Población rusa paga por la guerra: suben precios y desempleo, faltan medicinas
PorValeria González Cervantes
16/03/2022 - 7:08 pm
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Hasta ahora los estragos de la invasión no han sido tan resentidos por la población, pero prevén que entre más tiempo pase y puedan incrementar las sanciones desde Occidente, la crisis económica se agravará.
Ciudad de México, 16 de marzo (SinEmbargo).- A 20 días de que iniciara la invasión rusa contra Ucrania, la economía del Kremlin cada vez reciente más el costo de la guerra. Para la población rusa el conflicto les complicó su día a día con el cierre de los bancos occidentales y la suspensión del sistema de tarjetas como Visa o Mastercard, pero también han visto encarecer los insumos de canasta básica y comienza a subir el desempleo.
Los ciudadanos rusos, que ahora no pueden gastar en McDonald’s, Starbucks, Nike o Ikea tampoco pueden convertir el dinero que tienen en moneda extranjera. Medios internacionales han reportado que hay largas filas en los cajeros automáticos, pero con poca posibilidad de éxito de cambiar sus rublos rusos, que hasta ahora se han depreciado hasta en un 40 por ciento en lo que va del 2022. Y es que los costes militares de la guerra se han visto agravados por un nivel de sanciones internacionales sin precedentes.
De acuerdo con The Conversation, las estimaciones más optimistas sugieren que la economía rusa podría contraerse un 7 por ciento el próximo año, en lugar del 2 por ciento de crecimiento que se preveía antes de la invasión. Otros dicen que la caída podría ser de hasta 15 por ciento, la cuál sería mayor que el desplome de 1998 de los mercados bursátiles rusos. Lo anterior supondría «una gran conmoción para una economía que apenas ha crecido en la última década, y que no ha conseguido diversificarse para dejar de exportar petróleo y gas».
Mientras, la Unión Europea tiene previsto reducir drásticamente su dependencia energética de Rusia, mientras que Estados Unidos y el Reino Unido han comenzado a reducir gradualmente sus propias importaciones.
Declaraciones de ciudadanas y ciudadanos rusos a Associated Press exponen que las sanciones internacionales que ha acarreado la guerra han repercutido en su vida diaria.
Irina Biryukova, en Yaroslavl, una ciudad ubicada a unos 250 kilómetros al noreste de Moscú, dijo que sólo pudo depositar una cantidad limitada de dinero a su cuenta de banco a través de los cajeros automáticos.
“La mayoría de los cajeros (de este banco) no están funcionando para depositar”, dijo.
Los precios de los alimentos, según algunos negocios, han empezado a subir.
“Todos los principales ingredientes con los que preparamos nuestros productos han subido de precio entre un 30 por ciento y un 40 por ciento”, dijo Ilya Oktavin, que dirige el servicio de entrega a domicilio en un bar de sushi en la ciudad de Perm.
Los críticos del Kremlin han remarcado que Rusia le espera un panorama sombrío por el desato de la invasión de Ucrania. Como parte de las contestaciones a las sanciones de gobiernos extranjeros y de empresas multinacionales, el pasado 8 de marzo, el Presidente Putin firmó un decreto de «medidas especiales» para garantizar la economía de Rusia y en el que autorizó al Gobierno a prohibir exportaciones de productos y materias primas. En el decreto queda prohibido «exportar fuera de la Federación Rusa» productos y (o) materias primas, que quedarán explicitadas en la lista que apruebe el Gobierno ruso en los próximos dos días.
“Nos enfrentamos a precios crecientes, despidos masivos, retrasos en el pago de prestaciones o pensiones”, escribió en Facebook Yulia Galyamina, una política opositora. “Escasez de medicamentos y equipos médicos. Envejecimiento y empobrecimiento del parque automovilístico y aéreo… Recordaremos la década de 1990 como difícilmente la peor época. Pero sólo tengo una pregunta: ¿para qué?”.
La BBC también juntó testimonios de la población rusa ante la invasión, y si bien la mayoría de los entrevistados en Moscú comentaron que «no creen en la guerra», personas de lugares más alejados de la capital sí están preocupados en la repercusión que el conflicto traerá a sus bolsillos.
