Arnoldo Cuellar
02/11/2017 - 9:01 am
Hunde a Guanajuato la ineptitud política
La entidad se hunde en un baño de sangre que no ha hecho más que crecer en los últimos meses, que inunda las páginas de los diarios y nos coloca en la cima de los índices que miden la criminalidad a nivel nacional.
La entidad se hunde en un baño de sangre que no ha hecho más que crecer en los últimos meses, que inunda las páginas de los diarios y nos coloca en la cima de los índices que miden la criminalidad a nivel nacional.
Esto ocurre después de que el actual gobierno vendió la idea de que la seguridad era una de sus preocupaciones y le destinó a tal efecto una inversión histórica, más de tres mil millones de pesos si se incluye lo gastado por municipios, en un sistema de prevención electrónica que se ofreció como una vacuna frente a lo que pasaba en otras partes del país.
Hoy sabemos que las cámaras y arcos de Escudo no sirven para maldita la cosa. Que el sistema fue un pretexto para un gran contrato que seguramente repartió comisiones de forma indiscriminada. Y que los altos mandos de la seguridad en Guanajuato son los responsables de habernos arrastrado a un abismo de violencia que ya amenaza los logros en atracción de inversiones y turismo, las dos únicas cosas presumibles de los gobiernos panistas en Guanajuato.
Sin embargo, frente a ese panorama no vemos políticos que se atrevan a tomar el tema y afrontar el reto. Ni uno de los políticos de Guanajuato que tienen responsabilidades o que quieren llegar a tenerlas, ha hecho un solo pronunciamiento serio sobre la espiral de violencia que vivimos.
Lo único que escuchamos son justificaciones, pretextos y escabullidas. Cuando no tiene la culpa la situación mundial, es el gobierno federal, las reformas legales (que ellos mismos avalaron e hicieron) o los políticos del pasado.
Hay en Guanajuato por lo menos una docena de personajes de tres o cuatro partidos políticos que están buscando la candidatura a gobernador. Es hora que ninguno de ellos se sienta frente a un auditorio (el que sea: una universidad, los medios, sus propios correligionarios) a ofrecer un plan integral para tratar de devolver la tranquilidad a Guanajuato.
Están inmersos solo en la ambición. Se supeditan al querer llegar a posiciones de poder por los altos sueldos que pueden cobrar, que no lograrían si ejercieran sus distintas profesiones en las cuales por cierto casi ninguno se distingue. Se mueren por ejercer los grandes presupuestos que permiten pingues negocios, todavía, ante la debilidad de la fiscalización y la rendición de cuentas.
Si cualquiera de estos políticos que dentro de poco estarán buscando nuestro voto, empiezan con promesas vagas solo para después, cuando lleguen al cargo, refregarnos en la cara que no pueden hacerlo y que la responsabilidad de la inseguridad “es de los padres de familia”, como quiere pontificar Miguel Márquez ahora, lo mejor será que los mandemos de regreso a sus casas.
La hora de los ciudadanos está por llegar. Vendrá después de que pase la hora de los partidos, donde en ausencia de democracia los puestos se reparten solo como un intercambio de favores.
Allí es donde algo podremos hacer, simple y sencillamente para que aquellos que quieren vivir de nuestro dinero a todo lujo, nos devuelvan mínimamente un esfuerzo decente por tratar de mejorar la vida de todos.
Es hora de que dejen de vernos la cara. Es hora de que nosotros dejemos de permitir que nos la vean.
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