Posts Tagged ‘#LaResistencia’

10 mujeres en #LaResistencia. El virus no paralizó a barrenderas, enfermeras, parteras, activistas…

viernes, enero 8th, 2021

Este texto incluye 10 relatos de mujeres que enfrentaron, desde distintos lugares, la pandemia de la COVID-19. Lejos de poder resguardarse en casa, tuvieron que armar planes y estrategias para salir a la calle, ejercer su oficio y cuidarse para no enfermarse ellas y a los suyos. Son diez mujeres, que como a miles, el virus no logró parar.

–Por Daniela Barragán, Dulce Olvera y Romina Gándara

Ciudad de México, 8 de enero (SinEmbargo).- Mientras la pandemia por la COVID-19 enfermaba a más de un millón y se llevaba la vida de más de 100 mil mexicanos, las mujeres, trabajadoras de oficio y por ende de actividades esenciales, no soltaron el acostumbrado doble y hasta triple rol socialmente asignado. En medio de todo fueron trabajadoras, madres, cuidadoras y amas de casa.

En estos meses de pandemia e incertidumbre, en México las mujeres han seguido buscando a sus desaparecidos; las calles se barrieron y la basura se recogió; los niños y niñas de poblados marginados sin internet recibieron clases; el Metro continuó dando servicio a millones de usuarios; hubo periodistas en la calle contando historias; los enfermos recibieron cuidados; hubo comida en los hogares; trabajadoras sexuales se enfrentaron a los riesgos de siempre y además al coronavirus; mujeres dieron a luz con ayuda de parteras para no arriesgarse en un hospital. 

En su voz, 10 mujeres contaron a SinEmbargo cómo el coronavirus no las frenó; cómo vivieron el riesgo de contagiarse y contagiar a sus cercanos. Hablaron de cómo recorrieron hasta seis horas de camino para enseñar, cómo fue salir de casa a las dos de la mañana para ir a trabajar, cómo fue recorrer hospitales atendiendo o documentando con el miedo de morirse; cómo fue tener que salir a la calle mientras el Gobierno federal y local pedía quedarse en casa. Estas son 10 historias de mujeres en medio de la soledad, el miedo y la esperanza. Diez mujeres que representan a miles. Se presentan por orden alfabético de su primer nombre. 

***

ANDREA MURCIA, FOTOPERIODISTA 

Foto: Cortesía para SinEmbargo

 

Soy Andrea Murcia, tengo 28 años y soy fotoperiodista. Trabajar durante la pandemia ha sido difícil, sobre todo desde esta trinchera. Siempre sentíamos el peligro de manera ajena. Ahora somos parte y podemos contagiarnos en cualquier momento. Estar viendo en primera persona los hospitales y pensar que tú puedes estar en ese lugar o algún familiar. Ya no es algo que cubres y pasa […] A diario piensas que se puede contagiar alguien que quieres o tú y no sabes si te vas a morir o no.

Siendo fotoperiodista tu trabajo es arriesgarte. Como dijo un compañero ‘cubrir una pandemia es como cubrir una guerra’ porque no sabes en qué momento te van a atacar: Tienes que cubrir el Centro (de la Ciudad de México), el Metro, los hospitales. Todo eso lo hicimos desde el inicio sin saber cómo cuidarnos realmente.

HOSPITALES-COVID-CUARTOSCURO

Esta fotografía tomada por la fotoperiodista Andrea Murcia muestra el ingreso al hospital de un paciente con COVID en la Ciudad de México. Foto: Cuartoscuro.

El momento que más me causó impacto fue cuando estuve con los paramédicos. Me di cuenta de cómo viven aislados, de las personas que no les importa contagiarse con tal de estar con sus familias, las que deciden no llevarlos a los hospitales y que prefieren que mueran… Lo digo muy frío, pero hay gente que pensaba que sus familiares ya no regresaban del hospital o que sí les quitaban el líquido de sus rodillas.

El otro momento fue la cobertura de las movilizaciones feministas, con el hartazgo de justicia que las llevó a la calle a exigir justicia. Hay una frase muy machista que dijo el Presidente de que las mujeres íbamos a cuidar a los que se enfermaran. Aunque es machista, es cierto; las mujeres son las que se han sacrificado más, las que han lidiado con la maternidad estando en casa y además están las movilizaciones de mujeres que han decidido seguir marchando pese a la pandemia.