«A mí me preocupa lo que pasa con Ucrania, pero me preocupa más lo que pasa con la economía en Rusia», le explicó a la BBC Lidia Ivanova, una habitante de la ciudad Vladimir. Ivanova tiene una tienda de frutas y verduras en el mercado central y su mayor preocupación pasa por tener el dinero para pagar las cuentas, ya que la pensión que recibe no le alcanza.
Lo mismo le ocurre a sus vecinos y muchos otros ciudadanos rusos: «De todas las preocupaciones que los rusos tienen ahora, desde la crisis económica hasta la pandemia del coronavirus, no hay un apetito porque haya una escalada militar en Ucrania. Mucho menos con Occidente», apuntó el periodista de la cadena inglesa Steve Rosenberg. En ese sentido, un analista consultado por ese mismo medio declaró que el conflicto entre Rusia y Ucrania lleva tanto tiempo que para la población local es algo «normal», incluso porque ya hubo incursiones militares graves anteriormente.
A dos semanas de que Rusia iniciara la invasión de Ucrania, el costo interno se comparó con las peores recesiones que ha vivido el país en las más de dos décadas del Presidente Vladímir Putin en el poder.
Bloomberg Economics previó el pasado 11 de marzo que había un retroceso del 2 por ciento, es decir, que ha perdido alrededor de 30 mil millones de dólares del Producto Interno Bruto (PIB) de Rusia.
Algunas multinacionales anunciaron que pese a sus salidas o frene de operaciones, seguirán pagando los salarios de sus empleados, pero declaraciones recabadas por AP y la BBC muestran la preocupación de la ciudadanía rusa que prevé que esto varié dependiendo de la duración del conflicto.
La salida de las multinacionales también ha puesto en los titulares de la prensa internacional que Rusia podría estar simulando el pasado, ya que significa un retiro de apoyo y paz de parte de Occidente. En el caso específico de McDonald’s, para los rusos se cayó un símbolo que ha estado ahí por más de 32 años. «Con la apertura de McDonald’s, Occidente llegó a Rusia; ahora, con su cierre, se va», escribió en Twitter Andrei Kolesnikov, presidente del Programa de Política Nacional Rusa en el centro Carnegie de Moscú.
Hasta ahora los centros comerciales rusos lucen con puertas cerradas de un sinfín de comercios: Apple, Nike, H&M, Starbucks, Zara, Ikea, Pull&Bear.
Las cosas más difíciles de conseguir a 20 días de la invasión rusa a Ucrania son artículos electrónicos, zapatos y ropa de las marcas que salieron del país, algunos libros, cosméticos.
Y aunque aún no hace falta la comida, porque incluso las compañías como Pepsi o Coca-Cola anunciaron que no venderían sus productos insignia pero continuarían con la producción y distribución de alimentos esenciales como lácteos, los precios de los alimentos e insumos básicos ya se encuentran en altos rangos.
Las autoridades rusas lanzaron una página web especial, titulada “Lo estamos explicando”, que habla de cómo están funcionando diversos ámbitos de la vida bajo la presión de las sanciones. Reportes preocupantes, como los que anticipan un alza de precios o dicen que ciertos servicios no funcionan, se desmienten en el sitio web como “falsos”.
Además, en una conferencia de prensa, realizada el 15 de marzo, sobre medidas económicas, el Presidente Vladimir Putin aseguró que la economía rusa se adaptará al nuevo escenario de sanciones internacionales, y si bien admitió que habrá más inflación y desempleo, decidió aumentar el salario mínimo y los sueldos de los empleados públicos.
https://twitter.com/KremlinRussia_E/status/1503396478680801280
El dirigente del Kremlin añadió que las sanciones internacionales llevarán a cambios estructurales en la economía rusa, pero que ésta tiene suficientes ingresos y solidez para mantenerse, pero no dudó en calificar a éstas como una «agresión» hacia las millones de vidas rusas.
“El aumento de los precios está afectando de forma seria a los ingresos de la población. Por tanto, en un futuro próximo tomaremos la decisión de aumentar todos los pagos sociales, incluidos las pensiones. […] Las decisiones dirigidas a empeorar las vidas de millones de personas tienen todos los signos de agresión por medios económicos y políticos”, indicó el Jefe del Estado ruso.
