Los productos eco, bio, orgánicos y sostenibles presentan algunas diferencias en la manera en que son cultivados y procesados. Saber definirlos ayuda a identificar si los alimentos adquiridos han sido alterados genéticamente o han llevado algún proceso químico.
Ciudad de México, 2 de septiembre (TICBeat/SinEmbargo).- La alimentación sana está en boga desde hace bastantes años, pero todavía son muchas las personas que confunden los términos. De hecho mucha gente cree que ecológico, biológico y sostenible son conceptos muy similares cuando hablamos de comida, o que su significado es idéntico.
Aunque la legislación de la Comunidad Europea considera sinónimos los adjetivos ecológico -comúnmente denominado “eco”-, biológico -“bio”-, orgánico y sostenible, designando a aquellos productos que no han sido concebidos ni tratados bajo químicos o pesticidas, que no han recibido manipulación genética y que respetan los ciclos naturales, beneficiando al medio ambiente y a las comunidades ganaderas y agrícolas locales, lo cierto es que existen algunas pequeñas diferencias y matices entre estos conceptos. Te contamos cuáles son, a continuación.
DEFINICIÓN Y DIFERENCIAS ENTRE PRODUCTOS ECO, BIO, ORGÁNICOS Y SOSTENIBLES
Es importante destacar que el empleo de uno de estos términos se suele hacer para destacar un aspecto concreto del producto. El reglamento europeo establece que los productos de este tipo no pueden tener más un 5 por ciento de ingredientes procedentes de Organismos Genéticamente Manipulados (OGM), justificando el porcentaje como el margen tolerable que puede controlar el producto. Veamos las diferencias entre estos conceptos ligados a la compra responsable y a la defensa del medio ambiente:
ALIMENTOS ECOLÓGICOS
Abarca aquellos productos que desarrollan todas sus etapas de crecimiento y producción respetando los ciclos de naturaleza y sin intervención artificial. Por tanto, son aquellos que se cultivan y procesan sin abonos, pesticidas o conservantes genéticos, ni irradiación, ni tampoco ingeniería genética. Para su cultivo se emplean fertilizantes naturales, se aprovechan las condiciones naturales como el suelo o el clima, y en el caso de la ganadería, se respeta la crianza en condiciones óptimas -suficiente espacio o pasto al aire libre-, sin intervención como hormonas o antibióticos. Los alimentos ecológicos contienen menor cantidad de contaminantes y nutrientes con acciones prooxidantes y proinflamatorias, y mayor cantidad de nutrientes con acciones antiinflamatorias y antioxidantes.
ALIMENTOS BIO
Este término -tan empleado en el mercado de la alimentación, en el que abundan desde hace bastantes años productos con prefijo bio- nombra a aquellos alimentos que no contienen ningún componente que haya sido alterado genéticamente ni recibido intervenciones de laboratorio para conseguir el resultado final. De este modo, estos productores realizan un proceso natural de selección de especies, cierran su ciclo reproductivo y mejoran su patrimonio genético y apoyan que se preserven niveles altos de biodiversidad.
ALIMENTOS ORGÁNICOS
La etiqueta “orgánico” hace hincapié en que no se ha realizado ninguna intervención química para desarrollar el alimento y que por tanto, no se ha usado en su producción fertilizantes o pesticidas. Es preciso subrayar que no todos los alimentos orgánicos son biológicos, puesto que pueden no contener sustancias químicas pero si haber sido manipulados genéticamente.
ALIMENTOS SOSTENIBLES
El término es más amplio y está ligado tanto al medio ambiente como a la economía y comercio locales. La economía sostenible es una forma de producción potenciadora de la economía local a medio y largo plazo y respetuosa con el planeta y el medio ambiente, basada en el cultivo ecológico y éticamente responsable. Mientras que por ejemplo, agricultura ecológica es sinónimo de agricultura sostenible, los productos orgánicos -sin pesticidas ni químicos- pueden ser producidos en granjas industriales que no son sostenibles.
