La escritora española defiende su posición en la posguerra y completa la serie sobre la Guerra Civil Española con la novela Los pacientes del doctor García. «Soy una escritora anti-sistema», se declara.
Ciudad de México, 2 de diciembre (SinEmbargo).- Hay muchas historias de posguerra en España y Almudena Grandes (Madrid, 1960) no va a poder contarlas a todas. Mientras tanto, está empeñada en terminar su serie, sabiéndose una “escritora antisistema”, no puesta para definir si hubo buenos o malos en la Guerra Civil Española, sino para saber que la República “era lo mejor que nos podía pasar” y a cambio hubo una cruel dictadura, que duró 40 años.
“Cuarenta años de represión atroz para bordar en el alma de los españoles el ideal imperial y ultracatólico no han servido para mucho porque, tras su muerte, la sociedad española dejó de tener que ver. Esa herencia se evaporó en la vida cotidiana, en los usos, en las costumbres. Sin embargo, queda una imagen del propio Franco que a él le habría gustado bastante”, supo decir Almudena Grandes al periódico El País, una imagen que ella no tiene ningún empacho en contradecir.
“Franco fue el mayor criminal de Europa Occidental, que ostenta el récord de mayor número de muertos en tiempos de paz de Europa Occidental, Franco fue un dictador fascista, sanguinario y fue una calamidad para mi país. No hay nada que reivindicar de su figura ni de su obra”, clama Grandes.
Viene a presentar su nueva novela sobre la serie de la Guerra Civil Española, Los pacientes del doctor García, un fascinante thriller y novela de espías, tal como lo vende la editorial, aunque la esencia de la novela es precisamente como ser héroe, casi por casualidad o por azar, en un mundo lleno de héroes silenciosos, que debieron pasar tanto tiempo de sojuzgamiento desde la Segunda Guerra Mundial y el franquismo.
Tras la victoria de Franco, el doctor Guillermo García Medina sigue viviendo en Madrid bajo una identidad falsa. La documentación que lo libró del paredón fue un regalo de su mejor amigo, Manuel Arroyo Benítez, un diplomático republicano al que salvó la vida en 1937. Cree que nunca volverá a verlo, pero en septiembre de 1946, Manuel vuelve del exilio con una misión secreta y peligrosa. Pretende infiltrarse en una organización clandestina, la red de evasión de criminales de guerra y prófugos del Tercer Reich que dirige desde el barrio de Argüelles una mujer alemana y española, nazi y falangista, llamada Clara Stauffer. Mientras el doctor García se deja reclutar por él, el nombre de otro español se cruza en el destino de los dos amigos. Adrián Gallardo Ortega, que tuvo su momento de gloria como boxeador profesional antes de alistarse en la División Azul, para seguir luchando como voluntario de las SS y participar en la última defensa de Berlín, malvive en Alemania, ignorando que alguien pretende suplantar su identidad para huir a la Argentina de Perón.
Esa es la sinopsis y esta es la entrevista con la gran Almudena Grandes.
–Cuántas historias hay de la posguerra, muchísimas
–Hay muchísimas y no sé si yo las voy a poder contar todas. El impulso que me llevó a escribir esta serie fue descubrir que los españoles vivimos dentro de una mina de oro. Pisamos un filón de historias desconocidas, a veces tan grandes como la invasión del Valle de Arán, historias que no se han contado y eso es como el sueño de un novelista.
–Tienes muchos lectores y ¿qué te dicen?
–Me dicen los lectores que no son novelas históricas, es que las novelas históricas las suelen protagonizar la emperatriz Carlota, los Presidentes, las reinas, los reyes y sin embargo en mis novelas lo que cuenta es la historia desde abajo. Cuenta la historia a través de la vida privada de la gente corriente, lo que para mí es un camino tan bueno como cualquier otro para contar la historia de las sociedades. Una cosa que me gusta es que el doctor García y su amigo Manolo Arroyo, que son los protagonistas de esta novela, es que ellos no son gente corriente, sino que ellos se meten en unos líos fregados, toman riesgos y peligros que algunos héroes profesionales no afrontarían y se comprometen por los impulsos y las razones que llevan a comprometerse a la gente corriente. Por amistad, por lealtad, por gratitud, por ese tipo de cosas por las que asumiríamos riesgos cualquiera de nosotros. Ese es el tipo de historia que me interesa contar, no me interesa contar historias de reyes y reinas, me interesa contar la vida privada de la gente corriente.
–Los héroes y las heroínas, ¿dónde están hoy en España?
