Emilio González Márquez apuesta por la fórmula alcalde-gobernador-presidente como uno de sus principales activos para buscar la candidatura del PAN rumbo a 2012, con el antecedente de tener triunfos electorales y experiencia para gobernar desde cargos ejecutivos, a diferencia de Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel Miranda, Alonso Lujambio Irazábal y Ernesto Cordero Arroyo. Es, entre los mandatarios panistas, el único con aspiraciones presidenciales.
Siempre polémico por su relación con la Iglesia y por sus posturas derivadas del catolicismo público que profesa, el jalisciense impulsa para los próximos 11 meses una estrategia que bien podría resumirse en tres actos: reconvertir a los panistas (o evangelizar a los simpatizantes de Acción Nacional, que suma desde el “Efecto Fox”) a los principios demócrata cristianos; convencer a las estructuras de su partido que mediáticamente es un buen candidato (como lo pueden ser sus adversarios del PRI y PRD), y demostrar al electorado en general que no es un político de “ocurrencias” (o dicho de otra manera, revertir la imagen intolerante que se ha forjado).
Por ahora, y mientras el citado plan surtiera efectos, González Márquez insiste en continuar con sus aspiraciones políticas al mantener fuerza dentro de la medición que realiza la encuesta Elige PAN 2012 (debajo de Vázquez Mota), pese a que no logra atraer la atención de medios (de acuerdo con el seguimiento de SinEmbargo.mx realizado en Google) al ubicarse en el fondo entre los presidenciables en número de menciones.
El gobernador jalisciense, volcado en la organización de los Juegos Panamericanos, actividad que le ha permitido recorrer el país para pactar convenios de colaboración con los gobiernos estatales (y para reunirse con las estructuras de su partido), anunció que después de la culminación de la justa deportiva a finales de octubre próximo solicitará licencia para formalizar su intención de ser el candidato presidencial del PAN.
Justo en uno de estos recorridos por las entidades, declaró en mayo pasado desde Oaxaca: “Yo soy un gobernador de izquierda, yo soy un gobernador que trabaja por el pueblo, yo soy un gobernador que está logrando que las familias en Jalisco vivan mejor”. Después profundizó: “Yo no entiendo mucho de izquierdas y derechas… sólo soy un gobernador que está disminuyendo la marginación y que está viendo siempre por los que menos tienen”.
A esta visión optimista se suman voces un tanto realistas, como la presidenta del Colegio de Economistas de Jalisco (CEJ), Celina Díaz Michel, quien advirtió que el Producto Interno Bruto (PIB) del estado se ha mantenido durante los últimos 11 años muy por debajo de la media nacional, agudizando los problemas de desempleo, baja competitividad económica y pobreza.
En el camino, González Márquez ha defendido sus aspiraciones frente al resto de los contendientes y ha demandado al presidente Felipe Calderón condiciones equitativas para la elección interna de candidato, situación que se agudizó con la aparición de una carta de cercanos a Los Pinos que apoyaba a Ernesto Cordero:
“Algunos de ellos tienen un año de antigüedad o dos o tres, yo tengo 18 años de trabajo en el PAN, yo entré al PAN cuando el PAN era oposición, cuando hacer campaña era trabajar en la mañana para sacar dinero propio para meterlo a la gasolina, o a volantes o a comprar pintura. Yo soy panista de oposición no del gobierno, esa ventaja tengo y eso espero en su momento que el panista de calle, el panista de a pie pueda analizar otras alternativas. La verdad es que los demás llegaron al PAN cuando estábamos ya en condiciones de triunfo, algunos de ellos han sido candidatos bastante buenos, Santiago Creel y Heriberto Félix (ya autodescartado), que han tenido un buen desempeño como candidatos pero no han tenido la fortuna de servir al pueblo desde un cargo de elección popular ejecutivo. Eso en su momento pues vamos a ver si importa para los panistas”.
