Tras una semana del altercado, Melitona finalmente fue dada de alta del hospital el 01 de septiembre en la madrugada. Ella y su familia cuentan que el director de Comercio y Consumo, Fabricio Ibarra Rocha, les ha prometido espacios de venta, pero no les ha cumplido. En todo este tiempo el gobierno municipal les ha ofrecido exposiciones en distintos lugares, pero Comercio les cobra incluso por eso.
Ciudad de México, 2 de septiembre (PopLab).- Melitona llegó de San Juan Chamula, Chiapas hace 15 años. León ha sido su ciudad de acogida desde entonces. En todos estos años, Melitona, sus hijas e hijo, así como familiares y compañeros tzotziles, no han dejado de recibir un trato discriminatorio por parte de las autoridades municipales. El 26 de agosto, inspectores de la Dirección de Comercio y Consumo le decomisaron sus mercancías haciendo uso de la fuerza provocándole lesiones en espalda, cuello, cabeza y brazos.
Tenemos otro lenguaje: tzotzil. Estamos aquí trabajando, vendiendo ropa, textiles, bordados a mano. Artesanías. Venimos de San Juan Chamula para buscar cómo vivir. En 15 años que tenemos aquí, el gobierno de León siempre nos ha discriminado por ser indígenas.
El inspector corrió como un ratero, como un delicuente. Estaba en la Plaza Expiatorio cuando decidí ir al baño. Dejé por unos minutos mi mercancía y cuando llevaba apenas unos cinco pasos, mi hija gritó:
— ¡Mamá, apúrese! —me llamó mi hija pidiendo auxilio.
— ¡Hey, joven! ¡Hey, joven! —le grité yo también al inspector de Comercio.
Cuando me di cuenta tomó mis cosas y las subió a la camioneta. La gente se reunió alrededor a intentar detenerlos, pero no hicieron caso. Quise hablar con los inspectores, pero no entraron en razón. Tengo una hija en la secundaria y otra que tiene epilepsia; estoy a cargo de ellas porque la más chica no trabaja. Yo soy una mujer discapacitada: no veo de un ojo y en una de mis manos solo tengo un pulgar.
El inspector de Comercio aventó mi mercancía y yo traté de alcanzarla. Les pedí que por favor escucharan lo que tenía que decirles y no lo hicieron. Me aventaron al piso y me golpeé al caer. No puedo recordar bien por los mareos, pero cuando me di cuenta ya se habían ido.
Unas mujeres policías que estaban cerca tampoco hicieron nada, a pesar de que me habían agredido. Les hablé también —¡Auxilio! Pero me pidieron que soltara mis cosas, me insultaron también.
—Dale sus cosas a la señora, está discapacitada —les dijeron a los inspectores unas señoras que estaban ahí.
—No se meta —dijeron— no es su trabajo. Es trabajo de la señora. No entiende la señora. Es una pinche indígena, pinche mugrosa, pinche payasa, pinche mujer —me ofendieron.
Intenté subir de nuevo a la camioneta, como pude para recuperar mis artesanías. Ahora no tengo cómo pagar la renta, la luz, el agua. No tengo celular, ni WhatsApp. Nada. La policía no hizo nada, siempre está de su lado. Siempre está en su favor.
Nosotros tenemos mucha necesidad. Vine aquí por mi pobreza, por la lucha por el trabajo. Por mi día a día. ¿Ahorita cómo le voy a hacer? ¿Qué voy a hacer? No me quedó ni una gota de mercancía. No tengo nada. Nada, nada para seguir vendiendo.
Estoy muy lastimada de todo mi cuerpo. Ni me puedo dormir, ni me puedo sentar, ni puedo respirar bien el aire. El doctor me dijo —cuando me llevaron al hospital— que la columna. Me duele la columna, mi espalda, mi oreja.
Quieren robar mis cosas o quieren que pierda mi vida. No sé qué quieren.
Tras una semana del altercado, Melitona finalmente fue dada de alta del hospital el 01 de septiembre en la madrugada. Ella y su familia cuentan que el director de Comercio y Consumo, Fabricio Ibarra Rocha, les ha prometido espacios de venta, pero no les ha cumplido. En todo este tiempo el gobierno municipal les ha ofrecido exposiciones en distintos lugares, pero Comercio les cobra incluso por eso.
Diario esperan poder tener un espacio de venta en el Centro de León, pero ni a ellos, ni a otras personas indígenas se les autoriza. Observan cómo los inspectores no les dicen nada a otros vendedores, pero a ellos sí: les confiscan sus productos cada que pueden. El hijo de Melitona, Tino, ha recibido amenazas y golpes. «No nos toman en cuenta. Hemos pedido chance, pero no nos hacen caso», explica Tino.
Melitona enseña sus lesiones y se queja del dolor. Tiene un zumbido que no cesa ni cuando se duerme. Le fue confirmado un esguince cervical y una crisis nerviosa derivado del incidente. La Dirección de Comercio pagó un hospital particular, pero no ha dicho nada respecto al resto del tratamiento que debe recibir, pues todavía le faltan estudios.
Tino ya fue al Ministerio Público a presentar su declaración y piensan interponer una denuncia ante la Procuraduría de Derechos Humanos del Estado de Guanajuato. «Es lo que podemos hacer», dice Tino. «Llevamos aquí años, hemos pedido permiso y nunca nos lo han dado. Ni a nosotros ni a otros compañeros indígenas».
Consejo Indígena y Centro de Desarrollo Indígena Loyola se posicionan contra agresiones
En un posicionamiento dirigido al alcalde Héctor López Santillana y a Fabricio Ibarra Rocha, director de Comercio, el Consejo Indígena de León y el Centro de Desarrollo Indígena Loyola exigen a las autoridades municipales que no vuelva a ocurrir una agresión como la que sufrió Melitona.
Representantes de los pueblos indígenas otomiés, nahuas, purépechas, mazahuas y triquis residentes en León explican en el posicionamiento que lo sucedido con Melitona no es un hecho aislado, puesto que «en muchas ocasiones nos han quitado nuestra mercancía, la decomisan sin contarla y al regresarla, la han regresado rota o con menos piezas de las que se han llevado, sin levantar un folio correspondiente. En ocasiones hasta nos han golpeado», dice el posicionamiento.
Piden al Gobierno de Santillana que se respeten sus derechos y su dignidad. Que no se les discrimine por parte de las autoridades como pueblos originarios que son. Además, solicitan se investigue a los inspectores que lastimaron a Melitona y que la Dirección de Comercio dé un seguimiento puntual a ella y a su familia.
Exigen que el personal de Comercio se identifique con ellos al ejercer el reglamento, no usando la fuerza ni rompiendo su mercancía. Pero además que se les devuelva completa. Piden al gobierno que se ofrezcan alternativas de venta, pues representa el sustento de ellos y sus familias.