Algunos rusos, en tanto, señalaron que las sanciones no son lo que más les preocupa, sino el ataque letal que Rusia emprendió contra un país vecino.
“Las sanciones son lo que menos me preocupa. Me preocupa que Rusia esté matando gente en Ucrania”, comentó Ivan Kozlov a The Conversation, residente de Moscú. “Me gustaría que se detuviera la guerra que ninguna persona cuerda en Rusia con conciencia y capaz de tener piedad y compasión quiere”.
En esa línea, medios británicos han suscrito que alrededor de 200 mil rusos han abandonado su país desde el comienzo de la invasión como una forma de protesta en contra de la decisión del Presidente Vladimir Putin, buscando sobre todo ayudar en los refugios de ucranianos que tuvieron que abandonar sus hogares debido al ataque armado.
Sin embargo, también los ciudadanos y ciudadanas de Rusia se han enfrentado a dificultades al dejar su país, ya que además de que se han encarecido los vuelos al extranjero, relataron a la BBC que algunos lugares les han negado el servicio por provenir del «país agresor».
TEMEN POR MEDICAMENTOS
Un reporte de la agencia AFP apuntó que las farmacias rusas se están quedando sin insulina y otros productos para la diabetes fabricados en el extranjero. La Agencia Federal Rusa de Supervisión Médica (Roszdravnadzor) y la asociación de farmacias atribuyen la escasez de insulina a la «urgente demanda de los consumidores» por la invasión de Rusia contra Ucrania.
La agencia citó al diario ruso Kommersant, el cual señaló que hay una escasez de materias primas para la fabricación de medicamentos.
Pacientes diabéticos dijeron a el medio ruso que las compras masivas se deben a que algunos dispositivos médicos utilizados por los diabéticos se producen en el extranjero, por lo que se teme escasez o una alta inflación de los precios, por lo que decidieron comprar en previsión.
Aunque las sanciones occidentales por la guerra en Ucrania no se dirigen a la industria farmacéutica, Kommersant refiere que las empresas rusas podrían quedarse sin materias primas y componentes importados, ya que según el diario, Europa ha suspendido casi por completo las entregas al mismo tiempo de que se incrementa la probabilidad de que las importaciones de China e India, que representan casi el 80 por ciento de las materias primas farmacéuticas importadas, se retrasen debido a la interrupción de las cadenas de suministro.
Al igual que el reporte en Rusia, AlJazeera reportó que en Ucrania las personas con enfermedades crónicas –como asma o diabetes–se están viendo privadas de medicamentos como insulina o inhaladores, ya que las farmacias se vacían rápido o no pueden permanecer abiertas por mucho tiempo, es decir, en el territorio invadido ya se vive la escasez de medicinas y de atención médica debido a los bombardeos que han afectado a la infraestructura del país y de muchos hospitales.
La organización Human Right Watch (HRW) informó que algunas ciudades ucranianas no cuentan con agua limpia, alimentos y energía eléctrica, lo que puede propiciar enfermedades infecciosas.
No contar con los medicamentos necesarios preocupa ya que la falta de agua limpia y disponible es esencial para la salud pública. El agua contaminada o de saneamiento deficiente está relacionada con la transmisión de enfermedades como el cólera, la diarrea, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis.
La agencia AlJazeera también reportó que debido a la guerra, Ucrania frenó importantes campañas de vacunación como la que recién había emprendido contra la poliomielitis en febrero de este año. Además, expertos señalaron que podría desatarse un «problema devastador de tuberculosis» debido a que Ucrania tiene una de las tasas más altas de esta enfermedad (con 30 mil nuevos casos anuales) –ya que se transmite principalmente al respirar gotitas de aire contaminadas– como ocurrió con los conflictos en el este de Ucrania en 2014.
Finalmente, también se prevé un fuerte impacto para las personas que viven con VIH en Ucrania, unas 250 mil personas (la cifra más alta para Europa del Este y Asia central), de las cuales 156 mil reciben terapia antirretrovial.
Valeria González Cervantes
Es feminista y Comunicóloga por la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México. Tiene una gran afición por la lectura de ficción. Comenzó su carrera en La Hora Nacional.
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