Ciudad de México, 1 de julio (SinEmbargo).- Las personas no se lo suelen preguntar pero, ¿qué padecimientos sufre el cuerpo en el espacio? ¿es que acaso los astronautas nunca se enferman? Expertos consideran que en realidad no importa que tan lejos se esté de la tierra, hay males que acechan a los seres humanos en cualquier sitio, pero hay otros que se producen a partir de la pérdida de la gravedad.
Desde los años sesenta la expedición del Apollo 7, que estuvo 11 días en órbita, sufrió los primeros altibajos de esta índole, cuando uno de los astronautas contrajo un resfriado, el cual se fue expandiendo al resto de la tripulación.
A tres años de que se cumpla medio siglo de dicha expedición, los nuevos astronautas pasan largas temporadas en el espacio y este tema se ha sofisticado.
Por ejemplo, dentro de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en Inglés), permanecen dos médicos que cuentan con recursos suficientes como para tratar diversos malestares y, eventualmente, poder enviar a una persona a casa.
Al parecer la falta de gravedad refuerza la proliferación de bacterias. Un estudio realizado por el doctor Leonard Mermel de la Universidad de Brown en consulta con archivos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) encontró que, en un periodo de 30 años en el que se cuentan 106 vuelos aeroespaciales y 742 tripulantes, hubo 29 casos de enfermedades infecciosas. La mayoría fiebres, pero también infecciones urinarias, de la piel y gastritis.
A continuación una lista de cuáles son los padecimientos más comunes que afectan al hombre en el espacio:
DESORIENTACIÓN
De acuerdo con la NASA una de las primeros problemas que se presentan en el espacio es la desorientación. Mientras que en la Tierra el oído regula el equilibrio al saber dónde es arriba y abajo, en el espacio los astronautas se pueden desorientar con facilidad.
El oído funciona porque la gravedad estabiliza los fluidos dentro del mismo. Al perder la gravedad, la única manera de orientarse queda a cargo de la vista. Sin embargo, es normal que al principio el cuerpo se encuentre confundido con muchos señales. Por ejemplo, se puede flotar bocabajo sin sentir que la sangre corre hacia cabeza.
Esta confusión es llamada también «enfermedad espacial», algo parecido a cuando al mareo que su sufren los navegantes del mar. Sin embargo, la buena noticia es que la sensación no es eterna y esta cesa conforme el cuerpo se acostumbra unas horas después de estar en el espacio.
DESHIDRATACIÓN
Una de las primeras reacciones al subir a la órbita es perder la sed. La razón podría ser que la gravedad también afecta la manera que muchos fluidos corporales se distribuyen, incluyendo la sangre.
El cuerpo elimina lo que cree que son fluidos adicionales y resulta en visitas reiteradas al baño, refiere el portal educativo de la NASA.
DESCALCIFICACIÓN EN HUESOS
Los huesos se descalcifican con la ingravidez, el esqueleto ya no tiene que trabajar para sostener el cuerpo y esto provoca el debilitamiento del sistema óseo. Para combatir este mal, los cosmonautas realizan cuotas diarias de ejercicio.
De acuerdo con la revista estadounidense Time, cuando la estación rusa Mir todavía estaba en el espacio a los nuevos cosmonautas se les advertía no dar abrazos de oso a sus compañeros con más tiempo en la estación, con el fin de evitar huesos rotos.
RELOJ BIOLÓGICO ALTERADO
El sentido del tiempo en el espacio es otro. Un astronauta “ve la salida y puesta del sol cada 90 minutos”, indicó la NASA. Este ritmo afecta el reloj biológico del cuerpo, por lo que el aislamiento de la luz en horas de sueño es más importante.
Este reloj también es conocido como ritmo cicardiano y está directamente relacionado no sólo con la siesta, sino con los tiempos de alimentación.
EMPEORAMIENTO VISUAL
Uno de los sentidos más afectados en el espacio es la vista, y sus efectos no retroceden precisamente cuando los astronautas vuelven a la tierra.
La razón estaría relacionada con los fluidos que van en dirección a la cabeza y que presionan el nervio óptico, efecto que a la larga distorsiona el globo ocular.
El astronauta taiwanés Kjell Lindgren entrevistado recientemente por la revista Time, enfatizó que el ojo sufre irritación por el esparcimiento de pequeña basura que flota.
“La arena no se asienta a la nave como lo haría en la Tierra. Entonces, las cosas son liberadas, pequeños pedazos de metal del equipo o quizá, piel muerta, solo flota alrededor y provoca irritación en el ojo”, dijo.