Frente a la época de estiaje en Jalisco, el Gobernador Enrique Alfaro ofrece al Área Metropolitana de Guadalajara un «vaso vacío» al acordar con el Gobierno federal un acueducto sin garantizar las fuentes de abastecimiento mediante plantas de tratamiento y control a las descargas residuales industriales en el contaminado río Santiago, denunciaron especialistas.
Ciudad de México, 1 de abril (SinEmbargo).– En vísperas de la temporada de estiaje, el Gobernador de Jalisco Enrique Alfaro Ramírez acordó con el Presidente Andrés Manuel López Obrador una inversión de 6 mil millones de pesos para construir en dos años el acueducto El Salto-Calderón desde la presa El Zapotillo para que la Zona Metropolitana de Guadalajara, habitada por 5 millones de personas, «ya no tenga ningún riesgo de desabasto» en los próximos 30 años.
Pero especialistas locales explicaron que en un estado con desigualdad hídrica, donde la Cuenca del río Santiago está contaminada y los pozos acaparados por empresas inmobiliarias, esa infraestructura de distribución no será suficiente para garantizar la fuente de abastecimiento a los jaliscienses. Plantearon que urge multiplicar las plantas de tratamiento y controlar las fugas por falta de mantenimiento a la red, así como regular las descargas residuales del corredor industrial.
«Es una ilusión lo que se está planteando. Si bien la infraestructura como la presa o acueducto es muy importante para distribuir el agua, no sustituye a la fuente de abastecimiento misma que son los ríos, lagos y agua subterránea; es como regalar un vaso vacío», aseguró Mario López Ramírez, académico sobre gestión social del agua del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO).
El área de comunicación social del Gobierno de Jalisco dijo a SinEmbargo que «tanto esta obra del Zapotillo, como todo lo que tiene que ver con las aguas nacionales, es responsabilidad exclusiva de la Federación».
Los programas federales contra la sequía, expuso el académico local, plantean como estrategia ante el estrés hídrico «reducir y administrar el consumo del agua —doméstico, agrícola e industrial— antes de incrementar fuentes de suministro», es decir, el acordar un acueducto «es un error gubernamental» que contrasta con el propio protocolo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), observó.
Otra estrategia omitida por el Gobierno estatal para mitigar la desigualdad hídrica, agregó, es identificar qué empresas y colonias consumen más agua respecto a zonas marginadas donde han normalizado el tanteo, el acarreo y la compra de pipas, como en La Esperanza, en el municipio de Tonalá.
Pero el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC) lo analizó con datos oficiales de concesiones y, entre las empresas que acaparan y contaminan el mayor volumen de los cuerpos de agua de Jalisco, la investigación destaca a inmobiliarias, cerveceras, refresqueras, tequileras, químicas, agroexportadoras y de alimentos.
El informe dimensiona que con los más de 36 millones de litros de agua concesionados a 12 inmobiliarias se podría abastecer a más de un millón de personas con 100 litros por persona/día. También calcula, con base en los reportes de fugas al sistema de aguas local, que de cada 10 litros de agua para consumo humano, se desperdician entre tres y cuatro litros de la red.
Mientras tanto, en el Área Metropolitana de Guadalajara existen 387 mil 493 habitantes que no tienen acceso al agua, particularmente en Zapopan, Tlajomulco y El Salto, expone el documento con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
EL DISCURSO DE LA «SEQUÍA»
Al salir de Palacio Nacional, el Gobernador de Jalisco Enrique Alfaro comentó a la prensa que les fue muy bien. Afortunadamente, afirmó, el proyecto más urgente para resolver el tema del abasto de agua para Guadalajara quedó acordado con una inversión federal de 6 mil millones de pesos para empezar con las licitaciones para el acueducto El Salto-Calderón.
«Con esta obra se garantizaría los tres metros cúbicos que le faltan a la ciudad y con eso está resuelto un problema histórico de más de 40 años que no se podía resolver; cuando menos en los próximos 30 años el tema del abasto está resuelto», aseguró.
Pero María González Valencia, coordinadora de la investigación del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario (IMDEC) sobre la desigualdad y acaparamiento hídrico en el Área Metropolitana de Guadalajara, planteó que la sequía registrada en 2021 y lo dicho este año sólo fue una narrativa «para presionar» al Gobierno federal para continuar con los trabajos del acueducto.
«A nivel internacional hay una crisis climática evidente, pero en México la política de gestión y administración del agua es deficiente y desigual. Cuando se habla de escasez de agua o de sequía, es narrativa de los gobiernos porque el problema es quién tiene el agua en grandes volúmenes y cuánto pagan por ello», aseguró.
