Trump ha prometido que si es elegido Presidente de Estados Unidos construirá un muro a lo largo de toda la frontera con México y que el Gobierno de este país tendrá que pagar por él, sin embargo, la mayoría de los estadounidenses están en contra de su propuesta. Una encuesta publicada por el Pew Research Center reveló que seis de cada diez votantes estadounidenses, el 59 por ciento, se opone a la construcción del muro.
Ciudad de México, 1 de abril (SinEmbargo).– – Seis de cada diez votantes estadounidenses, el 59 por ciento, se opone a la construcción de un muro a lo largo de toda la frontera con México, tal y como ha prometido hacer el multimillonario Donald Trump si es elegido Presidente, mientras que el 38 por ciento lo apoya, según una encuesta publicada por el Pew Research Center.
Trump ha prometido que si es elegido Presidente de Estados Unidos en las elecciones del próximo noviembre construirá un muro a lo largo de toda la frontera con México y que el Gobierno de este país tendrá que pagar por él, pero el apoyo depende del partido con el que simpatizan los votantes. Además, a la compleja propuesta del magnate republicano se alzan numerosos obstáculos burocráticos, diplomáticos, ambientales, monetarios y logísticos.
La mayoría de los votantes republicanos (67 por ciento) apoya la propuesta de Trump de construir el muro, mientras que la mayoría de los demócratas (86 por ciento) se opone, según los resultados de la encuesta.
En el partido republicano, el 84 por ciento de los seguidores de Trump se muestra a favor de construir el muro, propuesta que también apoya el 64 por ciento de los seguidores del Senador hispano Ted Cruz, mientras que el 53 por ciento de los seguidores del Gobernador de Ohio, John Kasich, se oponen.
En el partido demócrata, el 91 por ciento de los seguidores del senador Bernie Sanders y el 83 por ciento de los de la ex Secretaria de Estado Hillary Clinton se oponen a la construcción de un muro a lo largo de toda la frontera con el país vecino.
Pew Research Center realizó esta encuesta del 17 al 27 de marzo y para ello entrevistó a 2.254 adultos estadadounidenses, incluidos 1.787 votantes registrados. A diferencia de otros países, en Estados Unidos el voto no es obligatorio.
EL MURO DE TRUMP
Levantar un muro en la frontera sur de Estados Unidos, una iniciativa muy festejada en los actos de campaña de Donald Trump, que busca la candidatura presidencial republicana, es una propuesta compleja y rodeada de dificultades. En su camino se alzan numerosos obstáculos burocráticos, diplomáticos, ambientales, monetarios y logísticos.
No es la primera vez que se intenta colocar una barrera física entre México y Estados Unidos.
Durante el segundo mandato del Presidente George W. Bush, el Congreso autorizó mil 200 millones de dólares para construir varias millas de cerca doble, pero el gobierno afrontó un sinfín de obstáculos. Propietarios privados que rechazaban las ofertas de compra de terreno. Preocupaciones ambientales y demandas.
Ahora hay mil 46 kilómetros de cerca en la frontera, lo que incluye un valla de acero de cuatro metros de altura en muchas zonas urbanas, diseñada para detener o reducir el número de personas que cruzan, así como barreras para vehículos, postes de acero más cortos llenos de cemento y plantados en el suelo.
Construir eso ya fue un desafío, y un nuevo muro más alto como el que quiere Trump afrontaría sin duda la misma oposición, si no más.
En primer lugar, un acuerdo de fronteras de 1970 regula la construcción de estructuras a lo largo de los ríos Colorado y Bravo en la frontera mexicana. El texto indica que las estructuras no pueden perturbar el flujo de los ríos, que pasan por Texas y 38 kilómetros en Arizona y definen la frontera entre ambos países, según la Comisión Internacional de Fronteras y Agua, una agencia conjunta estadounidense y mexicana que administra el tratado.
Trump dijo que su muro no tendría que cubrir los 3 mil 379 kilómetros de la frontera, pero aunque se excluyan los tramos bloqueados por accidentes geográficos, sigue habiendo graves problemas.
En algunos lugares, las obligaciones del tratado y las zonas de inundación designadas en el río requerirían levantar el muro bien entrado el territorio estadounidense, lo que sería incómodo si el gobierno mexicano paga y supervisa el proyecto.
El magnate Donald Trump ha insistido en que México pagará el muro, quizá con comisiones sobre el dinero que los migrantes envían a sus familias, con aranceles o por otros medios. Esas comisiones serían muy impopulares y probablemente los aranceles chocarían con el Acuerdo Norteamericano de Libre Comercio. En definitiva, el costo de esos aranceles también repercutiría en los consumidores estadounidenses.
Enrique Peña Nieto dijo el pasado 8 de marzo que no había ninguna situación en la que México pudiera pagar el muro, y comparó la retórica de Trump con la de Hitler o Mussolini. El ex Presidente Vicente Fox fue más directo, y empleó una palabra soez para afirmar en una entrevista que su país no tiene la menor intención de pagar el muro prometido por Trump. Tanto Fox como el también ex mandatario Felipe Calderón, han comparado a Trump con Hitler.
Muchas organizaciones que monitorean datos han cuestionado la estimación de Trump sobre que el muro podría construirse por entre 10 mil y 12 mil millones de dólares. Y han rechazado su afirmación de que podría financiarse reduciendo el déficit fiscal de Estados Unidos con México.
Cifras proporcionadas por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército y el Servicio de Investigación del Congreso indican que el precio total de la actual cerca de 650 millas fue de 7 mil millones de dólares. Y eso no incluye el mantenimiento.