Las víctimas de desaparición forzada se pusieron hasta trajes con tal de ir a Palacio Nacional a protestar. La señora Lidia estuvo en plantón en plena pandemia y se tuvo que ir no porque le resolvieran, sino porque le dio COVID. Las mujeres son fundamentales y son las personas más invisibilizadas dentro.

ARACELY ROMERO, BARRENDERA 

TRABAJADORA-BARRENDERA-CDMX

Foto: Cortesía para SinEmbargo.

Soy Aracely Romero, tengo 42 años y soy encargada del grupo de barrenderas “Mujeres en Acción”. Se nos ha manejado que es un trabajo esencial para mantener limpia la Ciudad de México. El seguir con el barrido es un poquito complicado, o sea sales con el miedo a que te puedas contagiar. Pero es  un trabajo esencial, yo creo que igual que un médico lo es la separación de basura. Si no hubiera, imagínate ahorita, servicio de recolectores ni de barrido, o sea, la ciudad la verdad estaría en un caos también. 

Mucha gente ahorita no está llevando a cabo el plan de separación de basura como se debe. Hemos encontrado cubrebocas en el piso, jeringas. Diario tienes el temor de que lo tienes que levantar y te puedas infectar. 

Muchos quisiéramos ahorita no trabajar, estar en casa encerrados, pero tenemos que hacerlo. Si ellos (las personas) tienen la oportunidad de mantenerse en su trabajo desde su domicilio, deberían de seguir con eso si se les da la oportunidad de que se puedan cuidar y no se arriesguen ni arriesguen a su familia. Uno arriesga a su familia. Ellos que están adentro que nos ayuden a los que estamos afuera separando su basura adecuadamente para que no caigamos en ese contagio.

Tengo mujeres en el grupo que son madres solteras. Imagínate que tengas que arriesgar tu vida. No es lo mismo cuando están mamá y papá. Cuando llega a faltar uno, está la mamá. Pero en este caso las chicas tienen que trabajar afuera, arriesgarse, con el miedo de contagiarse para llevarse un sueldo a su casa. Y ahí llegar a hacer otras labores. Es un trabajo doble para nosotras y es muy esencial el trabajo de una mujer. Siento que es mayor la responsabilidad de la mujer que la del hombre. 

ELVIRA MADRID, ACTIVISTA  

Foto: Cortesía para SinEmbargo

Soy Elvira Madrid Romero, presidenta de Brigada Callejera Apoyo de la Mujer “Eliza Martínez”, tengo 53 años y desde hace 30 años estoy en la lucha con las compañeras sexuales, cisgénero y transgénero. Esta es la segunda pandemia que me toca, la primera fue del VIH, pero creo que esta pandemia de COVID-19 nos ha rebasado en todos los sentidos, no estábamos preparadas con todo lo que se venía.  

A mediados de abril empezaron a enfermarse las primeras compañeras. Mi compañero Jaime y yo fuimos los que estuvimos en primera línea dando apoyo a las compañeras y nos enfermamos de COVID-19. Desgraciadamente no todos la pudieron librar. Él murió. Creo que se está recrudeciendo la pobreza y quienes estamos poniendo los muertos somos los de abajo porque tenemos una salud de muerte donde no hay la atención ni lo necesario para atender a las personas y tampoco hay suficientes espacios en la atención.   

Lo que ha significado es más dolor y más fuerza para seguir, porque cuando caí enferma estuve mes y medio en cama. Perdí ese tiempo, pero las compañeras me siguieron apoyando. Cuando me levanté, ellas me contaron cómo está la situación, porque yo traía mucho dolor por la pérdida de mi compañero, no solo mi pareja en todo el sentido de la palabra, sino mi compañero de lucha y de todas las compañeras que había visto morir. Eso me hizo no quedarme cruzada de brazos o llorando, sino ver qué más se podía hacer para que las compañeras no siguieran padeciendo más y no fueran ellas las que siguieran muriendo.  

Te puedo decir que nosotras hemos entregado más de 9 mil 950 despensas, algo que nadie ha hecho, hemos repartido medicamento no solo para COVID-19, también para secuelas. La pandemia me ha enseñado a tener mucha más fuerza a pesar de todo el dolor que veo a diario y me ha enseñado el no quedarse con los brazos cruzados.

