De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) uno de cada 160 niños en el mundo tiene un TEA, pero en los últimos 50 años, la prevalencia mundial parece estar aumentando.
México, 2 de abril (EFE).– El autismo es una condición que puede detectarse dentro del primer año de vida de un niño y de no diagnosticarse a tiempo puede repercutir en la calidad y expectativa de vida de estas personas, alertó este martes una especialista.
«Antes se pensaba que se debía diagnosticar hasta los 3 años porque es cuando el niño debe tener ya cierto desarrollo, pero ahora se sabe que se puede saber de esta condición en los primeros 12 meses de vida», señaló a Efe Judith Vaillard, Directora General de Domus, Instituto de Autismo, en la Ciudad de México.
Esto, dijo la experta, es fundamental para garantizar una intervención eficiente y que los niños tengan más oportunidades de desarrollar una vida más normal.
De hecho, aseveró, su desarrollo puede alcanzar niveles de funcionamiento y adaptación adecuados siempre y cuando reciban la atención necesaria «pueden alcanzar edades hasta 50 o 70 años».
El Trastorno del Espectro Autista o TEA es una alteración del desarrollo neurológico que se manifiesta claramente entre los 18 y 36 meses de edad, aunque puede haber síntomas observables desde antes de los 12 meses.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) uno de cada 160 niños en el mundo tiene un TEA, pero en los últimos 50 años, la prevalencia mundial parece estar aumentando.
En México, se estima que uno de cada 115 presenta esta condición de vida.
La especialista explicó que las personas con este trastorno tienen dificultades para entender el lenguaje tanto verbal como no verbal y por eso persiste una dificultad en su comunicación social.
Detalló que aunque en un principio pareciera que esta condición no se puede detectar en bebés, hay ciertos signos que pueden alertar a los padres al respecto.
«Algunos presentan poca respuesta a las sonrisas o interacción con los adultos, otros no se acomodan fácilmente al abrazo. Ya por ahí de los 12 meses no interactúa, no balbucea ni emite sonidos, no responde a juegos típicos de la edad», expresó.
La especialista aseveró que todavía existen muchos mitos alrededor de esta condición pues «mucha gente piensa que el problema del autismo es que estas personas no pueden hablar o que esto es provocado por las vacunas, lo cual es totalmente falso».
Vaillard señaló que los pequeños con autismo pueden tener hiperreactividad en todos los sentidos y eso hace que se comporten de una manera muy peculiar, por lo cual en el tratamiento se deben contemplar aspectos de interacción social.
«Se tienen que enseñar habilidades. La inclusión a una escuela regular es importante, que se les den los apoyos que requieran para que tengan una forma de comunicación alternativa, estrategias que intervengan en su forma de pensar y en la forma de verse a sí mismos», dijo.
Sin embargo, lamentó que en México existan pocos especialistas para tratar el TEA y que en los padres persista el miedo de que sus hijos sean diagnosticados.
«Necesitamos que se capacite no solo el personal médicos sino también los papás, ellos deben tener mejores recursos para enfrentar el reto de educar y criar a un hijo con autismo», agregó.
Finalmente, recomendó que tras el diagnóstico los padres busquen ayuda profesional para comenzar la atención de forma inmediata, no dejarse llevar por tratamientos «mágicos» o curas milagrosas, por lo que es mejor buscar información y hacerlo en fuentes confiables.
Además, dijo, deben ser capaces de entender que cada niño es diferente, por lo que los tratamientos también son distintos.