La popularidad de la presumida primera dama llegó a ser tan alta que acarició el «sueño presidencial», pero todo se desmoronó entre acusaciones de corrupción y ahora vive retirada de la vida pública en su rancho en Guanajuato.
Por Eduard Ribas i Admetlla
Ciudad de México, 2 may (EFE).- Marta Sahagún quiso pasar a la historia como la Eva Perón mexicana, pero la esposa del Presidente Vicente Fox (2000-2006) se olvidó rápidamente de los pobres que creía defender y acabó «devorada» por una ambición con forma de bolsos de Chanel.
Este es el duro retrato dibujado por la periodista argentina Olga Wornat (Misiones, 1959) en su célebre libro La Jefa, que provocó un auténtico terremoto cuando fue publicado en 2003 y que ha sido reeditado dos décadas después por Grijalbo (Grupo Planeta).
«Fue un fenómeno único. Fue la única mujer que desde el poder maniobró para ser la candidata presidencial, pero se corrompió. El poder la envolvió, la sedujo demasiado y perdió el rumbo por las ansias de poder», contó este domingo Wornat en una entrevista telefónica con EFE.
Durante la Presidencia de Fox, quien había desalojado al Partido Revolucionario Institucional (PRI) del poder tras 70 años de hegemonía, Sahagún (Zamora, 1953) adoptó un protagonismo nunca antes visto entre las primeras damas mexicanas.
«Llamó la atención. Hasta entonces caminaban por detrás, pero Marta le agarraba de la mano y caminaba a su lado. Fue un cambio de época», señala Wornat desde Buenos Aires, donde vive desde 2011 tras sufrir amenazas en México.
LA FALLIDA EVITA MEXICANA
La periodista argentina recuerda su primera conversación con la entonces primera dama en la residencia presidencial de Los Pinos, donde Sahagún le contó entre lágrimas que acababa de ver una película sobre Eva Perón (1946-1952) y le confesó que se inspiraba en la defensora de los descamisados argentinos.
«Ni el peronista más fanático de Argentina se pondría hoy a llorar por Eva», explica Wornat, todavía incrédula.
Sahagún, vinculada a los Legionarios de Cristo, había llegado a Los Pinos como portavoz del Presidente, con quien había mantenido un romance en secreto, pues ambos tenían matrimonios previos.
Se convenció a sí misma que debía erigirse en nombre de los desfavorecidos y, cuenta Wornat, «logró tener mucha popularidad, sobre todo entre las clases humildes».
Pero todo era una «estafa». La escritora recuerda giras por barriadas marginales donde Marta Sahagún se presentaba vestida de Chanel y Louis Vuitton, y proponía a pobres y a enfermos rezar mucho para superar su situación.
Su aura se truncó. En La Jefa, Wornat relató tráfico de influencias, negocios ilícitos e incluso nexos con el narcotráfico en los entornos de Fox y Sahagún. Y eso incluía la fundación Vamos México, con la que la primera dama decía ayudar a los pobres pero que utilizó para pagar sus joyas y lujos.
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«Ella levantaba un teléfono y llamaba a Pemex para pedir dinero. Esa fue Marta Sahagún. Conspiró con los peores métodos de la política y eso no era Eva Perón», sostiene Wornat.
Su sueño de ser Presidenta se hizo trizas cuando en 2005 Fox la descartó públicamente como su sucesora.
«La devoró la ambición. Si se hubiera manejado con más inteligencia, siendo menos ostentosa…», imagina Wornat, las cosas habrían sido distintas.
EL ENFADO DE LA PRIMERA DAMA
Sahagún había accedido a que Wornat le escribiera una biografía, convencida de que sería «una plataforma para lanzar su Presidencia», por eso «se molestó muchísimo» con el libro.
Un sentimiento que la periodista conoció a través del equipo de prensa de la primera dama, pues nunca más volvió a cruzar palabra con ella.
«No me dieron ganas de verla ni hablar con ella. No había diálogo», explica.
«Fue duro porque utilizaron todo el poder de Los Pinos para perseguirme», añade Wornat, aunque admite que no fue comparable con las amenazas de muerte que sufrió posteriormente durante la Presidencia de Felipe Calderón (2006-2012), que la obligaron a abandonar México.
La primera dama demandó a Wornat por daño moral al publicar en la revista Proceso detalles sobre la disolución del matrimonio con el veterinario Manuel Bribiesca para poder casarse en segundas nupcias con Fox en 2001.
También los hijos de Sahagún la demandaron por asegurar en el libro «Crónicas Malditas» (2004) que se habían enriquecido indebidamente aprovechando la posición de su madre.
Wornat considera que en aquella época había «mucha libertad para escribir sobre el poder» en Argentina, pero en México había «mucha censura». Y no se retracta de nada.
«Marta nunca fue una mujer sumisa, era la mano derecha de Fox, su cómplice. No fue víctima, pero tampoco fue la mala de la historia. Fue parte de un engranaje perverso», concluye.