Desde que la pandemia dio inicio varios expertos han buscado tratamientos para combatirla. Más de una vez, las llamas han sido objeto de estudio por sus valiosos y potentes nanocuerpos, ¿por qué? Una nueva investigación lo explica.
Madrid, 1 de julio (Europa Press).- Investigadores dirigidos por el Monte Sinaí de Nueva York (Estados Unidos) han demostrado que unas diminutas y robustas partículas inmunitarias derivadas de la sangre de una llama podrían proporcionar una fuerte protección contra todas las variantes de la COVID-19, incluida la Ómicron, y 18 virus similares, entre ellos el SARS-CoV-2 y el SARS-CoV-1, responsable del brote de SARS de 2003.
Según el estudio, publicado en la revista Cell Reports, el equipo sugiere que estas moléculas de «superinmunidad», conocidas como nanocuerpos, podrían ser precursoras de un tratamiento o aerosol antiviral de acción rápida e inhalable que podría almacenarse y utilizarse a nivel mundial contra la pandemia en evolución y futuros virus.
En comparación con el resto del reino animal, las llamas, los camellos y las alpacas tienen sistemas inmunitarios únicos: producen anticuerpos con una sola cadena polipeptídica en lugar de dos. Esta construcción da lugar a anticuerpos que tienen aproximadamente una décima parte del tamaño de los normales, son excepcionalmente estables y pueden unirse firmemente a los objetivos de la enfermedad. Gracias a estas propiedades únicas, los investigadores pueden enlazar fácilmente varios nanocuerpos, de modo que si un virus intenta escapar mutando, otro nanocuerpo está listo para mantenerlo a raya.
Research team, @MountSinaiNYC-led, including, @Proteomics_Shi et al, report to 'have shown that tiny, robust immune particles derived from the blood of a llama could provide strong protection against every #COVID19 variant, including #Omicron'.
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— Dr Joe Pajak ? CSci NHS FT Governor (@JoePajak) June 29, 2022
«Debido a su pequeño tamaño y a su amplia actividad neutralizadora, es probable que estos nanocuerpos de camélidos sean eficaces contra futuras variantes y brotes de virus similares al SARS –explica el autor principal, el doctor Yi Shi, profesor asociado de Ciencias Farmacológicas y director del Centro de Ingeniería de Proteínas y Terapéutica de la Facultad de Medicina Icahn de Mount Sinai–. Su estabilidad superior, los bajos costes de producción y la capacidad de proteger tanto el tracto respiratorio superior como el inferior contra la infección significan que podrían proporcionar una terapéutica crítica para complementar las vacunas y los fármacos de anticuerpos monoclonales si surge una nueva variante de la COVID-19 o del SARS-CoV-3».
Como parte fundamental de su estudio, el equipo del doctor Shi inmunizó a la llama, llamada Wally, con el dominio de unión al receptor (RBD) del SARS-CoV-2, el fragmento corto o pico del virus que se adhiere a la proteína de la superficie de las células humanas para entrar y propagar la infección. Descubrieron que la inmunización repetida con el RBD hacía que Wally produjera nanocuerpos que reconocían no sólo el SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, sino una amplia gama de otros coronavirus, lo que los investigadores denominaron «superinmunidad». A partir de este descubrimiento, el equipo aisló y validó un amplio repertorio de nanocuerpos.
«Aprendimos que el diminuto tamaño de estos nanocuerpos les confiere una ventaja crucial contra un virus que muta rápidamente –afirma el coautor Ian Wilson, doctor y profesor Hansen de Biología Estructural y presidente del Departamento de Biología Estructural y Computacional Integrativa del Scripps Research en La Jolla, California–. En concreto, les permite penetrar más en los recovecos, rincones y grietas de la superficie del virus, y así unirse a múltiples regiones para evitar que el virus se escape y mute».
A partir de esta información estructural, el equipo diseñó un nanocuerpo ultrapotente que puede unirse simultáneamente a dos regiones de la RBD de los virus similares al SARS para evitar el escape mutacional. La molécula resultante (PiN-31) es extremadamente estable y, en su forma de aerosol, puede utilizarse como tratamiento inhalado o spray, que el mismo equipo demostró en un trabajo anterior que puede ser eficaz contra el SARS-CoV-2.
«Aunque es necesario seguir investigando, creemos que los nanocuerpos ultrapotentes de amplia protección que hemos podido aislar en el laboratorio pueden aprovecharse para su uso en humanos», destaca el doctor Shi, que realizó la mayor parte de la investigación en la Universidad de Pittsburgh antes de trasladar su laboratorio al Icahn Mount Sinai. Para aumentar el atractivo de esta posible forma de tratamiento, estos agentes antivirales tan versátiles pueden producirse rápidamente en prácticamente cualquier lugar a partir de microbios como E. coli o células de levadura, añade. En el pasado, las terapias con nanocuerpos han demostrado ser clínicamente seguras y eficaces contra enfermedades humanas, como un trastorno de la coagulación de la sangre y el cáncer.
«Ganar la carrera contra la pandemia actual, así como contra futuros brotes virales, dependerá del rápido desarrollo y la distribución equitativa de un arsenal de tecnologías rentables y convenientes –subraya el doctor Shi–. Creemos firmemente que los novedosos nanocuerpos inhalables y extremadamente potentes que hemos descubierto pueden satisfacer esa demanda a escala mundial, sobre todo en los países en desarrollo que son más vulnerables a los virus y a la falta de terapias para tratarlos».