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Lila Downs y Ana Tijoux condenan las injusticias sociales durante concierto en Chile

lunes, agosto 7th, 2017

Ambas mujeres, que durante años han hecho propias las consignas del feminismo y las demandas sociales en cada una de sus letras, maravillaron a un selecto público con sus potentes voces y su férrea crítica social.

Lila Downs y Ana Tijoux . Foto: Especial

Valentina Bastías

Santiago de Chile, 6 agosto (EFE).- La cantautora mexicana Lila Downs y la chilena Ana Tijoux se reencontraron hoy en un doble concierto en el Teatro Municipal de Santiago de Chile, en el que condenaron entre boleros y tonadas la desigualdad de género y las injusticias sociales que subsisten en el mundo.

Downs presentó la noche de este domingo ante un millar de personas su nuevo álbum “Salón, Lágrimas y Deseo” (2017), en el que se hace eco de la situación que viven México, EU. y Latinoamérica con la llegada del Presidente Donald Trump al poder en Washington y, en consecuencia, del auge del racismo y la xenofobia.

La intérprete deslumbró e hizo bailar al público chileno con temas como “La Iguana”, de su antiguo disco “Árbol de la vida”, y su último single “Peligrosa”, que hace referencia a la fortaleza de las mujeres y su capacidad de hacer frente a la violencia machista.

Entre trompetas, cuerdas, tambores y un encendido cuerpo de baile folclórico, Lila Downs se encargó de entibiar la gélida noche de este invierno austral con canciones como “Viene la muerte echando rasero” y su ya consolidado éxito “La cumbia del mole”.

La también productora discográfica y antropóloga de 49 años, oriunda del estado de Oaxaca, ha dedicado parte de su carrera a reivindicar sus raíces mexicanas y de los pueblos indígenas de su zona, en la cual se hablan aún 16 lenguas originarias, según recalcó antes de entonar “Son de Juárez”.

Casi al cerrar el movido espectáculo que albergó el principal y centenario escenario de música clásica de Chile, Downs homenajeó a la multifacética artista nacional Violeta Parra, al dar paso a su propia versión de “Gracias a la vida”, que fue aplaudida a rabiar por la multitud.

Ana Tijoux había dado inicio antes a la velada chileno-mexicana que inundó la noche santiaguina por más de dos horas con diversos ritmos latinoamericanos, al entremezclarse tangos, boleros y valses andinos, más alejados esta vez del hip hop que ha primado en la trayectoria de la intérprete chilena.

Ambas mujeres, que durante años han hecho propias las consignas del feminismo y las demandas sociales en cada una de sus letras, maravillaron a un selecto público con sus potentes voces y su férrea crítica social.

En esta oportunidad, Tijoux abordó los principales temas de su nuevo proyecto, “Roja y Negro, canciones de amor y desamor”(2017), que llevó a cabo junto a los reconocidos músicos del jazz chileno Raimundo Santander y Ramiro Durán, en las cuerdas.

Este giro “romántico” en la carrera de la rapera chilena hizo perfecta sintonía con las melodías de Ana Lila Downs Sánchez, dueña de cuatro Grammy Latinos y un Grammy en 2013 por su disco “Pecados y Milagros”.

Entre su vasta lista de éxitos, Tijoux encantó a los asistentes con su single “Calaveritas”, que brinda un sentido homenaje a los que ya están muertos y “Asaltango”, un apasionado y crítico tango compuesto en 2016 por el trío en Argentina.

Esta es la segunda vez que ambas compositoras coinciden en un escenario chileno, después de que en 2015 Downs invitara a la exMakiza a cantar en conjunto durante un concierto realizado en el Teatro Nescafé de las Artes.

En su paso por Chile, la además actriz mexicana dictó una conferencia en el mismo Teatro Municipal de Santiago, en la cual abordó asuntos como la violencia de género y las demandas sociales de los pueblos originarios, entre otros.

¿#FueraPeña? Ni líderes en el país, ni claros mecanismos legales, coinciden

lunes, septiembre 19th, 2016

Como un deslave que acaba de caer, la incertidumbre de que aparezcan nuevos movimientos para exigir la renuncia del Presidente Enrique Peña Nieto se encuentra latente. A la actual administración federal le quedan 26 meses en el poder, y la destitución del Presidente se antoja difícil, aun para quienes marcharon el pasado 15 de septiembre con esta demanda. Académicos y activistas detallaron porqué persisten las peticiones de renuncia a estas alturas, aún tempranas, de la gestión peñanietista; qué pasaría si un mecanismo de revocación presidencial se incluye en la Constitución Mexicana y, sobre todo, quién tomaría las riendas del país si Peña Nieto dejara el poder.

