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Felipe Esparza estrena en Netflix Malas decisiones, un especial bilingüe en el que se ríe de su vida

viernes, agosto 28th, 2020

Esparza presenta en Netflix el 1 de septiembre su especial de comedia Malas decisiones, que como aliciente tiene una versión en español y otra en inglés.

Por David Villafranca

Los Ángeles (EU), 28 de agosto (EFE).– “Me han golpeado, me han balaceado pero no me dieron: he vivido mucha vida oscura”, dijo a Efe el comediante mexicano Felipe Esparza, que estrena en Netflix el especial bilingüe Malas decisiones y quien contó que a menudo encuentra las risas ironizando sobre cosas duras y terribles de su propia vida.

“La mayoría de mi humor, de mi comedia, es hacer burla de mi vida, de lo que me ha pasado a mí”, desarrolló.

“Cuando empecé a hacer de comediante, todos mis chistes eran muy felices, como si viniera de una vida sin crimen, sin adicción a las drogas, sin abusos, sin violencia doméstica… Como si estuviera viviendo en un mundo que no existía. Para mi segundo especial, mi comedia ya era más personal. Pero ahora con este especial… Uf, está bien oscuro, ‘my friend'”, añadió.

Esparza presenta en Netflix el 1 de septiembre su especial de comedia Malas decisiones, que como aliciente tiene una versión en español y otra en inglés.

“Cuando me dieron la oportunidad de hacer un especial de Netflix en inglés dije: ‘Guau, es cool, está suave’. Pero les pregunté: ‘¿Por qué mejor no hago uno también en español?'”, explicó.

Uno de los objetivos del humorista con esta oferta bilingüe era “dejar algo para la raza” y para “los padres” de sus seguidores.

“Muchos de mis fanáticos son mexicoamericanos y hablan inglés todo el día. Pero el fin de semana se ponen sus gorros, sus botas y vámonos al ‘party'”, agregó.

DE SINALOA A CALIFORNIA

Además de este interés por el componente híbrido de la cultura hispana en Estados Unidos, Esparza refleja en Malas decisiones muchos aspectos de su complicada travesía desde Sinaloa hasta California.

“Yo soy de Adolfo Ruiz Cortines, un pueblito cerca de Los Mochis (…). Donde yo vivía no había cemento en el piso: era todo pura tierra. Y venía una camioneta en la media tarde con pura agua y mojaba todo para que no hubiera mucha tierra en el aire. Ni sabía que era pobre: yo era un niño chiquito”, explicó.

Tampoco fue nada fácil cruzar hasta Estados Unidos desde Tijuana.

“Nos fuimos con un coyote. Nos pararon en San Clemente y nos mandaron para atrás a Tijuana. La segunda vez nos pararon en la línea, y los mandaron para atrás”, dijo.

La tercera vez fue la vencida, pero una vez en Los Ángeles el entonces joven Felipe Esparza se hundió en problemas de drogas y de violencia de pandillas antes de escapar de ese agujero negro y emprender su carrera humorística.

Quizá por todo eso no le cuesta en Malas decisiones hablar desde la comedia de temas que pueden ser muy peliagudos como el racismo, la inmigración o los abusos, algo que, según Esparza, conecta directamente con la esencia del humor latino y de las minorías raciales en general.

“El humor latino es muy diferente al humor de los comediantes güeros porque los comediantes gringos tiene que buscar algo para hacer chiste, tienen que escribir ellos chistes”, argumentó.

“Pero los latinos no tienen que escribir tantos chistes: nada más dicen algo que les pasó un día y ya está chistoso. Lo que nos pasa a nosotros no le va a pasar nunca a un güerito. Yo te puedo decir de cuando entré en un salón y era el único mexicano dentro. Eso no puede hacerlo un gringo porque cuando va a un cuarto ya sabe que va a haber muchos gringos dentro, cuando va al hospital sabe que le van a ayudar inmediatamente…”, añadió.

“Pero yo no. Cuando entro a un cuarto, sé que va a ser diferente para mí, sé que me van a tratar diferente en el bus, en el aeropuerto… Y de ahí sale toda la comedia de los afroamericanos, de los coreanos, de los latinos: nosotros tenemos un mundo más grande para hacer comedia que los güeritos”, finalizó.

