Sanjuana Martínez
02/07/2018 - 12:10 am
Tengo un sueño, de un México nuevo
México entra en una nueva era, un nuevo gobierno inicia con la llegada de Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente. Y todos los mexicanos tenemos la oportunidad de construir un nuevo México.
México entra en una nueva era, un nuevo gobierno inicia con la llegada de Andrés Manuel López Obrador, virtual presidente. Y todos los mexicanos tenemos la oportunidad de construir un nuevo México.
Como Martin Luther King, “yo tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando”; un sueño para México, un sueño para todos, para nuestros hijos, para los invisibles, para los olvidados, para los que perdieron la esperanza, para aquellos que abandonaron el camino afectados por la corrupción endémica, para los que siguieron luchando, para los inconformistas; para los rebeldes, para esos que nunca claudicaron, para quienes se convirtieron en un elemento incómodo, para los orillados al ostracismo por pensar diferente, para los que fueron inasequibles al desaliento, para los pobres, para esos 60 millones de pobres, para los que sobreviven con un infame salario mínimo, para los tenaces, para los tercos; tengo un sueño para mis compañeros periodistas amenazados y perseguidos, para las mujeres inconformes, para ellas que nunca se dejaron y siguieron en la batalla diaria sacando a sus hijos adelante, para las defensoras que fueron ignoradas, para ellas que siempre creyeron en un cambio y se jugaron el todo por el todo.
Tengo un solo sueño para los familiares de los 30 mil desaparecidos, para esas madres que buscan incansablemente a sus hijos e hijas, a sus familiares arrancados por las garras del delirio bélico. Tengo un sueño para las miles de víctimas que ha dejado la guerra de los dos últimos presidentes. Tengo un sueño para las familias que perdieron a esos 234 mil muertos registrados durante el sexenio de Calderón y el de Peña Nieto. Tengo un sueño de justicia, de reparación, de consuelo.
Tengo un sueño para los padres de los 43 de Ayotzinapa. Sueño y sigo soñando en sus hijos, en saber qué les pasó. Yo tengo un sueño para los estudiantes de la normal Isidro Burgos, ¡vivos se los llevaron, vivos los queremos!, sigo soñando que sus padres encontraran la justicia, el alivio, el anhelado sosiego a sus sufrimientos.
Tengo también un solo sueño para los ricos, para esos que viven creando riqueza, tengo el sueño de despertar su generosidad, su honestidad, su ética y compromiso social por mejorar la vida de sus trabajadores. Tengo el sueño de cambiar su visión corruptora para conseguir contratos públicos, sigo soñando que se adaptarán a un sistema basado en la decencia, en el quehacer político sin corrupción. Sueño en la separación del gobierno y el empresariado para dejar de enriquecer a unos cuantos.
Tengo un solo sueño de equidad en la distribución de la riqueza, en la disminución de la pobreza, en acortar la brecha enorme que separa a ricos y pobres. Sueño con la movilidad social, con la posibilidad de quien tiene un abuelo y un padre albañiles, aspire a una vida mejor optando a subir un escalón más en el estrato social.
Tengo un sueño para reconstruir nuestro lacerado país. El sueño de restaurar nuestra patria. Sueño con un país nuevo donde quepan todos los mexico’s, un país con justicia social, con oportunidades para nuestros jóvenes, un país nuevo done la corrupción sea un mal del pasado, donde ser servidor público no signifique servirse con la cuchara grande para robar. Sueño con un quehacer político nuevo, basado en la honestidad y no en el ejercicio rapaz del poder.
Tengo un solo sueño de regeneración de la vida nacional. Un sueño para que todos rechacemos la corrupción como práctica común de nuestras vidas, para que hagamos la diferencia en la cotidianidad, desterrando para siempre ese tremendo lema: “la corrupción somos todos”. No, no lo somos, por eso sueño con un nuevo lema: “yo digo no a la corrupción”.
Mi sueño está sustentado en una nueva esperanza de cambio encabezada por López Obrador. Ahora toca esperar que cumpla todas sus promesas, que pase a la historia como un buen presidente, que deje a un lado la tentación del autoritarismo, que se trabaje el ego, que escuche a su equipo y respete las decisiones de los miembros de su gabinete. Sigo soñando que el nuevo presidente logre terminar con la impunidad, que elimine la corrupción como tanto ha prometido y que finalmente logre la cohesión de los mexicanos para que entre todos, reconstruyamos la amada patria.
Tengo un sueño, sigo soñando con un México nuevo que de marcha atrás a todas las decisiones que fueron tomadas por los anteriores gobiernos sin contar con los ciudadanos. El sueño de disminuir los salarios ostentosos de la elite burocrática. Sigo soñando que el nuevo presidente elimine los gasolinazos, baje el gasto corriente y detecte y termine con las anomalías en los contratos públicos. Sueño con que Lopez Obrador termine con los privilegios que sostienen un puñado de multimillonarios que cada día incrementan sus fortunas bajo un sistema de explotación laboral.
Sueño con la reconciliación de todos los mexicanos prometida por AMLO. Sigo soñando que el nuevo presidente respete la pluralidad de pensamiento, garantice la seguridad de los mexicanos, defienda los derechos humanos y termine con la militarización del país. Sueño que el ejército vuelva a sus cuarteles, que Lopez Obrador terminé con el fuero militar que ha garantizado tanta impunidad a las fuerzas armadas, cuyas manos también están ensangrentadas por los crímenes de estado que han cometido.
Sueño con la reconstrucción de un país fracturado. Aquí estaremos en el escrutinio permanente de su trabajo. Toca exigirle a Andrés Manuel López Obrador que no nos defraude, que cumpla con sus tres principios: “no robar, no mentir, no traicionar”. Soñemos pues, nuestros sueños por fin tienen la posibilidad de hacerse realidad. ¡Viva México!
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