En los negocios no hay amigos. En política internacional tampoco, y Washington nunca ha sido amigo de México. Estados Unidos es un socio comercial, que hasta el momento ha obtenido buenos frutos de su relación con el país que ahora pretende desconocer: México, una Nación que no hizo su tarea y se confió del poderoso vecino del norte, dicen expertos en negocios y política internacional en entrevista con SinEmbargo.
Ciudad de México, 2 de diciembre de 2016 (SinEmbargo).- México confió en su socio comercial Estados Unidos y nunca entendió que en política internacional, no hay amigos, sólo intereses; por lo que hoy, desafortunadamente está a merced de lo que decidan las compañías trasnacionales y Donald Trump, presidente electo de esa nación cuando arribe a la Casa Blanca, dijeron analistas consultados por SinEmbargo.
“Desafortunadamente nuestra vulnerabilidad está determinada por lo que las empresas trasnacionales decidan, pero también en lo que decida la política administrativa de Trump, que es imponer barreras al comercio en la frontera”, dijo Raymundo Tenorio Aguilar, director de las carreras de Economía de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
La “ola proteccionista” de Donald Trump demostró la debilidad estructural de México, al ser un país monoexportador, con una débil estrategia empresarial para buscar otros mercados, agregó el economista.
Ayer Wilbur Ross, designado como el próximo Secretario de Comercio de Estados Unidos, habló una vez más sobre México al referirse a la negociación que Trump propuso sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
“El TLC necesita ser arreglado. México no va a desaparecer, Canadá ciertamente no va a desaparecer. Pero hay cambios que se necesitan”, dijo Ross en entrevista con la cadena Fox Business en Nueva York.
Pero antes, un día después del triunfo de Trump, dijo a Yahoo Finance: “No habrá guerras comerciales, y diré por qué: veamos al peso mexicano. La razón por la que ha colapsado es porque todo mundo sabe que los mexicanos tendrán que hacer concesiones. Punto”, dijo Wilbur Ross. “Representamos 80 por ciento de las exportaciones totales [de México]. Eso es enorme […]. Cuando uno es el cliente del 80 por ciento [de las exportaciones] de alguien, ¿realmente peleará conmigo? No, va a negociar”.
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Ross tiene razón. México, a pesar de que pudo diversificar sus exportaciones con más de 40 países con los que tiene tratados, confió en uno solo: Estados Unidos.
“En política internacional no hay amigos, hay intereses. En los últimos 40 años los intereses de México y Estados unidos fueron convergentes. El Tratado de Libre Comercio ha beneficiado a los dos países”, dice Jorge Chabat, investigador de la División de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Sin embargo, aunque el TLC benefició a ambos países, no fue aprovechado al máximo por Mexico, pues enfrentará a la nueva posición del Gobierno estadounidense con un mercado productivo débil, donde la estrategia de desarrollo de cadenas productivas para sustituir importaciones y elevar el contenido nacional no se realizó.
No lo hicieron los empresarios trasnacionales, pero tampoco hubo incentivos suficientes por parte del Gobierno mexicano para que las compañías desarrollaran la cadena de proveedores nacionales al máximo, explicó Tenorio Aguilar.
“Es claro que el modelo de apertura global se ha agotado y ha demostrado las debilidades de México, que es concentrar en un solo socio su comercio. Es culpa del Gobierno y también también de los empresarios”, dijo Tenorio.
Hace unos días Gabriela Cuevas Barrón, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la República, explicó en entrevista con este medio digital que México “no puede negociar con Estados Unidos, ni con ningún otro país una situación ventajosa, si no está fortalecido internamente”.
La Senadora del Partido Acción Nacional (PAN) advirtió que los gobiernos permitieron que Petróleos Mexicanos (Pemex) esté “carcomido por la corrupción”, aunado a un abandono del campo y una estrategia industrial fallida.
“Necesitamos fortalecer las capacidades internas, porque no habrá ni tratado ni Presidente, ni otros países que nos convengan más que eso”, consideró la Senadora.
Los errores de México no sólo se circunscriben al ámbito económico, pues el Gobierno ha fallado en otorgar certeza de Estado de Derecho a los empresarios.
Ayer, el Barómetro de Empresas Deloitte 32, una encuesta realizada a 999 directivos de empresas importantes ubicadas en el país, reveló que los principales obstáculos para el crecimiento sostenido de la economía son “la corrupción, la inseguridad y la impunidad”.
Los encuestados opinaron que el Gobierno mexicano no ha avanzado en la reducción de obstáculos para el desarrollo económico y tampoco a mejorado su eficiencia.
“No sólo no ha mejorado la percepción de los directivos en torno a la gestión del Gobierno, sino que el combate a la corrupción, la reducción de la inseguridad pública, el combate a la impunidad y asegurar la rendición de cuentas, son los aspectos peor calificados desde diciembre de 2015”, dice la encuesta de Deloitte.
A pesar de esos obstáculos, México es un país atractivo para la Inversión Extranjera Directa (IED), principalmente por su mano de obra barata y bajos costos logísticos y de integración.
De acuerdo con Tenorio Aguilar, la compañía Carrier se ahorraría 665 millones de dólares en costos laborales en un lapso de 10 años con el traslado de su planta a Monterrey, Nuevo León.
Traslado que Trump frustró: “¿Quién le va a compensar esos ahorros en costos laborales? Habrá qué ver el tipo de incentivos que está ofreciendo Trump a estas empresas”, dijo.
TRUMP NO ES REALISTA
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Los expertos mantienen la esperanza para México en la tesis de que las promesas de Donald Trump, no son realistas.
“Esta idea de Trump de que puede romper los nexos económicos con México no es realista. Él piensa que vivimos en los años 30, sus amenazas van a afectar a empresas estadounidenses; no es fácil que lleve su plan a cabo, lo hará hasta que haya respuesta adentro”, dijo Jorge Chabat.
Chabat recordó que aún los países que presumen un mercado interno importante, importan y exportan productos. Las promesas de Trump se enfrentarán pronto a las presiones internas de Estados Unidos.
“La verdad estamos en el siglo XXI donde todas las economías están globalizadas, el proceso no se puede revertir y a corto plazo habrá problemas”, añadió.
Tenorio Aguilar coincidió con el internacionalista al considerar que los contrapesos internos en Estados Unidos, determinarán el “verdadero alcance de los riesgos” de la política económica que propone Trump.
“La única estrategia emergente que se puede tener ahorita es buscar aliados en los estados de la frontera norte, el sur de Estados Unidos, como Texas, Nuevo México, Arizona, California, en donde la afectación a sus intereses es latente”, dijo el economista.