La epilepsia es una enfermedad neurológica que se caracteriza por crisis epilépticas. Estas crisis pueden dividirse en dos: generalizadas, o bien parciales o focales. Pero, ¿qué las provoca?
MADRID, 02 de mayo (Europa Press).– Si pensamos en una crisis epiléptica a todos nos viene a la mente una persona que se derrumba en el suelo y empieza a convulsionar, que puede presentar pérdidas de orina o morderse la lengua, para después perder el conocimiento durante unos segundos en muchos de los casos.
En el argot médico estas convulsiones se denominan «crisis generalizadas tónico-clónicas», pero no son las únicas manifestaciones de una crisis epiléptica. Éstas también pueden manifestarse a través de un orgasmo muy breve, de un ataque de risa incontrolable, o de una ausencia, por ejemplo, y no siempre se tiene que perder el conocimiento. ¿De qué depende la manifestación de una crisis epiléptica? De la zona del cerebro en la que se encuentre la lesión, o se produzca la citada crisis.
“Síntomas hay todos los posibles porque como puede haber crisis epilépticas en todo el cerebro, se pueden encontrar todo tipo de síntomas”, asegura en una entrevista con Infosalus el doctor Francisco Javier López, coordinador del grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
Así, el experto explica que la epilepsia es una enfermedad neurológica que se caracteriza por crisis epilépticas. En concreto, menciona que estas crisis pueden dividirse en dos: generalizadas, o bien parciales o focales. Las que todos conocemos, en las que el paciente convulsiona, representan el 20-30 por ciento del total de las crisis.
En otras ocasiones dice que aparecen de forma menos aparatosa como una falta de repuesta a estímulos, y en la que la persona se queda con la mirada fija, ausente, asociándose en ocasiones movimientos automáticos (como tragar repetidamente o frotarse las manos). “Estas crisis se denominan ‘crisis parciales o focales’, o bien ausencias, dependiendo de las características particulares”, subraya la Sociedad Española de Neurología en este sentido.
¿CUÁL ES SU CAUSA?
La sociedad científica recuerda además que las crisis epilépticas pueden ser la manifestación de problemas muy variados, y pueden deberse a problemas tan diversos como un tumor cerebral, una malformación, una meningitis, una conmoción cerebral causada por un golpe en la cabeza, o por un exceso en la toma de bebidas alcohólicas, por ejemplo. Eso sí, en algunos casos no se encuentra la causa de la epilepsia o es de carácter familiar. Por otro lado, advierte de que cualquier persona puede presentar una crisis aislada en condiciones excepcionales. Por ejemplo, la falta de sueño, el abuso de drogas estimulantes (anfetaminas, cocaína), el alcohol, o la fiebre pueden aumentar el riesgo de tener crisis.
“La epilepsia puede aparecer a cualquier edad: desde la primera infancia hasta la ancianidad, aunque suele ser más frecuente en los dos extremos de la vida. Afecta por igual a hombres y mujeres”, añade.
Asimismo, indica que las crisis epilépticas se producen por una alteración de las células cerebrales (las neuronas), en un lugar del cerebro (crisis focales), o por una excitabilidad general del cerebro en su conjunto (crisis generalizadas). “Las crisis focales suelen ser debidas a lesiones cerebrales (un tumor, una malformación o una cicatriz). Por otra parte, en las crisis generalizadas no se suele encontrar una anomalía evidente en el cerebro, y posiblemente sean debidas a una anomalía en la regulación de la comunicación de las células cerebrales, tal vez de causa genética”, indica la SEN.
CASOS CONCRETOS
En niños muy pequeños, el doctor López dice que es muy característica otro tipo de crisis generalizada, la de las ausencias, en las que el pequeño desconecta durante unos 20 segundos. Según reconoce el experto, la única manera de detectarlo es en el colegio porque se registrará un retraso en el rendimiento escolar. Representa el 10 por ciento de las crisis generalizadas. Habría otro tipo de crisis generalizadas en las que hay sacudidas de brazos y de piernas, muy frecuentes en pacientes adolescentes, y especialmente por las mañanas.
“Hay una imagen muy típica de estos casos, el chico que está desayunando y por esa sacudida del brazo o de la mano derraman la taza de leche”, menciona, a la vez que recuerda que existe otro 10 por ciento de crisis generalizadas donde el paciente pierde bruscamente el tono y se cae al suelo.
CRISIS PARCIALES
En segundo lugar, el experto agrupa las crisis de epilepsia en las parciales o focales, aquellas en las que no se pierde la conciencia o aura, y por ejemplo resalta que una crisis muy frecuente es aquella en la que se tiene una sensación epigástrica ascendente, como de mariposas en el estómago, o un hambre que asciende hasta el cuello. Habría también otras sensitivas, donde el paciente nota hormigueos por el brazo o la pierna que ascienden hasta la cara.
También hay auras visuales, donde el paciente tiene visiones de luces o también la pérdida de visión brusca. A veces hay crisis de miedo, de que en sitios concretos va a pasar algo, y de repente desaparecen. O bien, el coordinador del grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología señala a crisis de origen psíquico o emocional, como el déjà vu, o el jamais vu, por ejemplo.
“Dependiendo de la localización o de la lesión que causa la crisis epiléptica tendremos unos síntomas u otros. Cuando hay crisis de alucinaciones es porque éstas se encuentran en el lóbulo occipital. Cuando se encuentran en el hipotálamo se producen los ataques de risa. Luego hay otras en las que el paciente emite un lenguaje o palabras sin sentido, porque la lesión tiene lugar en el hemisferio no dominante del lenguaje, que es el derecho, o bien otras en las que no puede hablar”, cita el especialista.
A pesar de todo, desde la Sociedad Española de Neurología recuerdan que la epilepsia es una enfermedad tratable y que, afortunadamente, casi dos tercios de las personas que la padecen pueden ser controladas con la medicación antiepiléptica.