Ciudad de México, 2 de noviembre (SinEmbargo).- Hace exactamente una semana, el líder del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, realizó un mitin en el Zócalo del Distrito Federal al que acudieron miles de seguidores. La movilización había sido convocada desde el 15 de septiembre, y coincidió con la fecha en que se cumplía un mes de la desaparición de los 43 normalistas de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero.
De ese modo, el propósito original del mitin –exigir la renuncia del Presidente Enrique Peña Nieto– mutó a la demanda de que los 43 estudiantes sean presentados con vida y se juzgue a los autores materiales e intelectuales del hecho, así como a las autoridades responsables. De paso, López Obrador se deslindó del ex Gobernador Ángel Aguirre Rivero y del ex Alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, acusado de tener nexos con el crimen organizado y de presuntamente haber ordenado el ataque a los normalistas de Ayotzinapa. El líder de Morena aseguró que no lo conocía.
Ese mismo día, el diario Reforma publicó que el actual Diputado local en Guerrero, Oscar Díaz Bello, afirmó que en 2012 había advertido a López Obrador de los nexos criminales de Abarca, a pesar de lo cual el tabasqueño avaló su candidatura para la alcaldía de Iguala.
Díaz Bello se refirió a un mitin de López Obrador en Iguala el 12 de mayo de 2012, cuando contendía -por segunda vez- a la Presidencia de México. El actual legislador local era en ese momento precandidato a la presidencia municipal de Iguala; uno de sus contendientes para conseguir la candidatura de la coalición del Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC) era Abarca.
Un tercer hecho ocurrió ese mismo día: el dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), César Camacho Quiroz, reaccionó a la nota de Reforma acusando a López Obrador de complicidad por la desaparición de los 43 normalistas.
En su cuenta de Twitter, Camacho Quiroz escribió “@lopezobrador_ es cómplice, al menos por omisión; debe explicar por qué apoyó al Alcalde de Iguala, sabiendo de sus nexos con narcos” . En otro comentario, expresó que “La información indica que @lopezobrador_ ha incumplido su obligación cívica de denunciar un delito, y peor si lo encubrió”. En un tercer tuit, expuso que de ser cierta la información de Reforma, “el sospechoso silencio de @lopezobrador_ cobra sentido”. Cada uno de los comentarios del dirigente priísta fue compartido más de mil veces.
Y así comenzó una de las peores semanas para el líder de Morena, con un golpeteo mediático y en redes sociales que especialistas entrevistados por SinEmbargo consideraron como una reedición de la campaña sucia promovida en su contra en 2006, cuando contendió por primera vez a la Presidencia, o del escándalo provocado en 2004 por la publicación de videos en que se ve a René Bejarano y Carlos Ímaz -entonces funcionarios del gobierno capitalino, al frente del cual estaba López Obrador- recibiendo dinero del empresario Carlos Ahumada.
LA “CAJA CHINA” DEL PRI
El lunes 27, los dirigentes de los grupos parlamentarios del PRI en la Cámara de Diputados y el Senado, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón, se sumaron a los cuestionamientos a López Obrador por lo que consideraban una complicidad con Abarca Velázquez.
Según el Diputado Beltrones el silencio que mantenía López Obrador lo hacía «cómplice o tapadera de delincuentes”, como acusó en un comunicado. En dicho documento, señaló también que «quienes buscan eludir su responsabilidad al haber apoyado al edil prófugo actúan como sus cómplices”.
Mientras, el Senador Gamboa Patrón exigió que López Obrador explicara su relación con Abarca. En una entrevista con Grupo Imagen, declaró que el dirigente de Morena “tiene que aclarar [su relación con Abarca] y la PGR lo tiene que saber. Cuál es su intimidad con el señor Abarca, hasta dónde lo apoyó, hasta dónde le hizo caso al Diputado Díaz que le dijo que sabía perfectamente que el señor Abarca estaba metido en relaciones malas con el crimen organizado. Es lo que tiene que ir a aclarar”.
Por si no bastaran los pronunciamientos de los tres dirigentes priístas, el Comité Ejecutivo Nacional del PRI emitió un comunicado en el que pidió al tabasqueño “al menos, una explicación al respecto, sin perjuicio de que precise sus vínculos personales y políticos así como la información que conozca y que eventualmente contribuya a la investigación de los hechos delictuosos en torno de la desaparición de estudiantes de Ayotzinapa, pues llama la atención el sospechoso silencio que López Obrador ha mantenido hasta hoy, lo cual, sugiere, mínimamente, una omisión cómplice”.