–Lo que está pasando es poco heroico, la verdad. Creo que de todos los adjetivos esdrújulos que se suponían que iban a caracterizar el proceso, el que ha prevalecido es el ridículo. Creo que el proceso catalán es muy característico de estos tiempos, del siglo XXI. Las verdaderas revoluciones siempre van de abajo hacia arriba y siempre parten de los márgenes para invadir al centro. Y el proceso catalán se ha estructurado de arriba hacia abajo y se ha originado en el propio centro del poder. Eso como revolución es discutible, una revolución ordenada desde el poder. Donde los gobiernos convocan huelgas y pasan cosas inverosímiles. Es un proceso donde no hay héroes ni heroínas, la verdad. Los héroes y las heroínas en todo caso podrían seguir siendo las personas anónimas que luchan por las condiciones de la vida de la gente, en Barcelona, en Madrid, en el resto del mundo.
–¿Tus novelas como están dentro de lo que es España hoy?
–Mis novelas tienen mucho éxito, Tengo muchos lectores y para mí es importantísimo tener lectores porque yo me he convertido en una escritora anti-sistema. La mayoría de los escritores que novelan la historia reciente de mi país escriben novelas desde el punto de vista de la equidistancia. Los dos bandos fueron igual de malos, los dos bandos hicieron cosas horribles y yo me niego a participar de eso. Yo tengo muy claro que en España hubo un bando que representaban los valores democráticos y otro bando que representaba los valores del fascismo. Tengo muy claro adonde pertenecer y quiénes eran los buenos y quiénes eran los malos. A pesar de todo yo publico, vendo muchos libros y mis libros se leen porque tengo lectores maravillosos que me siguen y me sostienen. Mientras mis lectores me den de comer, yo seguiré existiendo y escribiendo los libros que a mí me parece que tengo que escribir. En el momento que me dejen de sostener, tendré que hacer libros que me mande mi editor. No serán los mismos.
–¿Cómo ves entonces la posición de Javier Cercas, que acaba de sacar una novela de posguerra, El monarca de las sombras, donde dice que había buenos de un lado y del otro?
–Vale, yo es que no me meto con la posición de los demás, cada uno es muy libre de opinar, pero yo, por supuesto, te diré que había buenas personas y malas personas en los dos bandos, pero ha habido buenas personas y malas personas en cualquier guerra del mundo, desde los asirios. Sin embargo, creo que la victoria de Francisco Franco fue la gran catástrofe de la historia de España, no solamente por lo que supuso sino por la posibilidad con la que acabó. La gran oportunidad de España fue la segunda República y creo que los republicanos encarnaban el mejor futuro posible para mi país. De ahí no me muevo.
–En el siglo XXI la democracia se ha vuelto un poco complicada
–La democracia siempre es complicada y muchas veces efectivamente los resultados te pueden llevar a discutir la idoneidad de la democracia. Lo que hay que hacer es aparcar la ingenuidad, la derecha siempre tiene el poder, siempre tiene el dinero, los medios de comunicación…particularmente en España la situación de los medios de comunicación es patética, en el sentido de que por ejemplo durante el conflicto catalán, la Generalitat daba una información sesgada, pero Antena 3 y todos los otros medios daban igual una información sesgada al otro lado. Es difícil, pero sigo creyendo en la democracia. Es el mejor de todos los sistemas posibles, ya sé que no es perfecto, ya sé que es manipulable, ya sé que es mejorable, pero me parece el mejor de todos los sistemas posibles. Lo que hay que esperar es que la izquierda supere de una vez la ingenuidad de hacer como que no se cree que pasan las cosas que todos sabemos que pasan.
–¿Cómo está el tema con los autores españoles, es decir conversan con Fernando Aramburu, Rosa Montero, Elvira Lindo, el propio Javier Cercas?
–Mira, Mónica, en España soy una escritora anti-sistema. Escribo sobre el pasado desde una posición que no comparte nadie más. Porque en general la mayoría de los escritores que has citado son partidarios de la equidistancia de la que te hablaba antes. Bueno, salvo Fernando Aramburu, que ha escrito sobre otro conflicto. Con todos tengo una muy buena relación personal, pero me siento bastante francotiradora en el ámbito de la literatura española contemporánea.
–¿Quién fue Francisco Franco?
–Franco fue el mayor criminal de Europa Occidental, que ostenta el récord de mayor número de muertos en tiempos de paz de Europa Occidental, Franco fue un dictador fascista, sanguinario y fue una calamidad para mi país. No hay nada que reivindicar de su figura ni de su obra.
–¿Qué vas a hacer ahora, porque después de semejante novelón?
–Voy a escribir la quinta novela de la serie, un poco más cortita, que es una novela de los años 50, de una época en la que ya no había épica, fueron los años de plomo, del nacional-catolicismo, cuando España se volvió un país muy gris, muy polvoriento, escribiré una novela pequeña que pasa en un manicomio. Y luego acabaré la serie. Para mí esta serie siempre ha sido un privilegio y lo sigue siendo, así que lo voy a apurar hasta el final.