México, 2 Ago. (Notimex).- Estudios realizados para determinar el impacto económico y social de macro eventos como los Juegos Olímpicos han dejado en evidencia que sus costos tienden a superar sus beneficios y el caso de Londres 2012 no será la excepción.
Para Matt Bolduc, analista colaborador del portal Sala de Inversión América Latina, la construcción de estadios y sedes resulta ser con frecuencia una pésima inversión, pues son utilizados muy poco al concluir las Olimpiadas y su mantenimiento es onerosa para el gobierno.
Ejemplos de este fenómeno incluyen los Juegos Olímpicos de Montreal 1976, que terminaron en una deuda de seis mil millones de dólares que a la ciudad le tomó 30 años pagar y que dejaron pocos beneficios, más allá del ahora viejo y poco utilizado estadio.
De manera similar, para la Copa Mundial 2022, Catar planea gastar 70 mil millones de dólares en la construcción de cinco modernos estadios y otros proyectos de infraestructura.
Para obtener un retorno sobre esta inversión de tan sólo 5.0 por ciento anual, las nuevas construcciones necesitarían generar 3.5 mil millones de dólares cada año, cifra que Bolduc considera altamente improbable.
Citando proyecciones de Visa, el experto en renta variable considera que ni los 508.4 millones de libras (763 millones de dólares) que Londres podría recibir del gasto de los visitantes, ni la inversión de 1.14 mil millones con que los múltiples sectores responderán a este aumento de la demanda, tendrán un impacto sustancial para la economía británica.
Este tipo de eventos, sostuvo, pocas veces genera valor “duro”, el tipo de valor que, según los expertos, forja nuevas industrias, crea nuevas categorías de empleo y perpetua de manera exponencial su propio crecimiento y el de otros sectores (como las energías renovables).
Ello, a diferencia del valor “suave” que, aunque también genera ingresos, no brinda beneficios de largo plazo ni puede fungir como base de una economía (como los mercados financieros).
“Los macro eventos como las Olimpiadas son emocionantes para los ciudadanos y políticos, pero los costos económicos tienden a superar los beneficios que éstos suponen y el caso de Londres no será la excepción”, puntualizó el analista.