La ciencia confirma que los niños y adolescentes toman malas decisiones

jueves, enero 25th, 2018

El motivo científico que confirma que los adolescentes toman malas decisiones se debe a que existen áreas del cerebro que controlan la toma de decisiones y que no se desarrollan completamente hasta la fase adulta más temprana.

Un grupo de jóvenes se conecta a internet. Foto: EFE

Por Cristina Fernández Esteban

Ciudad de México, 25 de enero (TICbeat/SinEmbargo).- Los adolescentes a menudo hacen cosas que parecen estúpidas. Todos hemos sido adolescentes y todos en aquella época hemos actuado de una manera que ahora nos resultaría ridícula o ingenua.

Pero más allá de esta creencia popular, ahora la ciencia ha confirmado que existe una justificación para este comportamiento, según informa Business Insider.

Se ha descubierto que los niños y los adolescentes toman peores decisiones si se sienten presionados, estresados o solo quieren llamar la atención del grupo.

El motivo científico que confirma que los adolescentes toman malas decisiones se debe a que existen áreas del cerebro que controlan la toma de decisiones y que no se desarrollan completamente hasta la fase adulta más temprana.

Los estudios cerebrales muestran que el lóbulo frontal, que es responsable de la toma de decisiones, el control de los impulsos, la búsqueda de sensaciones, las respuestas emocionales y el pensamiento consecuente, no termina de desarrollarse hasta nuestros primeros 20 años.

DIFERENCIA ENTRE LO QUE SABEN Y LO QUE HACEN

Pero esto no significa que no sean capaces de diferenciar entre el bien y el mal o lo correcto e incorrecto de cada situación.

La mayoría de los niños demuestran una comprensión del comportamiento “correcto” e “incorrecto” desde una edad temprana. A medida que se desarrolla el lenguaje, los niños pueden dar razones claras de por qué ciertos comportamientos son indeseables o son adecuados.

Pero se ha descubierto que los niños y adolescentes son los que peor toman las decisiones en situaciones de mayor tensión emocional.

Por ello, ejemplificando esta teoría, se puede esperar que un niño de 15 años sepa que no debe robar, pero que en presencia de compañeros persuasivos a los que desean impresionar, sea menos propenso a escoger no hacerlo.

La diferencia entre lo que los adolescentes saben y lo que eligen puede explicarse en términos de situaciones que se han descrito como “frías” o “calientes”. Las situaciones de frío son elecciones hechas durante tiempos de baja excitación emocional. Durante estos períodos, los adolescentes pueden tomar decisiones razonadas y racionales.

Las situaciones candentes se refieren a elecciones durante periodos de alta excitación emocional (sentirse excitado, ansioso o molesto). En estos casos las posibilidades de que los adolescentes participen en conductas de riesgo y con poco autocontrol se disparan.

El impacto de la activación emocional en la toma de decisiones explica por qué los adolescentes pueden discutir, por ejemplo, las consecuencias negativas asociadas con el consumo de alcohol y las drogas, pero luego se involucran en esos mismos comportamientos cuando están con sus amigos.

Las investigaciones han demostrado que los jóvenes de 12 a 17 años son significativamente menos maduros psicosocialmente que los de 18 a 23 años que a su vez lo son menos que los adultos de 24 años en adelante.

En general, la inmadurez psicosocial de los adolescentes los hace más propensos a a tomar decisiones por impulsos, centrarse en ganancias a corto plazo, ser susceptibles a la presión del grupo o no anticipar las consecuencias de sus lecciones.

CÓMO AYUDAR EN SUS DECISIONES

En cuanto a la manera en que los adultos pueden contribuir a ayudar a los adolescentes a llevar a cabo una mejor toma de decisiones existen algunas habilidades que se pueden trabajar.

Tener en cuenta los posibles eventos que pueden requerir importantes decisiones en los adolescentes y plantear escenarios posibles les puede ayudar a visualizar consecuencias y mejores opciones en estados de calma.

Animar a los adolescentes a detenerse y pensar cuando deban llevar a cabo una decisión resulta clave para que puedan reconocer momentos en los que es más adecuado alejarse del grupo o no dejarse influir por la presión de este.

Y sobre todo hacerles siempre presente la opción de poder pedir ayuda o consejo cuando lo necesiten. No tienen que tomar decisiones solos y consultar con su familia y entorno más cercano puede servir para mejorar sus decisiones en el futuro.

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