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Por Juan Luis García Hernández y Shaila Rosagel

Ciudad de México, 19 de septiembre (SinEmbargo).– La fiesta patria de “El Grito” de Independencia no escapó de la crisis política en la que se encuentra el Presidente Enrique Peña Nieto. En medio de los niveles más bajos de aprobación de su administración, miles de ciudadanos marcharon en la capital del país para exigir su renuncia.

No es la primera vez que ocurre. Esta exigencia podría ser el único hilo que une la diversidad de manifestaciones que se han presentado durante los 46 meses del actual Gobierno federal. El año pasado hubo 7 mil 420 marchas en la Ciudad de México, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública.

Aunque una exigencia de renuncia no derive en su concreción, sí denota los problemas de gobernabilidad que atraviesa el Gobierno en turno, explica Ricardo Espinoza Toledo, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana.

“Conlleva a que se voltee a ver hacia el México real, que acabe este país imaginario de los discursos oficiales y se atiendan de una vez por todas las necesidades de las personas de carne y hueso”, añade el profesor Espinoza Toledo.

Pero, ¿puede la protesta social echar al Presidente?

El Artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos apunta que la soberanía nacional residente “originaria y esencialmente” en el pueblo. De esta cuenta, el pueblo tiene todo el tiempo: “El inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su Gobierno”.

Sin embargo, a diferencia de otros países de Latinoamérica –donde existen mecanismos de revocación de mandato–, entre ellos, Brasil, Paraguay, Venezuela, Bolivia y Panamá, en México la Carta Magna no contempla esta posibilidad. Pero muchas voces opinan que esa opción es ya urgente en el país.

“Es un derecho de la población revocar el mandato cuando no esté satisfecha con el mandatario”, dice Hugo José Suárez Suárez, profesor del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Sin embargo, algunos otros sostienen que de implementarse esta clase de mecanismo en un país donde las últimas elecciones estatales contaron con una participación real del 33 por ciento de la población, sería contraproducente.

Vidal Fernando Romero León, jefe del Departamento Académico de Ciencia Política del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cita el caso de Brasil, que creó una ola de ingobernabilidad.

En ese país de 260 millones de personas un proceso de “impeachment” o juicio político fue levantado en contra de la Presidenta Dilma Rousseff por un grupo de legisladores desde el pasado 2 de diciembre.

Diputados alegaron que se habían desviado fondos de bancos públicos para programas sociales del Gobierno sin consultar al Congreso. La deposición definitiva sucedió en el Senado el 1 de septiembre del 2016, mientras la Presidenta calificó el hecho como un “Golpe de Estado”.

A diferencia de Brasil, en México, y de acuerdo con el Artículo 108 constitucional, el titular del Ejecutivo federal sólo puede ser acusado por traición a la Patria o delitos graves del orden común.

“Puede tener más desventajas, que ventajas, son temas que por cualquier falta menor o desacuerdo político se acaba destituyendo un presidente, y eso genera desestabilidad”, consideró Romero.

¿QUÉ PASA SI EL PRESIDENTE RENUNCIA?

Previamente a la marcha, la secretaria de Gobierno de la CdMx aseguró que la protesta convocada en redes sociales no alcanzará ni las mil personas. Foto: Sugeyry Gándara, SinEmbargo

La marcha del 15 de septiembre pasado en la Ciudad de México convocó aseguró que la protesta convocada en redes sociales no alcanzará ni las mil personas. Foto: Sugeyry Gándara, SinEmbargo

La Constitución sostiene que el Presidente sólo podrá ser substituido en caso de renuncia o ausencia total.

De ocurrir en los primeros dos años de Gobierno, el titular de la Secretaría de Gobernación (Segob) tomará el cargo, el Poder Legislativo nombrará a un Presidente Interino en un plazo no mayor de 40 días y después convocará a elecciones; de ocurrir en los últimos cuatro, será el Congreso quién designe un sucesor.

Pero, ¿hay en México liderazgos que pudieran suplir al Presidente Peña Nieto en una hipotética renuncia? Los analistas coinciden que no. El partido mayoritario en el Congreso, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), no cuenta con los cuadros.

“Si echamos a volar la imaginación, lo que creo que pasaría en el Congreso es lo que le está pasando al Presidente con su partido: se dividirían los priistas”, opina el profesor Marco Arellano Toledo de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Por un lado, quedarían los priistas más afines a Peña Nieto. Por el otro, la vieja guardia, que ha sido arrinconada, y lo que habría es la disputa. César Camacho, quizás, frente a los Enrique Jackson y ‘Manlios Fabios’”, explica.