Los otros dos principales partidos políticos también contribuyeron a los cuestionamientos sobre una supuesta complicidad.
“Sin distingo de partidos, exigimos una explicación a quienes se hayan quedado callados cuando fueron alertados. Sería gravísimo que el silencio cómplice haya permitido a estos delincuentes llegar al poder y provocar esta terrible tragedia”, dijo el presidente nacional del Partido Acción Nacional, Ricardo Anaya.
Por su parte, Miguel Barbosa, perredista y presidente del Senado, expresó: “Se están apurando a hablar los personajes de que ni siquiera lo conocían y nunca lo habñian tardado [a Abarca] pero tendrá que ser producto de una investigación lo que revele si es verdad”.
Ese mismo día comenzaron a circular en redes sociales fotografías de López Obrador con el ex Edil de Iguala y su esposa, hoy prófugos, que después fueron retomadas por la prensa.
Las imágenes corresponden al día del mitin del tabasqueño en Iguala en 2012, evento en el que Díaz Bello, según ha dicho, le entregó una carpeta con información sobre los vínculos con el narcotráfico de la esposa de Abarca, María de los Ángeles Pineda Villa.
La difusión de las imágenes generó una polémica entre los seguidores de López Obrador y sus críticos. En Twitter incluso se creó el hashtag #MientoEnDomingoComoAMLO, con comentarios y cuestionamientos sobre lo dicho por el líder de Morena el domingo, que a su parecer se refutaban con las fotografías con Abarca.
Los seguidores de López Obrador crearon, a su vez, el hashtag #SubeTuFotoConAMLO, con la intención de compartir fotografías de los ciudadanos con el político y cuestionar que se hiciera una descalificación a partir de una imagen.
El hashtag también sirvió para que algunos usuarios de esa red social aprovecharan para mostrar fotos de López Obrador durante su etapa en el PRI y luego en el PRD, al lado de personajes como Rosario Robles, hoy funcionaria del gobierno federal priísta.
Otros usuarios publicaron fotografías de Abarca con varios políticos, incluidos el Presidente Enrique Peña Nieto y el Jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, como una forma de sugerir que si una imagen con Abarca era incriminatoria, tendría que investigarse a todos los que aparecen en ellas.
Pero ninguna de esas imágenes, algunas en apariencia trucadas, generó tanta polémica como la de López Obrador.
Para Ivonne Acuña Murillo, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana, fue una forma de desviar la atención del caso de los normalistas desparecidos, y un intento de encauzar la responsabilidad hacia otro actor. “Parecería que es un intento por evadir responsabilidades, aunque en realidad lo que está pasando en Iguala es responsabilidad del Estado en todos sus niveles”, expresa.
“El gobierno y el PRI están buscando todo lo que sea posible para desviar la atención del gran problema que tiene. No lo han logrado, [pero] lo han intentado, es evidente”, dice Telésforo Nava Vázquez, profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Iztapalapa.
Con el “golpeteo” a López Obrador el gobierno está tratando de aplicar la estrategia de la “caja china”, dice Nava aludiendo a aquella fórmula exhibida en la película La dictadura perfecta, en la que se muestra cómo un político trata de desviar la atención de un escándalo que él protagoniza, generando otro escándalopara distraer al ojo público.
Mas esta vez, considera el investigador, “‘la caja china’ no les ha operado”.
Eduardo Bueno, también académico de la UIA, opina que la polémica provocada en torno a López Obrador no tuvo tanta importancia en la opinión pública, «porque para la opinión pública lo importante es la responsabilidad de la aparición y la responsabilidad política de lo ocurrido [en Iguala]”.
El politólogo y sociólogo señala que el gobierno ha estado usando una “estrategia de descompresión”, es decir que va soltando datos poco a poco, como para ir preparando a la opinión pública para la difusión de una información importante.
Acuña Murillo apunta su hipótesis en la misma dirección, al mencionar que en los últimos días el gobierno ha estado comunicando, de forma inusual, los supuestos avances en la investigación del caso, como si anticiparan dar una noticia relevante.
