La pandemia potenció el trabajo remoto. Desde entonces los empleados han encontrado ventajas y desventajas en esta modalidad, contrastando las dificultades para la desconexión laboral o la sobrecarga laboral con las facilidad de trabajas de casa y la conciliación de la vida personal. Sin embargo, en México la mayoría de trabajadores no tienen acceso a este modo de empleo.
Ciudad de México, 2 de abril (SinEmbargo).– Hace más de dos años, cuando se reportaron los primeros casos positivos de COVID-19 en el país, el Gobierno de México decretó un confinamiento de toda la población para limitar el alcance de los contagios de coronavirus, y con el resguardo en casa se comenzó a habilitar la modalidad de trabajo a distancia para algunas personas, sin embargo la evolución de la pandemia ha configurado la mayoría de regresos a oficinas, mientras que algunos nunca dejaron de desplazarse para seguir trabajando.
Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) mostraron que uno de cada cinco trabajadores en el mundo trabajó de manera remota en algún momento de los primeros 19 meses de la pandemia. En América Latina, al menos 23 millones de personas han laborado de forma remota en el último año. Agregado a ello, en su observatorio sobre el impacto del coronavirus en el mundo laboral la organización destacó que el trabajo remoto es una modalidad laboral de élite.
En México, según los informes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para medir el impacto de la COVID-19 en las empresas, en los primeros meses de la emergencia sanitaria el 12 por ciento de las organizaciones en el país implementó el teletrabajo como medida para seguir con sus operaciones, pero al proyectarlo como una acción permanente, sólo 5.7 por ciento de las compañías contempla esta modalidad. Además, mientras que en Estados Unidos el 41.6 por ciento de los trabajos se puede realizar de manera remota –de acuerdo con un estudio de la Universidad de Chicago–, en México sólo el 22.3 por ciento pueden llevarse a cabo bajo esta modalidad.
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En ese sentido, el Banco de México (Banxico) publicó en septiembre de 2021 una investigación titulada «¿Qué tan altas (bajas) son las posibilidades de hacer teletrabajo en México?» tomando como referencia las 468 ocupaciones comprendidas en el Sistema Nacional de Clasificación de Ocupaciones (Sinco) del Inegi y la posibilidad de llevarlas a cabo a través de tecnologías de la información y la comunicación. El estudio a cargo de Gustavo Leyva e Israel Mora arrojó en sus resultados que pese al cálculo del 22.3 por ciento, en realidad a nivel nacional sólo el 10.6 por ciento del empleo es «susceptible a a desarrollarse bajo la modalidad de teletrabajo».
«Con información de la ENOE en 2019, se calcula que a nivel nacional el porcentaje del empleo susceptible a desarrollarse bajo la modalidad de teletrabajo es de 10.6 por ciento. A nivel regional, se documenta cierta disparidad que se mantiene por tipo de empleo y se acentúa en términos relativos para el auto-empleo informal. Por ejemplo, mientras que las posibilidades de teletrabajo alcanzaron el 19.4 por ciento del empleo formal, en el empleo informal dependiente e independiente estas posibilidades habrían sido muy bajas (4.6 por ciento y 1.4 por ciento, respectivamente)», se mostró en los resultados generales del estudio.
Banxico agregó que el dato es dispar dependiendo la entidad federativa, debido a las actividades económicas predominantes por estado: mientras que la Ciudad de México es la entidad federativa donde 19 por ciento de los empleos se pueden realizar de forma remota; seguida de Nuevo León (14.2 por ciento) y Querétaro (12.2 por ciento), en Veracruz sólo el 7.3 por ciento puede participar en este modo laboral, seguido de Guanajuato (7.6 por ciento) y Guerrero (7.3 por ciento).
Mientras, por componente de género la investigación arrojó que el 15.3 por ciento de los trabajos que realizan las mujeres se podría realizar de forma remota, pero en el caso de los hombres la proporción se reduce a la mitad, con un 7.7 por ciento debido a la «estructura ocupacional que tiene el mercado laboral mexicano». Sin embargo, advierten que esta realidad no se ha traducido en un mayor beneficio para ellas, pues “las posibilidades observadas de hacer teletrabajo muestran un sesgo en contra del empleo de las mujeres”.
