómo hiciste la selección de los nuevos poetas?
–Yo veo el asunto así: como de un principio planteamos la antología, es decir, se la propongo a Rogelio Villarreal Cueva, que es un gran lector de poesía. Planteo un gran corpus de poetas vivos y muertos, con más de 800 autores. Luego de hacer una selección, es decir, uno tiene que hacer la antología y tiene que incluir a Octavio Paz, a Díaz Mirón, a Ramón López Velarde, pero la complicación siempre viene con los autores que tienen una obra en proceso. Hay autores vivos como Eduardo Lizalde, que a pesar de que él pueda publicar un poemario mañana, ya tiene la obra completa, ya publicó lo más importante de su obra. Lo que planteé fue un corpus desde la época prehispánica hasta nuestros días, con 288 autores, en dos gruesos volúmenes, de casi dos millares de páginas, la Antología general de la poesía mexicana. La Antología esencial de la poesía mexicana tiene el propósito de hacer el volumen portátil, con 100 autores, representativos de esa gran antología general. El libro comienza con Nezahualcóyotl y termina con Hernán Bravo Varela, nacido en 1979. La antología forma públicos de poesía y eso es lo que principalmente deseamos. Hay una tercera etapa en proceso, la Antología mínima de la poesía mexicana. Contendrá a esos poetas y a esos poemas que ningún mexicano debería ignorar.
–¿Qué piensas de la poesía mexicana actual? Hay quienes dicen que está en una etapa de formalidad feroz y que le falta sentimiento…¿crees eso?
–No, para nada. Hay mucha poesía y mucha diversidad. Después de la lectura exhaustiva que he hecho de la poesía mexicana reciente una de las características que la define es justamente su diversidad. En esa diversidad cada quien está escribiendo como se le da la gana y en ese escribir la poesía no está condicionada por el éxito comercial. Como la poesía no vive del mercado, los poetas están escribiendo no para el mercado sino para ellos mismos.
Juan Domingo Argüelles es originario de Chetumal, Quintana Roo. Realizó estudios de Letras Hispánicas en la UNAM. Como poeta, ensayista, crítico literario y editor, sus trabajos comprenden varios volúmenes. Es director editorial de IBERO, Revista de la Universidad Iberoamericana y columnista de temas culturales en diversas publicaciones periódicas, entre ellas los diarios El Financiero y La Jornada, y la revista Quehacer Editorial. Ha abordado el tema de la lectura en: ¿Qué leen los que no leen? (2003), Leer es un camino (2004), Ustedes que leen (Océano, 2006), Antimanual para lectores y promotores del libro y la lectura (Océano, 2008), Del libro, con el libro, por el libro… pero más allá del libro (2008), Si quieres… lee (2009), La letra muerta (Océano, 2010) y Escribir y leer con los niños, los adolescentes y los jóvenes (Océano, 2011). Es responsable de los libros antológicos: Dos siglos de poesía mexicana (Océano, 2001 y reeditado en 2009) y Antología general de la poesía mexicana. De la época prehispánica a nuestros días (Océano, 2012), Antología General de la poesía. Poesía del México actual. De la segunda mitad del siglo XX a nuestros días (Océano 2014) y Breve antología de poesía mexicana impúdica, procaz, satírica y burlesca (Océano exprés 2015).