Los conocidos del activista Abiram Hernández Fernández, asesinado a golpes esta semana, lo describen como alguien sencillo, con gran calidad humana, centrado, decidido, tranquilo, y siempre buscaba acuerdos y coincidencias. «Éramos muy unidos», afirman integrantes de los Colectivos en el Parque Lerdo de Xalapa.
Por Eirinet Gómez
Xalapa, Veracruz, 1 de abril (Blog Expediente/SinEmbargo).– Aquí está María Elena Gutiérrez Domínguez, quien busca a su sobrino Rafael Espinosa Gutiérrez, desparecido desde el 2013. También Yolanda Espíritu Mota, que busca a sus hijas, Ivone Amador e Iriana Yzet Luna Espíritu, desparecidas en octubre del 2011. Además, María Esther Hernández Palacios, a quien la violencia le quitó a su hija, Irene Méndez de 26 balazos, en el sexenio del ex Gobernador veracruzano Fidel Herrera.
Todas recibieron acompañamiento y apoyo del defensor de los derechos humanos Abiram Hernández Fernández. Las apoyó en su dolor y búsqueda, en su demanda de justicia.
Este fin de semana ellas se reunieron en la Plaza Lerdo, en Xalapa, Veracruz, a pedir por él, pues el sábado fue asesinado en su domicilio de la capital del estado.
Originario de Teziutlán, Puebla, Abiram Hernández era el hermano mayor de Jehu y Misraim Hernández Fernández, éste último es abogado del caso de José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo, un niño de 13 años que fue herido y murió luego de recibir un impacto de bala de goma durante el Gobierno del panista Rafael Moreno Valle en Puebla.
“Éramos muy unidos, y solíamos trabajar juntos, él me asesoraba en unas cosas y yo lo apoyaba en otras” dijo Misraim Hernández, unas horas antes de participar en la protesta.
Jehu Hernández, el más chico de sus hermanos, describió al activista como una persona muy activa, involucrado en las causas de derechos humanos. Por ello, pese al dolor, “nos conforta ver a toda la gente que nos ha llamado para expresarnos su solidaridad, para decirnos que apreciaban el trabajo de mi hermano”, dijo.
Abiram Hernández llegó a la capital del estado para estudiar sociología y derecho en la Universidad Veracruzana (UV). Mayra Ledesma Arronte, quien fue su maestra en la facultad de Sociología, lo describe como un alumno destacado, inquieto y comprometido con las causas sociales.
“Conforme se involucró desarrolló el interés por el derecho, porque vio el vacío en la defensa de los desprotegidos. Él era muy inquieto, siempre estaba preparándose” dijo Mayra Ledesma.
En 2011, en vísperas del paso por Xalapa de la Caravana por la Paz, que encabezó Javier Sicilia para exigir un alto a la estrategia de guerra contra el crimen organizado declarada por Felipe Calderón, Abiram Hernández se unió a un grupo de activistas para conformar el Colectivo por la Paz Xalapa, que daría la bienvenida al poeta.
Con el paso del tiempo, el Colectivo por la Paz Xalapa se consolidó como un pilar para la defensa de los derechos de familiares con personas desaparecidas. A esta Colectivo se aglutinaron cientos de familias que luego siguieron su camino por separado y formaron otros colectivos. Como pasó con el Solecito de Veracruz y Red de Madres.
A ocho años de la integración de aquella agrupación hoy existen en Veracruz 17 Colectivos de Familiares de Personas Desaparecidas en el estado. Las familias son ahora interlocutoras frente a la autoridad, y han ayudado en el hallazgo de cementerios clandestinos como Colinas de Santa Fe (cerca de 300 cuerpos), e incentivado la creación de legislación local para garantizar la búsqueda de sus familiares.
“Me sorprendía de Abiram su sencillez, su calidad humana, era una persona con la que siempre te sentías bien. No era protagónico, no quería estar adelante. Sabía mucho, era muy centrado, muy decidido, pero tranquilo. No era acelerado ni violento. Si había alguna discusión, él estaba siempre por lograr la coincidencia, el acuerdo”, dice Esther Hernández Palacios.
Desde la protesta en Plaza Lerdo, Hernández Palacio reconoció el aporte de Abiram en la consolidación de organizaciones en defensa de los derechos humanos en Veracruz, sobre todo de los Colectivos.
Yolanda Espíritu sostiene una pancarta que dice: “Justicia para Abiram”. Y recuerda que el activista de derechos humanos no tenía negativas para las familias con personas desaparecidas.
“Siempre lo que llamábamos ahí estaba y jamás aceptó que le diéramos algo, que le pagáramos una comida o le diéramos para el taxi. Cuando insistíamos en darle algo se ponía tajante y decía: “No, Yolita, me ofende, es mi obligación apoyarlas”.
“Era una persona tan dada a su trabajo, tan responsable, tan humilde, tan honesto, que ahora que sé que se ha ido me siento sola, porque la atención que él nos daba no nos la ha dado nadie. Todos tienen que hacer, y no creo que encontremos a nadie como él”.
Desde su paso por la facultad de Sociología, Abiram Hernández se relacionó con organizaciones de la sociedad civil, una de ellas el Centro de Servicios Municipales Heriberto Jara A.C. En 2018, se volvió el coordinador del Centro, y desde ahí realizaba trabajo social y acompañaba la aplicación de políticas municipales. Pero nunca se alejó del trabajo con las familias de personas desaparecidas, a quienes continuaba dando asesorías.
Desde la concentración en Plaza Lerdo para exigir justicia por el asesinado de Abiram Hernández, los presentes evocaron los crímenes contra el fotoperiodista Rubén Espinosa, la activista Nadia Vera (julio del 2015), y el homicidio a Regina Martínez (abril del 2012). Al igual que Abiram, se caracterizaron por la defensa de los derechos humanos, y que como él murieron en un crimen con mucha saña, y de los cuales derivaron versiones inaceptables a la fecha.
En el caso de Abiram Hernández las organizaciones han demandado que no se filtre información a la prensa y que se respete su trabajo como activista para la línea de investigación principal.
“¡Justicia, Justicia! pidió su familia, y la demanda fue secundada por un minuto de aplausos de los activistas reunidos en plaza Lerdo.
Abiram Hernández se suma a la lista de defensores de DDHH asesinados durante los últimos años, el más reciente es el de Samir Flores, quien defendía el territorio en Guerrero y resultó asesinado por la defensa de un río.