«Las posibilidades de teletrabajo de las principales 25 ocupaciones en la distribución del empleo varonil (mitad de empleo masculino) son nulas, mientras que en el caso de las principales 25 ocupaciones de las mujeres (dos terceras partes del empleo femenil) ya captura 6.3 puntos porcentuales de los 15.3 calculados para todas las ocupaciones», se lee en el informe, el cual resalta que pese a la cifra del sexo femenino, esto no supone un mayor beneficio para ellas, pues “las posibilidades observadas de hacer teletrabajo muestran un sesgo en contra del empleo de las mujeres”.
SUBE LA PREFERENCIA POR TRABAJO REMOTO
Si bien desde mitad de 2021 varias oficinas comenzaron a ensayar los regresos a las oficinas, las variantes Delta y Ómicron frenaron el avance ganado y en muchos casos volvieron a confinar a los empleados a trabajar desde casa. En ese sentido surge la pregunta de cuál es la opinión de los trabajadores luego de un largo periodo de tiempo sin trasladarse a sus centros laborales.
Enfocados en la región con mayor posibilidad de trabajos desde casa, los estudios realizados hasta ahora muestran que si bien hay algunos retos importantes que superar para el trabajo desde casa, hasta finales del año anterior 8 de cada 10 mexicanos prefirieron laborar de manera remota a sus oficinas.
De acuerdo con una investigación de la agencia de análisis Metrics, citada por Expansión, el 81 por ciento de la proporción estudiada (análisis de 14 mil 360 menciones en Twitter con el enfoque de los intereses del teletrabajo en México) tiene una percepción positiva de esta modalidad de empleo, sobre todo porque consideran que hay mayor flexibilidad, beneficios económicos para los trabajadores (como el ahorro en el transporte público o en alimentos), lo cual también lo ven como una ventaja para la vida personal.
En contraste, sólo en el 19 por ciento de los resultados obtenidos por el estudio de Metrics se dio una respuesta negativa al teletrabajo, liderado por fallas en Internet y las deficiencias en las herramientas que sirven para trabajar en casa. Además, algunos trabajadores recalcaron que otra negativa es que sus empresas no respetan los tiempos y horarios de trabajo, por lo que las conexiones para permanecer disponible son más largas que una jornada laboral tradicional.
Por su parte, una investigación realizada por la Universidad Iberoamericana, en el caso de las y los oficinistas de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México que trabajan lejos de sus centros de trabajo estarían dispuestos a pagar en promedio mil 460 pesos al mes por ir a una oficina compartida cerca de sus hogares.
Según el estudio titulado “Disposición a pagar/aceptar por trabajar cerca del hogar: aplicación de un experimento de elección discreta a las oficinas de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM)“, las personas que trabajan en zonas de oficinas ubicadas en Polanco y Santa Fe, y que viven lejos de éstas, prefieren pagar alrededor del 8.4 por ciento de sus ingresos y trabajar en espacios compartidos (mejor conocido por la palabra anglosajona coworking) para no tener que trasladarse hasta sus oficinas.
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Pese a que el estudio fue realizado entre noviembre y diciembre de 2019, la Ibero rescata que funciona como antecedente para observar cómo están cambiando las dinámicas laborales luego de la pandemia. Como parte de la investigación se plantearon tres escenarios hipotéticos con diferentes presupuestos de lo que estaría dispuesto a pagar para llegar en poco tiempo posible a un espacio coworking, y se observó que los empleados mostraron disponibilidad a pagar hasta mil 460 pesos en promedio para trabajar en oficina compartida.
En el estudio se resalta que las opciones de espacios coworking no sólo permitirían a las y los empleados acortar sus traslados de lugar de trabajo a casa, sino que también se reducirían potencialmente los embotellamientos de automóviles en horas pico, se contribuiría a las políticas de “ciudades de 15 minutos” -propuesta francesa para que la ciudadanía pueda tener acceso a la mayoría de sus necesidades a 15 minutos caminando o en bicicleta- y además representaría un punto a favor para el medio ambiente al reducir el uso de emisiones de carbón y de energía.
