La Jefa de Gobierno en la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, lidera las encuestas para la sucesión presidencia, pero el Canciller Marcelo Ebrard ya dejó claras sus aspiraciones para ser candidato en 2024.
Por Emilio C. Sánchez
Ciudad de México, 2 de septiembre (EFE).- La pugna política por la sucesión del Presidente Andrés Manuel López Obrador complicará a partir de este jueves la gestión del Gobierno mexicano al adelantarse dos años la batalla por convertirse en el líder del partido en el poder.
En la política mexicana esta pugna quedaba tradicionalmente soterrada y solo ya en el último año del sexenio se desvelaba o destapaba el sucesor, lo que disminuía a partir de ese momento el poder y capacidad de acción del Presidente.
«En esta ocasión, por decisión del propio López Obrador, la pugna se ha precipitado entre integrantes del Gobierno y otros claramente posicionados para sucederle», explicó a Efe el doctor Javier Oliva Posada, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Los expertos mexicanos no se ponen de acuerdo sobre el porqué de López Obrador para adelantar en más de dos años una batalla que producirá un desgaste y desencuentros importantes entre los aspirantes a proseguir el movimiento transformador que pretende Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el partido oficialista.
Según Oliva Posada, la decisión de López Obrador fue medida y pensada para generar un debate y para que los aspirantes puedan debatir de una manera abierta y democrática sus opciones.
«Ello producirá una batalla inédita y muchas fricciones lo que supondrá un preocupante desgaste personal y de la propia gestión del gobierno», opinó el profesor Oliva Posada.
El propio López Obrador ha dado la lista de los aspirantes a sucederle, algo también insólito en la política mexicana porque el Presidente no se pronunciaba hasta que desvelaba su candidato.
La Jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, el Canciller Marcelo Ebrard, la Secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, la Secretaría de Energía, Rocío Nahle, y los embajadores ante la ONU y Estados Unidos, Juan Ramón de la Fuente y Esteban Moctezuma, son los seis candidatos citados por López Obrador.
De esos candidatos los dos aspirantes más claros son Sheinbaum y Ebrard, que no ocultan sus ambiciones como lo demuestran ya en sus respectivas campañas de posicionamiento y propaganda.
López Obrador tampoco oculta su preferencia por Sheinbaum al darle con frecuencia un inusitado protagonismo como ocurrió este miércoles al sentarla en primera fila en su discurso del Tercer Informe de Gobierno, justamente al lado de su esposa, Beatriz Gutiérrez-Müller.
Sheinbaum encabeza también el respaldo de los votantes, según una reciente encuesta del periódico Reforma con un 26 por ciento, tres puntos por encima de Ebrard, mientras que el resto de los aspirantes están mas distanciados: Margarita Zavala del PAN (Partido de Acción Democrática) 17 por ciento y Ricardo Anaya (PAN) 15 por ciento.
¿HABRÁ UN TAPADO?
La tradición del «tapado» en la política mexicana es legendaria y los presidentes priistas jugaban con esa carta hasta el último momento, lo que generaba frenéticas disputas entre los principales aspirantes.
El profesor Oliva no descarta que López Obrador juegue esa carta oculta dado que, aunque pretende que sea una selección abierta, su influencia y su última palabra serán determinantes.
José Antonio Crespo, analista del Centro de Investigación y Docencias Económicas (CIDE), ha lanzado la hipótesis de que ese primer tapado puede ser Adán López, el flamante nuevo Secretario de Gobernación, amigo personal de López Obrador y considerado como un político cuya mayor virtud es la lealtad al Presidente.
Oliva Posada lo descarta totalmente porque, en su opinión, López Obrador busca un sucesor de «mayor protagonismo», una figura que asegure el continuismo de su proyecto político, pero que sea menos subordinado y capaz de vencer al candidato del frente opositor en las elecciones presidenciales de 2024.
Los analistas mexicanos coinciden en que la primera opción de López Obrador, influido por su esposa, sigue siendo Sheinbaum, a pesar de que la pérdida de poder de Morena en las elecciones del pasado mes de junio en las alcaldías de Ciudad de México le han restado protagonismo.
Pero Sheinbaum sigue siempre al lado del Presidente en los actos oficiales y recibiendo todo tipo de elogios.
Ebrard, el político con más peso y experiencia entre los aspirantes, ya ha confirmado que dará la batalla por suceder a López Obrador como lo demuestra su permanente presencia diaria bien sea destacando el número de vacunas recibidas contra la COVID-19, dando la bienvenida a refugiados afganos o proponiendo a los senadores de Morena la sustitución de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para atraer al ala más izquierdista del partido de López Obrador.
Tras presentar este miércoles un triunfalista informe de Gobierno, López Obrador afronta, de esta forma, un eventual desgaste político en su segunda parte de sexenio que pretende centrar en apuntalar sus proyectos emblemáticos para tratar de asegurar la continuidad de su proyecto de transformación y sin que se descontrole la disputa de la lucha por su sucesión.