Al 15 de marzo, el Monitor de Sequía de la Conagua aún no reporta sequía extrema en Jalisco. El 56.7 por ciento del estado —que ya registra temperaturas mayores a 35 grados— está en sequía moderada y el 14.2 por ciento en sequía severa, particularmente en la región Norte y de Los Altos, donde está la Cuenca contaminada del río Santiago, la cual se encuentra en un 23 por ciento en sequía severa, lo que provoca mayor concentración de sus metales pesados riesgosos para la salud. Al 10 de marzo, sólo dos de las 25 presas de uso agrícola, El Trigo y Santa Rosalía, están por debajo de la mitad de su capacidad, informa la Secretaría de Agricultura (Sader).
«Este año no tenemos un problema como el del año pasado, nuestras presas tienen un buen nivel de almacenamiento, pero las medidas que vamos a tomar [el acueducto] nos garantizarían que en el corto plazo, particularmente para el año próximo, Guadalajara ya no tenga ningún riesgo de desabasto», afirmó el Gobernador a fuera de Palacio Nacional.
La sequía extrema ya se registra en el área norte de Coahuila (20.4 por ciento), Tamaulipas (3.4 por ciento) y Nuevo León (9.3 por ciento), entidad que está recortando el suministro —a excepción de a la industria que cuenta con pozos concesionados— porque sus dos principales presas llegaron al día cero, como informó SinEmbargo previamente. El Gobernador Samuel García también se reunió esta semana con el Presidente Andrés Manuel López Obrador por el estrés hídrico.
Tras 16 años de diálogos y resistencia de las comunidades campesinas Temacapulín, Acatzingo y Palmarejo de Los Altos, Jalisco, para no ser inundadas con la extensión de una cortina de concreto de la presa Zapotillo a 105 metros, como alternativa se anunció a finales del año pasado que la cortina quedará en 40 metros y se instalará un acueducto. Con ello, en vez de que el agua corra por el río Verde hacia León, Guanajuato, y a la presa el Purgatorio, irán 3 metros cúbicos por segundo sólo al Área Metropolitana de Guadalajara de la presa El Zapotillo a la de El Salto-La Red-Calderón.
Gabriel Espinoza Íñiguez, uno de los opositores a la inundación de Temacapulín por la ampliación de la presa, expuso que no se oponen al acueducto para distribuir agua para uso doméstico e industrial, siempre y cuando —como lo prometió el Presidente Andrés Manuel López Obrador en su visita en El Zapotillo en agosto— «se priorice el agua potable para las familias más desprotegidas y que no la sigan acaparando las inmobiliarias, las refresqueras o las agroindustriales para un negocio».
El miércoles, el Presidente López Obrador adelantó en la conferencia matutina que la semana próxima se reunirá con representantes de la industria para pedirles que cedan parte de sus pozos privados para abastecer a Nuevo León y con Jalisco, confirmó, ya acordaron la inversión para el acueducto relacionado con la presa El Zapotillo.
«Se está hablando con industriales, incluso yo personalmente lo voy a hacer porque tengo una reunión con ellos. Pienso que lo van a hacer para que los pozos que ellos tienen puedan utilizarse, si no toda el agua, sí que puedan ellos aportar. Es transitorio, sería al enfrentar este estrés hídrico, esta falta de agua en estos dos meses en tanto empieza a llover», afirmó.
Pero no es transitorio. El académico especializado en gestión del agua de la Universidad de Guadalajara, Arturo Gleason Espíndola, explicó que el ciclo del agua es como un rompecabezas alterado por la sobreexplotación de acuíferos.
Tanto las piezas naturales, esto es, la lluvia, la infiltración y la evaporación, como la infraestructura «verde» de captación de lluvia y de tratamiento, están dañadas por el exceso de pavimento que impide la infiltración de las lluvias para recargar los acuíferos subterráneos, de los que depende el 40 por ciento de los habitantes del Área Metropolitana de Guadalajara que desechan aguas residuales al drenaje ante la ausencia de suficientes plantas de captura y tratamiento.
«En la medida en que estamos sobreexplotando los acuíferos sin control, el pronóstico no puede ser nada alentador. Es preocupante que el enfoque principal de la política pública se base en la construcción sólo de infraestructura, lo cual es una visión limitada. Qué bueno que le dieron presupuesto, pero lo aplicará para una aspirina frente a un cáncer. No es posible seguir tirando el agua de lluvia a los drenajes. Ya estamos viendo signos de escasez y contaminación fuertes, pero no vemos una política pública articulada con eje social y técnico», planteó.
