Beirut, 1 oct (EFE).- El máximo líder de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG, en sus siglas en kurdo), Sipan Hamu, ha augurado una guerra de diez años en Siria, cuya solución no está en manos de los sirios, informó hoy el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
«Desafortunadamente, podemos llamar a lo que ocurre ahora ‘lucha de titanes’ en el suelo sirio, parece la III guerra mundial, en la que combaten grandes fuerzas para dividirse esferas de influencia en el mundo», afirmó Hamu en una entrevista difundida hoy por la ONG.
En la conversación, Hamu no hizo mención a los bombardeos rusos iniciados ayer en territorio sirio, aunque ofreció su visión de lo que va a suceder en el futuro en el país a la luz de los últimos acontecimientos.
El grupo que dirige Hamu, las YPG, es la principal milicia kurdosiria que actúa en el Estado árabe y una de las organizaciones armadas que más resistencia ha opuesto a los yihadistas del autodenominado Estado Islámico (EI).
A juicio del comandante kurdo, la solución a la contienda siria «no está en manos de los sirios porque está relacionada con las fuerzas contendientes».
«Nosotros la vemos como una guerra que cambia mapas, divisiones, acuerdos y mentalidades de hace cien años», reflexionó.
Asimismo, predijo que el conflicto no quedará limitado a las fronteras de Siria, sino que se extenderá por todo Oriente Medio y que a la larga habrá una emigración inversa desde otros estados al territorio sirio, que será más seguro.
En ese sentido, Hamu consideró que pese a que actualmente Siria está en el centro del conflicto desde ella saldrá la solución a todas las diferencias.
Siria es desde hace más de cuatro años escenario de una guerra que ha ocasionado más de 240 mil muertos, según el Observatorio.
Ayer, aviones de Rusia, aliada del régimen de Bachar al Asad, comenzaron a bombardear el territorio sirio, en una acción que podría cambiar el curso de la guerra.
Fuentes oficiales rusas y sirias afirmaron que el blanco fueron posiciones del EI en el centro de Siria, pero activistas y opositores lo desmintieron y aseguraron que habían causado 36 civiles muertos, además de golpear bases de grupos rebeldes en Hama.