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LA OPINIÓN

Roque dejó Guanajuato y se fue a EU. Una vida de trabajo. Y a los 65, COVID. Piden ayuda para sepultarlo

01/02/2021 - 7:22 am

La neumonía por el coronavirus aparece por primera vez, los pacientes no sienten falta de aire —incluso cuando bajan sus niveles de oxígeno.

Por Jorge Luis Macías

México, 01 febrero (LaOpinión).- Roque Arreguín era un esposo, padre y abuelo amoroso. No obstante, la COVID-19 lo tomó por sorpresa y luego de que la enfermedad se le complicara con neumonía, falleció a principios de este año.

“Mi papá comenzó a sentirse mal desde el 12 de diciembre; se hizo el examen de coronavirus y salió positivo”, recuerda Thania, la hija menor del migrante originario de Salvatierra, Guanajuato, México.

“Solamente tenía gripa, pero pasaron los días se puso más enfermo”, agregó.

“Los doctores le dieron una medicina y le dijeron que sus pulmones estarían bien, pero tenía neumonía y al subir las escaleras de la casa ya no podía respirar… Sus niveles de oxígeno bajaron demasiado”, cuenta Thania.

La neumonía es una infección de los pulmones en la que los sacos de aire se llenan de líquido o pus. Normalmente, los pacientes desarrollan malestar en el pecho, dolor al respirar y otros problemas respiratorios.

Sin embargo, cuando la neumonía por el coronavirus aparece por primera vez, los pacientes no sienten falta de aire —incluso cuando bajan sus niveles de oxígeno. Ya cuando empiezan a sentir malestar, presentan niveles de oxígeno alarmantemente bajos y neumonía de moderada a grave, de acuerdo a un estudio de la Universidad de Medicina de Chicago.

Ese fue el caso de don Roque, cuyos niveles de oxígeno cayeron al 45 por ciento. El nivel de oxígeno en la sangre para estar estable es de 75 a 100 milímetros de mercurio. Cabe resaltar que los valores normales arrojados por un pulsioxímetro, suelen oscilar entre 95 y 100 por ciento.

“Generalmente, la neumonía con el coronavirus te puede inflamar los pulmones y se puede tener neumonía viral, los pulmones se llenan de líquido y no puede pasar el oxígeno a través de ellos”, comentó el doctor Ilan Shapiro, director médico de Educación para la Salud y Bienestar de una clínica de salud calificada a nivel federal en AltaMed.

NEIMONÍA POR COVID-19 Y LOS NIVELES DE OXÍGENO

Thania Arreguin, quien estudia una maestría en negocios en Cal State Los Angeles, reveló que cuando los niveles de oxígeno de su padre estaban en 45 por ciento fue llevado en una ambulancia a un hospital de emergencia, no muy lejos de City Terrace —donde vive su madre, Graciela.

“Mi papá duró una noche en el hospital. A la segunda [noche] llamó a la casa porque quería que le llevaran una cobija pues lo tenían en una carpa portátil donde recibían a los enfermos”, indica la hija de don Roque.

“Mi hermana Sandra le llevó la cobija para que no se muriera de frío”.

A la tercera noche la familia decidió trasladar a Roque Arreguin a otro hospital, pero en la ciudad de Covina. Cuentan que allí sí hubo espacio y le otorgaron una cama.

“Nos dijeron que tenía una fuerte neumonía y allí murió; dijeron que ya iba muy mal desde el primer hospital”, recordó Thania, entre sollozos.

A diferencia de la neumonía normal, la neumonía por COVID-19 se propaga “como muchos incendios forestales”, indica el doctor Scott Budinger, coautor de un estudio sobre el tema de la Universidad de Medicina Northwestern de Chicago.

Budinger es jefe de medicina pulmonar y de cuidados intensivos en la Facultad de Medicina Feinberg. Su informe fue publicado en la edición en línea del 11 de enero de la revista Nature.

El estudio señala que, a medida que la neumonía COVID-19 se mueve lentamente a través de los pulmones, deja tejido pulmonar dañado a su paso y contribuye a la fiebre, la presión arterial baja y el daño orgánico común en los pacientes con COVID-19.

EN HONOR A UN GRAN AMIGO

Antes de su fallecimiento, Roque Arreguín, quien tenía 65 años de edad, alcanzó a despedirse de sus familiares: de su esposa Graciela y de sus tres hijas, Sandra de 40 años, Jennifer de 31 y Thania de 28.

“De vez en cuando nos mandaba mensajes de texto, y paró por una semana, pero el 31 de diciembre nos deseó que pasáramos un feliz Año Nuevo”, rememoró Thania.

El 13 de enero, la familia recibió una llamada del hospital. El informe decía que a Roque Arreguín, aquel hombre fuerte y sano que trabajaba en la ciudad de Carson, en una fábrica de procesamiento de plásticos, no le quedaba mucho tiempo de vida y que si lo encontraban pertinente, podrían ir a verle para decirle adiós. Falleció el mismo día, a las 14:25 horas.

Cuatro días antes, el migrante mexicano había reaccionado a una resucitación cardiopulmonar y fue colocado posteriormente en un respirador artificial.

“Mi papá era mi mejor amigo; siempre me daba consejos, con él íbamos a ver jugar a los Dodgers y le gustaba la música de los Beatles”, manifestó Thania Arreguín.

“Era cariñoso, pero muy calladito… La última cosa que me dijo fue que estaba orgulloso de mí y me dijo que no dejara de estudiar hasta conseguir mi maestría en negocios, y en honor a su memoria lo voy a lograr”.

El sepulcro de Roque Arreguin podría efectuarse el 13 de febrero en un cementerio de la ciudad de Covina, aunque para tal efecto la familia tendría que reunir primero todo el dinero que conllevan los gastos funerarios.

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