«Da la impresión de que algo saben, de que están próximos a dar una noticia en torno a encuentros y hallazgos de los estudiantes, pero ya no vivos. Entonces había que colgarle los cadáveres a alguien”, considera.
EL TRASFONDO: ELECCIONES EN 2015
La interpretación de Bueno es que López Obrador intentó vincular lo ocurrido con los normalistas con el posicionamiento político de su partido y eso mandó una señal de alerta al gobierno, que está tratando por todos los medios de evitar una polarización social en el país. De ahí vino la respuesta de la dirigencia priísta de acusar una supuesta complicidad entre el tabasqueño y Abarca.
Para Nava, el “golpeteo” a López Obrador se entiende más bien como una forma de operar común en la clase política, donde hay intereses en pugna y todos “aprovechan para golpear al de enfrente y tratar de posicionarse mejor”. De ese modus operandi, señala el especialista en la izquierda mexicana, no está exento López Obrador.
En esa misma lógica Nava explica las fotografías entre el líder de Morena y Abarca, pues dice que es muy común entre la clase política que quienes aspiran a cargos públicos traten de tomarse la foto con los altos mandos de sus partidos. A los políticos de mayor jerarquía les conviene porque construyen su fuerza a partir de ir colocando a personas que han contado con su ayuda, para después llamarlos a que los apoyen a ellos.
Pero más allá de esos matices, ambos coinciden en que las acusaciones a López Obrador tienen como trasfondo las elecciones del próximo año y el papel que el líder de Morena va a jugar en ese proceso.
Para el PRI y el PRD “es Andrés Manuel [López Obrador] una gran competencia, en él ven el peligro de que realmente les pueda ganar las elecciones”, considera Nava.
“Entonces esa saña, esa actitud de usar lo que de inmediato se les aparezca para golpearlo, está inscrito en esa dinámica, y de alguna forma para desgracia de Andrés Manuel, él tiene mucho en su forma de actuar, en su estilo que les da elementos, y estos lo aprovechan”, agrega.
Bueno explica que el gobiernoestá tratando de desarticular una oposición para el próximo año, pues teme una polarización en la que se le culpe por la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, sumado a la crítica situación económica y social que enfrenta el país.
“El gobierno no quiere que se dé un escenario donde todos estos temas van a ser achacados al gobierno, por eso es que deciden irse contra López Obrador porque él sí tiene esa capacidad para polarizar. Eso hay que decirlo: si hay alguien en México que tiene capacidad para crear un escenario de polarización es López Obrador”, dice.
Bueno y Acuña consideran que el tabasqueño, quien ha perdido dos veces la elección presidencial, sigue siendo el principal líder de oposición en México. Una razón de ello, dice Bueno, es que ha sido consistente en su crítica al poder.
Por ello es que la académica coincide con que el trasfondo de las acusaciones contra López Obrador serían las elecciones del próximo año.
«En algunas encuestas ha aparecido que de los tres nuevos partidos que se registraron este año, Morena ya tiene 7 por ciento de intención de voto y ahí yo también entendería el golpeteo por parte del PRD, está tratando de defender sus bases, y que justamente el año que entra va a ser un año de prueba para el PRD para ver qué tanto de esa base social se va a Morena, y no solamente de base social sino también de sus propios dirigentes”, expone.
De modo que las acusaciones contra López Obrador bien podrían tener un doble propósito: «desviar la atención pero también golpearlo justamente por las elecciones que vienen”, dice Acuña.
LA FUERZA DE AMLO
López Obrador ha sido dos veces candidato presidencial y las dos ocasiones ha perdido con el segundo lugar en las votaciones. Tras su primer derrota, en 2006, llamó a la movilización civil pacífica y mantuvo cerrada la avenida Paseo de la Reforma varias semanas, en protesta por lo que consideró un “fraude electoral”, que le dio la Presidencia al panista Felipe Calderón.
En su carrera política ha pasado de militar en el PRI al PRD -desde donde llegó a la Jefatura del Gobierno capitalino- y luego a crear un nuevo partido político, desde el que ahora parece perfilarse para contender nuevamente por la Presidencia en 2018.
Cuando Bueno habla de que López Obrador es un personaje que polariza se refiere a esa capacidad del tabasqueño de “mover a la gente en contra del sistema y luego, cuando ha perdido, mantener a la gente dentro del sistema”. Por ello es que él lo define como un “opositor leal” al sistema.
