El Vaticano reconoce la pedofilia y el abuso sexual a adultos por parte de sacerdotes como un crimen en su nueva ley que castigará a los curas a partir de diciembre.
Por Nicole Winfield
CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El Papa Francisco cambió la Ley eclesiástica para criminalizar de forma explícita los abusos sexuales a menores y a adultos por parte de sacerdotes que hasta ahora podrán ser sancionados por pedofilia y otros delitos sexuales.
El Vaticano reconoció como un crimen el grooming de menores o adultos vulnerables por parte de sacerdotes para incitarlos, con regalos y otras distinciones, a participar en material pornográfico y luego explotarlos sexualmente.
La nueva ley del derecho canónico establece que los adultos también pueden ser víctimas de curas que abusan de su autoridad y que los legos que ejercen labores eclesiásticas pueden ser castigados por abusar de menores o adultos.
Los sacerdotes que mantengan relaciones sexuales con cualquier persona usando “la fuerza, amenazas o abuso de su autoridad” para conseguirlo, serán expulsados de la Iglesia, de acuerdo con el nuevo código penal que aprobó el Papa el martes y entraría en vigor el 8 de diciembre.
Papa reforma el derecho penal de la Iglesia con nueva Constitución Apostólica.#PapaFrancisco #Vaticano https://t.co/cDXgJdmFNw
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La ley no define de forma explícita qué adultos estarían incluidos, y sólo menciona a “uno al que la ley reconozca igual protección”.
Tras 14 años de estudio, la reforma también limita la capacidad de discreción que permitía a obispos y jerarcas de la Iglesia ignorar o encubrir los abusos que los llevaría a afrontar responsabilidades por omisiones y negligencia en las investigaciones para sancionar adecuadamente a los implicados.
Con esta reforma al Libro VI del Código de Derecho Canónico, quedan claramente establecidas las penas que corresponden a quienes cometen delitos contra los sacramentos, la vida, la libertad y la dignidad de la persona. https://t.co/7xFoMx9fH9
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Desde que se redactó el código actual en 1983, abogados y obispos se han quejado de que era totalmente inadecuado para gestionar los abusos sexuales a menores, ya que requería largos juicios. Las víctimas y sus defensores, por su parte, afirmaban que había abuso de poder por parte de la Iglesia al proteger a sus sacerdotes.
En medio del movimiento #MeToo y los escándalos de seminaristas y monjas que sufrieron abusos sexuales de sus superiores, el Vaticano ha asumido que los adultos también pueden ser víctimas si están en una relación con un desequilibrio de poder y que no es sólo un «pecado».
Como en el escándalo en torno al excardenal Theodore McCarrick, exarzobispo de Washington. Aunque el Vaticano sabía desde hacía años que se acostaba con sus seminaristas, McCarrick no fue juzgado hasta que alguien denunció que el clérigo había abusado de él cuando era joven. Francisco lo expulsó del sacerdocio en 2019.
La necesidad de esta reforma también quedó clara en el escándalo en torno a Luis Figari, el fundador lego del grupo conservador con sede en Perú Sodalitium Christianae Vitae, que tiene 20 mil miembros y delegaciones en toda América del Sur y Estados Unidos.
Una investigación independiente concluyó que el fundador era un narcisista paranoide obsesionado con el sexo y con ver cómo sus seguidores soportaban dolor y humillaciones. Pero el Vaticano dudó durante años sobre cómo sancionarle, hasta decidir que fuera aparado de su comunidad y trasladado fuera de Perú.