La otra vertiente de conciliación que se ha visto en los últimos meses de la pandemia es el trabajo híbrido, donde algunos días se puede trabajar desde casa mientras que otros sí es necesario desplazarse a oficinas. Según los resultados del estudio “Rediseñando los modelos de trabajo en Latinoamérica”, hecho por la empresa WeWork, el 85 por ciento de los mexicanos prefieren trabajar en un esquema híbrido.
Para la investigación se encuestó a más de 10 mil trabajadores en toda la región para conocer el papel del espacio de trabajo en el desarrollo de las personas y las compañías, y se mostró que el 45 por ciento considera la separación de vida personal y profesional un acierto de las actividades presenciales, sin embargo, el trabajo remoto representa varios beneficios entre ellos el ahorro de tiempo en el tráfico, un punto muy importante en las ciudades de Latinoamérica; también se mencionó el beneficio de no tener que vestirse para el trabajo, es decir, al ser desde casa es posible trabajar en pijama si así se desea, al mismo tiempo que las jornadas de sueño pueden ser más amplias.
En el caso específico de México sólo el 64 por ciento tiene acceso a este formato, sin embargo, las y los empleados buscan ir sólo dos días a la oficina y el resto trabajarlos desde casa. “Los mexicanos quieren ir por lo menos dos días de manera presencial a la oficina y 3 días de manera remota, en casa o en un lugar alterno”, explicó Álvaro Villar, director general de WeWork en México.
El mismo 85 por ciento que prefiere el modelo de trabajo híbrido en México afirmó sentirse más productivo trabajando en esta forma, mientras que el 52 por ciento señaló la creatividad e innovación como una de las principales ventajas de la modalidad presencial. Aún así, prevalece en un 95 por ciento la cantidad de colaboradores que consideran que la principal desventaja del trabajo presencial es la cantidad de tiempo que se pierde entre la casa y la oficina.
El estudio mostró además que al 50 por ciento de los encuestados les gusta la posibilidad de recibir una remuneración especial para trabajar desde casa o en un espacio de trabajo compartido, sólo el 15 por ciento está dispuesto a pagar por su cuenta para acceder a un espacio de oficina equipado que aumente su productividad, es decir un espacio coworking. Este último dato contrasta con la investigación de la Universidad Ibero, debido a que se tiene una muestra más amplia y no sólo está enfocada a una zona laboral específica de la capital mexicana.
PÉRDIDA DE LA INTERACCIÓN DE CÍRCULOS SOCIALES
En 2020, cuando recién se configuraba la modalidad del home office una encuesta de Open Technology Real Services (OTRS), reveló que el 22.5 por ciento de los mexicanos que participaron en el estudio señaló como una preocupación que al no cambiar de ubicación los días se percibirían más largos y aburridos, al mismo tiempo que el 23 por ciento recalcó que se perdería la interacción con los compañeros de trabajo y con otras personas fuera del hogar.
Cuando se les preguntó qué factores podrían ayudar a incrementar su productividad trabajando desde el hogar, 40 por ciento manifestó como primer aspecto una conexión de Internet más estable, seguido por herramientas de comunicación eficientes, mejores sistemas de almacenamiento de información y una cultura corporativa más orientada a trabajar de manera remota.
“Es gratificante ver que la amplia mayoría de las personas a nivel global son tan o más productivas en sus hogares que en la oficina”, afirmó Sabine Riedel, miembro de la Mesa Directiva de OTRS Group. “Esto quiere decir que las compañías no deberían temer a la baja productividad. Sin embargo, es esencial apoyar y acompañar a los colaboradores que trabajen desde casa a largo plazo. Las herramientas digitales de comunicación y los procesos de optimización son importantes, así como lo son los intervalos de descanso y los espacios de interacción virtual que puedan , de alguna manera, sustituir las conversaciones de pasillo”.