Asimismo considera que no ha podido renovar su estilo político ni ha tenido la capacidad de legitimar las demandas que expone ante la opinión pública dentro de las estructuras institucionales.
Pero en ese personaje de claroscuros que analiza el investigador de la UIA, refiere que lo que ha legitimado socialmente a López Obrador es el buen recuerdo que dejó como Jefe de Gobierno, a partir de su impulso a las políticas públicas que favorecieran a la gente más necesitada. Además de ello, dice, el hecho de que no se le han podido probar actos de corrupción.
“Hay sospechas pero nada claro, de alguna manera su búsqueda de políticas se suma a una honestidad que la gente le reconoce”, señala Bueno. Otro elemento que le favorece es su “liderazgo incombustible”, es decir forjado a base de mucha voluntad y que ha enfrentado situaciones adversas.
“La gente admira esa capacidad para enfrentar situaciones adversas y rebasarlas”, expone el académico.
No obstante, advierte también dos aspectos que le podrían jugar en contra al líder de Morena.
Uno de ellos es la animadversión que ha generado en una parte de la ciudadanía. “Así como hay gente que le reconoce ese mérito, hay gente que no votaría por él en ninguna circunstancia y además lo rechaza abiertamente. La acumulación de ese voto negativo también es un riesgo”, señala.
El otro es que López Obrador no ha logrado transformar el apoyo social que ha tenido en la última década en un planteamiento político viable, que tenga cabida en las instituciones y políticas públicas, de acuerdo con Bueno.
“Como el PRI y el PAN conocen esas características del liderazgo lopezobradorista es que tratan a toda costa evitar que polarice, porque cuando polarice entonces el lopezobradorismo y el antilopezobradorismo se va a dar, y en esa circunstancia lo novedoso es lo que gana, y si el antilopezobradorismo presenta a los mismos de siempre, obviamente el indeciso, los nuevos electores podrían inclinarse por lo nuevo, y ese es el temor de los estrategas”, diagnostica Bueno.
LAS CONSECUENCIAS
Ninguno de los tres especialistas considera que las acusaciones contra López Obrador difundidas esta semana tendrán un impacto trascendente.
Una de las razones es justamente por la polarización social que ha fomentado el tabasqueño. “Habrá quienes crean y habrá quienes definitivamente, aunque les mostraran directo que López Obrador está haciendo cosas chuecas, pues no lo creerán”, apunta Nava.
Otra, es por la habilidad que le reconocen a López Obrador para sacar ventaja política incluso de los episodios que le son adversos.
«En eso Andrés Manuel es muy hábil, es un megalómano pero es excesivamente hábil, es un animal político con un gran olfato político, con una gran capacidad para de repente cambiar, agarrar otro elemento, otra salida, otro camino que le dé más beneficios”, expresa Nava.
El investigador recuerda el episodio de los videoescándalos en 2004, que mostraron a su brazo financiero, Gustavo Ponce, apostando en Las Vegas, y a su brazo político, René Bejarano, recibiendo dinero en efectivo de un empresario.
Esos hechos pusieron en duda un aspecto que López Obrador siempre ha destacado: su honestidad, refiere Nava. En esa coyuntura, el entonces presidente Vicente Fox comenzó a promover el desafuero al entonces Jefe de Gobierno.
“En ese momento López Obrador vio que por ahí estaba su salida. Dejó de hablar, de defenderse de la cuestión de Ponce y Bejarano, y se lanzó a victimizarse con lo del desafuero, y con gran habilidad en esa rendija que se le habría hacerle zaguán y por ahí zafarse, y mostrarse como víctima y crecer. Es muy hábil López Obrador, muy hábil, y los ataques los puede convertir en algo que le beneficie”, apunta Nava.
Acuña agrega que un sector de la sociedad que sigue a López Obrador va a tomar este episodio como una nueva forma de desprestigiarlo. Una forma, dice, desatinada.
«Yo digo que desatinada porque puede convertirse en un bumeran para quien lanza esa acusación, en este caso las diligencias del PRI y el PRD, porque precisamente es un intento absurdo por desviar la atención de algo que es más importante, porque realmente lo importante es no solamente que aparezcan los estudiantes y que aparezcan vivos, [también] un cuestionamiento que se está haciendo no nada más al interior del país, sino en los distintos ámbitos internacionales de qué es lo que está pasando realmente en México”, señala la investigadora.