Gemma Casadevall
Berlín, 1 nov (EFE).- La Canciller alemana, Angela Merkel, no logró arrancar hoy un consenso a sus socios de coalición para afrontar la acogida de refugiados, en medio de la alarma generada por las oleadas migratorias hacia Alemania y los incesantes ataques a centros de asilados.
Las cinco horas de reunión por separado, el sábado, de los tres coaligados -Unión Cristianodemócrata (CDU), Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y Partido Socialdemócrata (SPD)-, más otras dos horas, este domingo, entre sus respectivos líderes -Merkel, Horst Seehofer y Sigmar Gabriel- no bastaron para presentar un acuerdo.
La reunión entre los presidentes de las fuerzas gubernamentales fue «constructiva», hay «coincidencia» en algunos contenidos, pero se mantienen «puntos abiertos» en otros, como las llamadas zonas de tránsito, indicaba en un breve comunicado el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, al término de la reunión.
El establecimiento de zonas de tránsito en la frontera se ha convertido en el caballo de batalla del líder bávaro, Seehofer, que pretende así ordenar al menos el flujo de entre 7 mil y 10 mil peticionarios que a diario entran en su «Land» a través de Austria.
Ahí quedarían esas personas mientras se evalúan sus solicitudes de asilo, y de ahí serían expulsadas, en caso de ser rechazada su petición, según los planes de la CSU.
Gabriel rechaza este planteamiento, una especie de línea roja para su SPD, ya que a su parecer implicaría crear enormes cárceles, donde quedarían recluidas, tal vez por meses, personas que acuden a Alemania en busca de asilo.
Serían centros de internamiento con dimensiones de estadio de fútbol, alerta el líder socialdemócrata, quien propone como alternativa distribuir centros de registro por todo el país.
Ahí se coordinaría de manera más efectiva la evaluación de las peticiones de asilo y se procedería, llegado el caso, a la expulsión ordenada de quienes vean rechazada su petición.
A la implantación de zonas de tránsito añade la CSU la exigencia de restringir el reagrupamiento familiar para evitar nuevas oleadas de peticionarios, cuestión que el SPD ve impracticable, ya que contraviene las leyes vigentes y está destinado a «morir» ante el Tribunal Constitucional.
Sin revolver estos disensos se separaron los tres líderes, pero las conversaciones serán retomadas el jueves, afirmó Seibert, antes de la cita convocada entre Merkel y representantes de poderes locales y los «Länder».
La ronda de coalición este domingo se planteó como de crisis, aunque la confrontación más directa no se libraba entre el SPD y la CSU, sino entre esa fuerza bávara y su matriz, la CDU de Merkel.
Seehofer no ha escatimado críticas contra la línea de «generosa acogida» de la Canciller, desde que ésta decidió abrir temporalmente las fronteras a la entrada de refugiados como medida humanitaria.
Esta semana planteó exigencias a Merkel en términos de ultimátum -hasta este domingo- para que se contenga el flujo migratorio.
A ese contexto se añadieron hoy las informaciones del dominical del diario «Frankfurter Allgemeine», según las cuales Merkel estima ya en un millón el cómputo de refugiados que Alemania recibirá este año, en lugar de los 800 mil oficialmente calculados.
Según este medio, Merkel lanzó este pronóstico en la última minicumbre entre la UE y los Balcanes, cuestión que la Cancillería desmintió al asegurar que no ha habido tal corrección al alza.
A este panorama se suma el goteo de informaciones sobre nuevos ataques contra centros de asilados en distintas partes del país.
Tres peticionarios fueron atacados con bates de béisbol por unos 30 desconocidos en Magdeburgo; un joven resultó herido por un objeto incendiario lanzado contra una vivienda de refugiados en Dresde, y dos sirios quedaron heridos a consecuencia de una paliza en Wismar, población del este de Alemania, como las dos anteriores.
Un albergue de Baja Sajonia (centro) fue objeto de un ataque incendiario, que se añade a otros dos registrados en esa misma parte del país la madrugada del sábado.
El cómputo de ataques a centros de asilados, habitados o en construcción, en toda Alemania, se sitúa en los 600 en lo que va de año.