De orígenes familiares sinarquistas, tras su militancia en el Partido Demócrata Mexicano (PDM), su ingreso a las filas del PAN en 1992, su paso en la Cámara de Diputados y la dirigencia estatal (1999-2002), González Márquez fue electo presidente municipal de Guadalajara para el periodo 2004-2006, cargo que dejó sin concluir para buscar la gubernatura, la cual obtuvo para el sexenio 2007-2013 y que ahora pretende dejar para aspirar a la titularidad del Poder Ejecutivo federal. Es el tercer gobernador panista consecutivo en Jalisco (después de Alberto Cárdenas Jiménez y Francisco Ramírez Acuña) y aspira ser el tercer presidente emanado del PAN (después de Vicente Fox y Felipe Calderón).
Actualmente, el gobierno local en Guadalajara está en manos del PRI, así como cuatro de los cinco municipios de la Zona Metropolitana, además del dominio del Congreso local, lo que representa una de las muestras de desaprobación a Acción Nacional en los últimos años en la entidad, consumada en 2009.
Apodado por la ciudadanía como “El góber piadoso” o “Etilio”, luego de sus generosas donaciones a la iglesia católica (además de televisoras y a proyectos privados) y por sus contestaciones de “valemadrismo” en estado inconveniente para defender estas dádivas, el mandatario ha sido protagonista de desencuentros por sus posturas de rechazo frente al aborto (al comparar a las mujeres que lo practican con secuestradores y narcotraficantes cuando aniquilan a sus víctimas) y al matrimonio entre homosexuales (pues sumado al “asquito” que le genera, atenta contra la perpetuidad de la especie).
También palpó el rechazo civil por el conflicto presupuestal con la Universidad de Guadalajara (UdeG) con innumerables marchas y ha enfrentado críticas de reporteros por el hostigamiento y persecución que reciben por parte de funcionarios y áreas de comunicación.
En materia de seguridad, Jalisco no ha salido bien librado con el aumento en el número de ejecuciones (principalmente en la zona metropolitana), el registro de narcobloqueos, la aparición de grupos criminales y la denuncia de infiltración en las policías; el tema, si bien no ha sido desatendido, tampoco ha sido eje en la administración estatal.
De todo esto, si algo debe reconocerse a González Márquez es su definición pública a temas públicos; posturas que abiertamente pueden ser compartidas o rechazadas. (Asunto a discutir y reprobar es la utilización de recursos en fines enmarcados fuera de la ley). Al menos, por ahora, el gobernador ofrece una manera particular de hacer política, que dependerá de los ciudadanos apoyar o frenar.
Hace unos días, durante un evento católico (homenaje al cardenal tapatío Juan Sandoval Íñiguez, auspiciado por el gobierno estatal), el mandatario insistió en su manera de hacer política:
“En nuestra Patria hemos desaprovechado la oportunidad de crecer en un régimen de libertades de culto y de consciencia, dado un laicismo excluyente en forma de intolerancia, para algunos pareciera que la dimensión religiosa debe quedar al margen del debate público, en nombre de la laicidad del Estado y por tanto de la aplicación de la Ley”, dijo.
“La laicidad no puede ser concebida como espacio vacío de identidades religiosas, ya que es un hecho concreto que las religiones existen e inciden en la vida social, inciden en el modo de vivir y de pensar, de pensar el amor, el trabajo, la justicia y hasta el dinero. La presencia de las iglesias no debe ser percibida como una injerencia, sino como una posibilidad de edificación común de la sociedad civil. Como sociedad, lo importante es discutir si la visión del hombre que se propone es más humana si defiende y cumple más la libertad del hombre y su deseo de felicidad”, añadió.
En un país aún mayoritariamente católico, el mandatario se pronunció por no tener miedo a la Iglesia, a no suprimir una parte de su fe para ser ciudadanos activos, “sólo en ésta apertura a la realidad del hombre, podemos dejar atrás los lastres que por años han dejado las ideologías y podremos entonces construir una sociedad más tolerante, más incluyente, más justa, más libre y con una firme convicción por la defensa de los derechos humanos de todos”.
De ser González Márquez el candidato del PAN, y eventualmente Presidente de la República, no habría espacio para sorpresas…