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¿Migraña? La cura (alimentos comunes) podría estar en su refrigerador

01/07/2021 - 7:38 am

Esta «es una prueba más de que los alimentos que comemos pueden influir en las vías del dolor», indicó uno de los expertos.

Madrid, 1 de julio (Europa Press).- Una dieta más rica en pescados grasos ayudó a las personas que padecen migrañas frecuentes a reducir el número mensual de dolores de cabeza y la intensidad del dolor en comparación con los participantes con una dieta más rica en grasas y aceites vegetales, según un nuevo estudio publicado en la revista The BMJ.

Este estudio, realizado por un equipo de investigadores del Instituto Nacional del Envejecimiento (NIA) y del Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo (NIAAA), que forman parte de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, y de la Universidad de Carolina del Norte (UNC), se hizo sobre 182 adultos con migrañas frecuentes amplió el trabajo anterior del equipo sobre el impacto del ácido linoleico y el dolor crónico.

El ácido linoleico es un ácido graso poliinsaturado que se obtiene habitualmente en la dieta estadounidense a partir del maíz, la soja y otros aceites similares, así como de algunos frutos secos y semillas.

Los estudios anteriores del equipo, más pequeños, exploraron si el ácido linoleico inflamaba los tejidos y las vías de procesamiento del dolor relacionado con la migraña en el nervio trigémino, el mayor y más complejo de los 12 nervios craneales del cuerpo. Descubrieron que una dieta con menor contenido de ácido linoleico y mayor de ácidos grasos omega-3 (como los que se encuentran en el pescado y el marisco) podía calmar esta inflamación de las vías del dolor.

En una intervención dietética de 16 semanas, los participantes fueron asignados al azar a uno de los tres planes de dieta saludable. Todos los participantes recibieron paquetes de comida que incluían pescado, verduras, hummus, ensaladas y productos para el desayuno.

Un grupo recibió comidas que tenían altos niveles de pescado graso o aceites de pescado graso y ácido linoleico reducido. Un segundo grupo recibió comidas que tenían altos niveles de pescado graso y mayor ácido linoleico. El tercer grupo recibió comidas con altos niveles de ácido linoleico y niveles más bajos de pescado graso para imitar la ingesta media de Estados Unidos.

Durante el periodo de intervención, los participantes controlaron el número de días de migraña, su duración y su intensidad, así como el modo en que sus dolores de cabeza afectaban a su capacidad para desenvolverse en el trabajo, la escuela y la vida social, y la frecuencia con la que necesitaban tomar analgésicos.

Cuando se inició el estudio, los participantes tenían una media de más de 16 días de dolor de cabeza al mes, más de cinco horas de dolor de migraña por día de dolor de cabeza, y tenían puntuaciones de referencia que mostraban un grave impacto en la calidad de vida a pesar de utilizar múltiples medicamentos para el dolor de cabeza.

La dieta más baja en aceite vegetal y más alta en pescado graso produjo entre un 30 por ciento y un 40 por ciento de reducción en las horas totales de dolor de cabeza por día, las horas de dolor de cabeza severo por día y los días de dolor de cabeza en general por mes en comparación con el grupo de control. Las muestras de sangre de este grupo de participantes también tenían niveles más bajos de lípidos relacionados con el dolor.

A pesar de la reducción de la frecuencia de las cefaleas y del dolor, estos mismos participantes sólo informaron de pequeñas mejoras en la calidad de vida general relacionada con la migraña en comparación con otros grupos del estudio.

La migraña, una enfermedad neurológica, figura entre las causas más comunes de dolor crónico, pérdida de tiempo de trabajo y disminución de la calidad de vida. Más de cuatro millones de personas en todo el mundo padecen migraña crónica (al menos 15 días de migraña al mes) y más del 90 por ciento de los que la padecen son incapaces de trabajar o funcionar normalmente durante un ataque, que puede durar entre cuatro horas y tres días.

<br >mecanismos Propuestos Que Vinculan Los ácidos Grasos N 6 Y N 3 De La Dieta Y Sus Derivados De Oxilipina a La Patogénesis Del Dolor De Cabeza Foto Christopher E Ramsden Et Al Dietary Alteration of N 3 and N 6 Fatty Acids for Headache Reduction in Adults with Migraine Randomized Controlled Trial the Bmj 2021

Las mujeres de entre 18 y 44 años son especialmente propensas a las migrañas, y se calcula que el 18 por ciento de las mujeres estadounidenses las padecen. Los medicamentos actuales para la migraña suelen ofrecer sólo un alivio parcial y pueden tener efectos secundarios negativos, como la sedación y la posibilidad de dependencia o adicción.

«Esta investigación ha encontrado pruebas interesantes de que los cambios en la dieta pueden mejorar un dolor crónico muy debilitante como la migraña, sin los inconvenientes que conllevan los medicamentos que a menudo se recetan», resalta el doctor Luigi Ferrucci, director científico del NIA.

El equipo de los NIH fue dirigido por Chris Ramsden, investigador clínico de los programas de investigación intramuros del NIA y el NIAAA, y miembro de la facultad adjunta de la UNC. Ramsden y su equipo están especializados en el estudio de los lípidos -compuestos de ácidos grasos que se encuentran en muchos aceites naturales- y su papel en el envejecimiento, especialmente en el dolor crónico y las enfermedades neurodegenerativas.

«Los cambios en la dieta podrían ofrecer cierto alivio a los millones de estadounidenses que sufren de dolor de migraña –señala Ramsden–. Es una prueba más de que los alimentos que comemos pueden influir en las vías del dolor».

Los investigadores señalaron que estos resultados sirven para validar que las intervenciones basadas en la dieta que aumentan las grasas omega-3 y reducen las fuentes de ácido linoleico son más prometedoras para ayudar a las personas con migrañas a reducir el número y el impacto de los días de dolor de cabeza que los suplementos a base de aceite de pescado, al tiempo que reducen la necesidad de medicamentos para el dolor. Esperan seguir ampliando este trabajo para estudiar los efectos de la dieta en otras dolencias crónicas.

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