Junto con Kaheli, su esposa, quien también formaba parte de la plantilla de la dirección a cargo del panista Juan Carlos Delgado Zárate, recibió la notificación de que quedaba fuera de la administración municipal.
Por Carmen Pizano
Guanajuato, 2 de octubre (PopLab).- La vida profesional y familiar de Kaheli, como se identifica una mujer transgénero que hasta hace un mes laboró en la administración municipal de Guanajuato, se alteró al ser despedida de la dirección general de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial, tras meses de hostigamiento, aislamiento y discriminación por parte de sus superiores jerárquicos.
En la denuncia pública que hizo Kaheli, señaló a su jefe directo Luis Eduardo Martínez Rivera, titular de Imagen Urbana, como uno de los funcionarios de los que recibió tratos discriminatorios. “Yo le incomodaba”.
“Pérdida de confianza” fue la única justificación que por escrito entregó el área de administración de la dirección de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial.
Junto con Kaheli, su esposa, quien también formaba parte de la plantilla de la dirección a cargo del panista Juan Carlos Delgado Zárate, recibió la notificación de que quedaba fuera de la administración municipal.
Kaheli comenzó a trabajar en la administración municipal como inspector de Desarrollo Urbano desde hace más de 13 años, pero fue hace poco más de un año cuando decidió iniciar su transición.
Previo al cambio físico, ella preguntó a sus superiores si habría algún problema, quienes le aseguraron que nada cambiaría en el ámbito laboral; sin embargo, desde que empezó el proceso vinieron los cambios de actitud, incluso la aislaron en una oficina aparte y comenzaron a rotarle a los compañeros con los que trabajaba en la inspección de obras en el centro de la ciudad.
“Lo que hicieron fue cambiarme de oficina, aislarme, empiezan a cambiar cada semana al inspector con el que hacemos las labores en el centro histórico. De hecho, empezaron a decir en la oficina que yo les estaba haciendo casting para ver con quién me quedaba como pareja porque atribuyeron mi cambio de apariencia a que estaba buscando una pareja varón y no es así, mi situación es muy personal”, señaló.
Cuando Kaheli pidió al director general, Juan Carlos Delgado Zárate, una explicación por los despidos, de ella y su esposa, el funcionario solo respondió que él no había pedido el cese.
“Me dijo que él nunca intervino en la decisión, que es una decisión que venía de presidencia municipal. Me comentó que él no tenía queja de nuestro trabajo. Nos dejan en estado de indefensión a toda la familia. Yo lo atribuyo a que es capricho de alguna persona”.
Tras el despido, ambas ex empleadas del municipio de Guanajuato iniciaron ante las autoridades tres tipos de procesos: por la vía legal en busca de la restitución, en la Procuraduría de Derechos Humanos por la discriminación y el hostigamiento, además de que se pide a la Contraloría Municipal investigue la actuación de funcionarios que ordenaron su salida de la administración.
DESPIDOS
Sin previo aviso, llamadas de atención o amonestaciones por su trabajo, Kaheli y su esposa recibieron la notificación para presentarse el 7 de septiembre en las oficinas de Recursos Humanos. Al llegar a las oficinas les fue notificado por una persona que a partir de ese momento dejaban de trabajar para el gobierno municipal.
A Kaheli y su esposa les presentaron un convenio para la rescisión del contrato, en el que se señalaba que era de común acuerdo su salida, lo que motivó a ambas a no firmar porque no les daban justificación del despido, tampoco aceptarían que por voluntad propia dejaban el trabajo que mantuvieron durante más de una década.
Un día después, ambas se presentaron en las oficinas de la dirección de Desarrollo Urbano en busca de explicaciones, pero se toparon con un oficio que redactaron ese mismo día donde se señala como justificación la pérdida de confianza.
“Yo no pensé que llegara a ser una persona no grata, una persona incómoda para ellos como directivos”.
En la entrevista que tuvo con Juan Carlos Delgado le señaló que no conocía los motivos por los que eran despedidas.
“Él pudo haber tomado cartas en el asunto, pero no, fue muy insistente en que era una decisión tomada, que nunca lo inmiscuyeron, que él respetaba porque venía de presidencia. A mí me deja la duda de quién estaría tan ofendido por mi persona para tomar este tipo de decisiones”.
Insistió en que durante los más de 13 años que tenía ella en la dirección y los 12 años de su esposa nunca habían recibido amonestaciones ni verbales.
A punto de cumplirse un mes de su despido, Kaheli sigue en busca de argumentos por los que decidieron despedirlas, sin obtener respuestas.
