Un periodista de la cadena ESPN retó al tenista español para ver si este era capaz de golpear con una pelota el techo del estadio.
Ciudad de México, 1 de septiembre (SinEmbargo/La Opinión).– No era ni lluvia. Una garúa. O algo parecido. Pero la organización del US Open tenía ganas de mostrarle al mundo su chiche nuevo en acción, y entonces, tras un puñado de gotas, llegó la decisión: cerrar el techo del estadio Arthur Ashe.
Rafael Nadal le ganaba cómodamente (6-0 y 3-3) anoche al italiano Andreas Seppi y la espera no lo inquietó. El español se puso a mirar hacia arriba cómo la dos hojas móviles de la fastuosa estructura blanca del escenario de tenis más grande del planeta se acercaban una a la otra.
Debían tardar siete minutos, pero se unieron al cabo de 5 minutos y 35 segundos, ante una ovación del público, que cubrió gran parte de los 23.771 asientos.
El juego se reanudó con un saque de Rafa, que ya era el primer jugador en pegar una pelota bajo el techo cerrado del Ashe en una práctica y así se convirtió en el primero en hacerlo en un partido oficial. Exactamente una hora más tarde, a las 23.46, el zurdo pasó a la tercera rueda del torneo. Tras el clásico festejo, en la entrevista pública sobre la cancha le preguntaron: “Hay una gran duda general: si se puede llegar con un pelotazo al techo. ¿Tú qué creés?”.
Más que consulta, fue un reto, por supuesto. Hay unos 60 metros entre el cemento pintado y la parte más alta de ese escudo anticlima. Y Nadal, sonriente, aceptó.
Probó una sola vez, frente al entusiasmo de la gente. No anduvo lejos. “Yo no puedo…”, volvió a sonreír. Ya estaba contento por el 6-0, 7-5 y 6-1 que lo había instalado otro paso más cerca de la azotea deportiva del certamen. Al techo de Flushing Meadows, él ya lo había alcanzado en 2010 y 2013.