El activista de Temacapulín, Gabriel Espinoza, coincidió en que no bastan las «bardas de concreto costosísimas» que no contribuyen a la trata y captación del agua ni elimina las fugas.
RÍO SANTIAGO CONTAMINADO
El Lago de Chapala, el más grande del país y actualmente al 73 por ciento de su almacenamiento, es la principal fuente de abastecimiento de agua potable de la Zona Conurbada de Guadalajara al aportar un 60 por ciento del agua que llega a la ciudad, de acuerdo con la Comisión Estatal del Agua (CEA). En su parte noroeste, cerca de la población de Ocotlán, nace el río Santiago, el que después de recorrer 460 kilómetros a través de Jalisco y Nayarit, desemboca en el Océano Pacífico, cerca de San Blas.
El 70 por ciento de las aguas subterráneas y el 50 por ciento de las superficiales de la Cuenca de Santiago, que abarca los municipios de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, Tepatitlán, Lagos de Moreno, Aguascalientes y Tepic, es usado por la agroindustria, documenta la CEA de Jalisco.
«Es lógico porque de ahí comemos y de la industria obtenemos bienes. Pero la sobreextracción del agua de fuentes superficiales como lagos y subterráneas como los acuíferos no disminuye y seguimos creciendo sin control y contaminando más, porque las medidas de purificación del agua son muy débiles», aseveró el académico de la Universidad de Guadalajara, José Arturo Gleason Espíndola. «En el Área Metropolitana de Guadalajara algunas colonias no tienen agua o la tienen, pero está sucia».
El río Santiago, que pasa por el corredor industrial de El Salto hasta Ocotlán, Jalisco, huele a una mezcla entre huevo podrido, detergente y heces de ganado. Está invadido por una espuma blanca tóxica. Pese a los millones de pesos que se han invertido en los últimos años en plantas tratadoras en los municipios del Área Metropolitana de Guadalajara, sólo el 34.33 por ciento de las aguas residuales es tratada, documentó el Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario.
«En los tiempos de estrés hídricos, en un río tan contaminado como el Santiago, el agua —que diluye los metales pesados— se evapora más rápido y los contaminantes se concentran más», comentó el investigador del ITESO, Mario López. «Con el avance de la sequía tendremos un río más contaminado con agua mucho más peligrosa para la salud pública».
Un estudio de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) entregado desde 2011 a la Comisión Estatal del Agua de Jalisco, que a su vez notificó a la Secretaría de Salud estatal, advirtió que en promedio 40 por ciento de niños de la zona tenía metales pesados en sus cuerpos como plomo o cadmio que se quedan en el organismo por décadas. Sin embargo, los funcionarios del gobierno de Emilio González Márquez (2007-2013) ignoraron los resultados.
El colectivo Un Salto de Vida tiene el registro de la presencia de industrias desde la década de los 30 a lo largo del río Santiago. La suiza Nestlé fue la pionera y el TLCAN (hoy T-MEC) impulsó el crecimiento del corredor industrial conformado, entre otras compañías, por las trasnacionales IBM, Hershey’s, Honda y mexicanas como Papel San Francisco y Empaques Modernos de Guadalajara.
En una muestra de 330 niños de seis poblados aledaños al río Santiago, muestra el estudio académico, el arsénico (relacionado con cáncer) estuvo presente en más del 40 por ciento de los niños de Juanacatlán y La Cofradía; el cadmio (causa daño renal) fue hallado en 98 por ciento de menores de El Salto, 71 por ciento de Juanacatlán, y 84 por ciento en la Cofradía y en 77 por ciento de los de Puente Grande.
La presencia de plomo en la sangre de los niños estudiados de Juanacatlán estuvo en el 93 por ciento, y del 60 al 80 por ciento de los niños de El Salto y Juanacatlán presentaron ácido mucónico por ingesta de benzeno, un contaminante asociado a cáncer.
“Encontrar tantos metales en tanto porcentaje de niños es algo muy preocupante, porque ahí no vemos el efecto en cada uno de ellos de manera aislada, sino es un efecto combinado donde se dan sinergias y se potencian los daños”, dijo en entrevista previa la coordinadora del estudio del Departamento de Toxicología Ambiental de la UASLP, Gabriela Domínguez Contreras, quien en 2011 presentó los resultados en una reunión con miembros de la Comisión Estatal del Agua y de la Secretaría de Salud local.
Una década después de los resultados, el río Santiago sigue contaminado y los jaliscienses inician un estrés hídrico, como el año pasado.