DISCRIMINACIÓN
Kaheli tiene una familia que formó con su esposa, pero desde hace un año y con el apoyo de quien era su pareja, comenzó con el proceso de transición, desde ese momento tanto ella como su esposa comenzaron a recibir comentarios discriminatorios.
Consideró que el despido de su esposa surge como “daño colateral” por la relación que tiene con ella.
“Yo lo atribuyo a mi cambio de género. Fuimos las únicas despedidas, somos una familia, y yo soy una mujer transgénero”, manifestó.
En la Contraloría Municipal está el antecedente de la queja que presentó Kaheli por las burlas e insultos que recibía de uno de sus compañeros cuando decidió visibilizarse.
“Se percató de mi cambio de fisonomía y cada vez que me veía hacía mofa de mi persona, se burlaba, hacía comentarios para insultarme”.
Mencionó que el proceso terminó con una amonestación, luego fue despedido y recontratado en el área de Catastro de la misma administración municipal.
En entrevista, Kaheli comentó que, aunque la cambiaron de oficina para aislarla, le rotaban los compañeros inspectores y recibía tratos hostiles de su jefe directo, Luis Eduardo Martínez, decidió seguir con sus actividades laborales y cumplir con las encomiendas.
“Observé otra actitud con el ingeniero Luis Eduardo, me percaté de otra actitud de los compañeros. Apatía a mi persona, el ingeniero Luis Eduardo trataba de evitarme. Yo digo que son solapados (los actos de discriminación por Juan Carlos Delgado Zárate). Nunca se tomaron las acciones necesarias”.
Manifestó que a pesar del temor que sienten como familia por posibles represalias, decidieron denunciar públicamente las violaciones a sus derechos humanos y laborales.
CERTIFICACIÓN DE PAPEL
Aunque el municipio de Guanajuato presume la certificación en la Norma 025 de Igualdad Laboral y No Discriminación, las hostilidades persistieron durante el último año para Kaheli y su esposa.
El certificado se recibió en septiembre de 2019, convirtiéndose en el primer municipio del estado con el distintivo que otorga el Instituto Nacional de las Mujeres.
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“Tienen una certificación de no discriminación y de igualdad, entonces este discurso ya no entiendo, inclusive la causal de por qué nos despiden, porque propiamente están haciendo discriminación”.
La Norma Mexicana 025 obliga a las dependencias públicas a no permitir actos de discriminación y garantizar la igualdad entre hombres y mujeres.
“Inmediatamente que entregamos los oficios, nos llamaron argüenderas, que estábamos haciendo un argüende por la cuestión del despido y de solicitar que se respeten nuestros derechos, lo que por derecho nos correspondía, que se nos diera una explicación”.
Aunado a la certificación, el gobierno municipal tiene un Código de Ética que se promueve en las oficinas de la administración, mismo que tampoco se cumple, denunció Kaheli.
En defensa por sus derechos
Tras el despido, hoy Kaheli y su esposa buscan por tres vías la defensa de sus derechos, sin importar que integrantes del Ayuntamiento las haya tachado de “argüenderas”.
La primera acción fue interponer una queja por las hostilidades y actos discriminatorios en su contra ante la Procuraduría de los Derechos Humanos en el Estado.
El organismo recibió la queja y fueron convocadas para ampliar la declaración de hechos e iniciar con la investigación.
En la Junta de Conciliación y Arbitraje se promovió un proceso en contra del municipio, en busca de la reinstalación inmediata por el despido injustificado de ambas en plena contingencia sanitaria por el COVID-19.
“Aceptar la oferta que ya hizo la dependencia es no reconocer nuestra capacidad para ocupar el puesto. La meta es clara, su reinstalación inmediata”.
Ante la Contraloría Municipal, actualmente sin titular, Kaheli busca sanciones administrativas para quienes dieron la instrucción de despedirlas y para quienes toleraron los tratos discriminatorios.
Desde el despido, ambas mujeres circularon una carta con la denuncia por el despido injustificado y la discriminación a los integrantes del Ayuntamiento, además de la dirección de Atención a las Mujeres, pero la única respuesta vino de la presidenta de la comisión de Derechos Humanos, Magaly Segoviano Alonso, quien se comprometió a brindar su apoyo.
La priista, María Esther Garza Moreno, presidenta de la comisión de Igualdad y Género, al igual que Liliana Aguilera Padilla, directora de Atención a la Mujer, han ignorado el llamado de apoyo.