Algunos dicen que son más sanos y sostenibles. Otros cuestionan estos dos argumentos, recordando que no hay estudios que confirmen ninguna de estas dos supuestas ventajas de los productos ecológicos, que simplemente son más caros y tienen un sello de certificación.
Pero de lo que no hay ninguna duda es de que su consumo está en auge y cada vez son más las personas que apuestan por los alimentos ecológicos a la hora de hacer la compra. Un creciente negocio que ha hecho proliferar las líneas de productos de este tipo.
¿Pero qué significa realmente que un producto sea ecológico? ¿Y qué diferencia hay entre lo ecológico, lo “bio” y lo “orgánico”?, tres categorías que se suelen usar en este ámbito sin que esté demasiado claro si se trata de lo mismo, hay diferencias o, básicamente, nos están tomando el pelo para cobrar más por lo mismo. Y es que no hay que olvidar que la diferencia de precio entre los productos convencionales y los ecológicos es considerable.
De entrada, no está de más aclarar qué es y que no es un producto ecológico. Porque, aunque muchos lo relacionen con conceptos como producto de temporada o de proximidad, no tiene nada que ver. Puede serlo, pero en realidad la certificación ecológica no obliga a ello.
Ecológico significa que se ha producido según la normativa para estos productos. Básicamente, y por resumirlo mucho, no se permite el uso de pesticidas ni fertilizantes químicos, ni tampoco transgénicos.
SELLO DE LA UE QUE IDENTIFICA A LOS PRODUCTOS ECOLÓGICOS
¿Puede ser un producto ecológico de invernadero? Por supuesto. De hecho, Almería se ha convertido en una de las zonas punteras de Europa en producción ecológica bajo plásticos. Seguro que a muchos esta idea de combinar lo ecológico con la agricultura intensiva les sorprende.
En el caso de los alimentos, el sello de la Unión Europea se encarga de identificar los productos ecológicos certificados que han pasado los controles necesarios. Y que han pagado por ello, evidentemente.
Es decir, los tomates del vecino que tiene una huerta podrían ser ecológicos, pero si quiere venderlos como tal, tendría que pasar por este proceso de certificación. Que estén más o menos buenos ya es otro tema que, por otra parte, también suele generar muchas discusiones.
El lío llega cuando entran en juego otras denominaciones que, en realidad, a nivel legal, son consideradas sinónimos de “ecológico” y se usan indistintamente según el idioma y el país. Es decir “bio” y “orgánico” (en realidad una mala traducción de “organic”) significan exactamente lo mismo que “ecológico” y, de serlo, llevarán el citado sello identificativo de la UE.
No obstante, es verdad que si algo suele abundar en este tipo de productos son los sellos. De entrada, el de agricultura ecológica, que en España concede cada comunidad autónoma. Otros países europeos, además, tienen sus propios sellos, con lo que -y aquí viene la confusión- es habitual encontrarse en un supermercado ecológico productos alemanes con la certificación “bio” o franceses certificados como “agricultura biológica”.
Hasta ahí lo que dice la ley y lo que el consumidor puede exigir. Pero según leemos en diversos medios especializados en este tipo de productos, sí existe cierta percepción diferente de lo que significa cada uno de ellos o cómo se interpretan. Insistimos, ya al margen de lo que dice la normativa.
Así, “bio” suele entenderse como productos que no han sido modificados genéticamente, aunque también existe una certificación “non GMO” que emiten diversas organizaciones privadas. ¿Un producto no transgénico es necesariamente ecológico? No. ¿Uno ecológico está libre de trasngénicos? Por ahora sí, aunque hay debate entre los productores sobre si tiene sentido mantener esta normativa.
Con lo “orgánico” ocurre justo lo contrario. En este caso, se entiende que se trata de producciones libres de pesticidas y químicos, pero podría tratarse de semillas transgénicas. De nuevo, no pueden acceder a la certificación ecológica, al no cumplir todos los requisitos.
¿Ha quedado más claro dentro de lo poco claro que en realidad está todo el tema? En cualquier caso, compres o no ecológico, siempre que se pueda, que sea de temporada y de proximidad.