En medio de la crisis, los partidos de oposición no han pedido, salvo casos aislados, la renuncia del Presidente Enrique Peña Nieto. Algo que ha levantado la suspicacia de los críticos al Gobierno federal.

Uno de los escándalos que no ameritó la petición fue la “casa blanca” de la esposa del Presidente. Cuando una investigación periodística destapó que la familia del Primer Mandatario contaba con una residencia de más de 80 millones de pesos, construida por el Grupo Higa, una empresa beneficiada por contratos de miles de millones con el Estado.

Aunque las autoridades negaron la existencia de un conflicto de interés, Peña Nieto pidió perdón el pasado julio y reconoció que la adquisición de la casa por su esposa daño su imagen.

“Los partidos de oposición perdieron de vista que son partidos de oposición. Por ahora es inimaginable que el PAN [Partido Acción Nacional] y el PRD [Partido de la Revolución Democrática] hagan eco de la demanda de renuncia”, dijo Espinoza.

¿DÓNDE ESTÁ EL LÍDER DE MÉXICO?

PROMO: EN 1988…

La crisis de liderazgos en México no sólo abarca a la clase política –en donde de acuerdo con los expertos y activistas no hay líderes– sino también a la población civil organizada. En las filas de la sociedad no existen esos hombres y mujeres que tengan la capacidad, por sí mismos, de llevar a la silla presidencial a alguien que no esté inmerso en los partidos.

Aunque existen las candidaturas independientes, la mayoría de quienes han apostado por buscar un lugar de representación social, han surgido de una vida partidaria.

Telésforo Nava Velázquez, investigador experto en la izquierda mexicana y en movimientos sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UAM), considera que ni siquiera Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), es un liderazgo que pueda concretar un cambio, debido a que está “quemado”

“Andrés Manuel está muy quemado en términos opositores. Se quemó muy rápido. En 2006 terminó peleándose con todo el mundo en la avenida Reforma. Ese pudo se un buen liderazgo, pero él se autodestruyó. Si hubiera tenido un comportamiento como el de Cuauhtémoc Cárdenas, que con él lo único que no hicieron fue asesinarlo, pero lo insultan y el sigue dando alternativas, López Obrador sería una gran líder”, dice.

Nava Velázquez, quien conoce de cerca a Cárdenas, opina que el hijo del ex Presidente Lázaro Cárdenas del Río, es un buen líder, pero ya está entrado en años.

“El ingeniero es un gran líder, pero ya está grande. Después, ¿dónde hay liderazgos?, ¿a poco alguien va atreverse a decir que Jesús Ortega [líder de la corriente Nueva Izquierda o ‘Los Chuchos’ en el PRD]? Ahí andan inventando que Miguel Ángel Mancera [Jefe de Gobierno de la Ciudad de México], cuando ha cometido barbaridad de errores”, explica.

Carlos Brito, ex miembro del Movimiento #YoSoy132, considera que actualmente ya no se trata de buscar aquellos hombres y mujeres “fuertes que convocan a mucha gente”, sino de reunirse alrededor de ideas.

“En México se discute mucho quién está diciendo qué y no el qué. Se discute la figura, la persona y no la ideas, y eso me parece que es un problema del entorno político general. Si se discutieran más las ideas y no quién lo dice, se podría avanzar mucho”, considera.

Brito opina que los líderes políticos mexicanos están “maniatados” por los pactos de impunidad, por lo que debe ser la sociedad civil organizada quien proponga ideas y establezca marcos éticos y legales para la acción política.

Alberto Patishtán Gómez, el maestro rural indígena tzotzil que estuvo preso 13 años en Chiapas, acusado de siete asesinatos y que en 2013 fue indultado por el Presidente Peña Nieto, dice en entrevista con ese medio digital que en México es difícil encontrar líderes honestos.

Patishtán Gómez construyó su liderazgo en su comunidad. Fue su activismo a favor de la población el que lo llevó a la acusación en su contra por parte de autoridades municipales en el año 2000, y también su madera de líder lo que le hizo ser casi una leyenda en la cárcel, pues enseñó a leer y a escribir a varios presos indígenas.

“Un líder debe ser honesto. Hay muchos líderes que buscan que los acompañemos a la lucha, al movimiento, agregando mentiras. No hay mentiras piadosas o algo así: una mentira es una mentira y una verdad es una verdad”, considera.

El profesor no tiene muchas esperanzas en los líderes que arriban a los puestos políticos. Para él, quien se convierte en un funcionario público, se corrompe.

“Muchas veces la persona puede llegar bien, con sus ideales, pero lo que la hace perder es el poder, porque hay intereses de otras personas que son las que van a gobernar. Pero no pierdo la esperanza de que hay personas que pueden salir en una lucha social. Sí las hay”, finaliza.