HANNAH BORBOLETA, PARTERA

Foto: Cortesía para SinEmbargo

Mi nombre es Hannah Borboleta, tengo 33 años y soy partera. Mi trabajo está lleno de muchas incertidumbres porque soy partera y acompaño los procesos de salud sexual y reproductiva de las mujeres donde ya hay incertidumbre, entonces, creo que la pandemia ha exacerbado la incertidumbre en la sociedad entera, pero es algo que nosotras las parteras y las mujeres ya estábamos trabajando.  

Para mí ha sido echar mano de lo que ya hago y de lo que sé para atravesar la pandemia, tanto yo personalmente, como mi equipo de trabajo para las mujeres que atiendo. Los principales obstáculos han sido y siguen siendo la falta de apoyo a la partería y salud a las mujeres en general, que no es nada nuevo ni vino con la pandemia. Sin embargo, hemos visto que, cuando hay crisis agudas, la salud de las mujeres experimenta un rezago más fuerte del que ya tiene. 

 Una de las situaciones complicadas es el estrés, que es continuo y crónico en las mujeres, mucho estrés por muertes en la familia, y por otro lado poder contar con un plan B confiable. 

Creo que es importante informarnos todo lo que podamos, no dejarnos vencer por el miedo y pensar mucho en qué es lo mejor que podemos hacer en esta situación. Creo que todo mundo hace lo mejor que podemos y creo que es importante no juzgarnos mutuamente, porque todo mundo estamos sobreviviendo a esta crisis como podemos y con las herramientas que tengamos. 

JEFA FABIANA ZEPEDA, ENFERMERA

Foto: Twitter @jefafabiana

Tengo 49 años y soy enfermera. Trabajar en pandemia, no parar, le vino a dar relevancia al trabajo que hace el personal de enfermería. Las enfermeras hemos existido siempre, pero no teníamos la visibilidad que hoy tenemos y justamente es porque hoy somos necesarias. Hemos entendido que personal de enfermería podemos contribuir de manera fundamental al sistema de salud. Siempre lo hemos hecho, sin embargo no habían volteado a vernos. 

Yo me enfermé de COVID-19. Estuve en el hospital, no la pasé en mi casa. Estuve con secuelas después, como tres meses con una tos importante que me impedía hablar de corrido, pero nunca me impidió trabajar. Retomé mi trabajo con más ganas porque entendí desde otra perspectiva que no había vivido, es decir, como paciente. A uno se le remueven vivencias y entonces realizas acciones para solventar esas vivencias del paciente. Una de ellas es estar solito. En mi casa estuve sola porque mi esposo y mis hijos se fueron a vivir a otro lado para permitirme estar en casa y moverme como más pudiera. El estar en esos momentos solita uno se siente sin la capacidad de poder salir, de platicar con alguien… es muy fuerte.

Además de la enfermedad, varios momentos han marcado mi vida estos meses, tanto en lo personal como en lo profesional. El alejarme de mis hijos, mi esposo y mis papás ha sido lo más fuerte. En lo profesional, lo más fuerte fue cuando empecé a escuchar sobre las muertes. Cuando empecé a conocer las cifras del personal de salud que estaba falleciendo. Los contagios no me impactaron tanto como las muertes […] A eso no se acostumbra uno, no deja de doler. Es una experiencia dolorosa saber de compañeros que ya no están, que dejaron a sus familias y también un legado importante al Instituto (Instituto Mexicano del Seguro Social): sus conocimientos y sus vidas.

El papel de las mujeres en la pandemia es fundamental. Nosotras hemos tenido un papel importante en la sociedad, pero en esta pandemia somos mucho de la solución.

MIRNA MEDINA, RASTREADORA 

Foto: SinEmbargo.mx

Soy Mirna Nereida Medina Quiñonez, tengo 50 años y soy fundadora del colectivo Las Rastreadoras del Fuerte, que nos dedicamos a buscar a personas desaparecidas en la zona norte de Sinaloa. Somos alrededor de 200 o 300 mujeres que con una pala y machete salimos todos los miércoles y domingos a buscar a nuestros tesoros desaparecidos.

 Nosotras seguimos buscando durante la pandemia, pero ya salimos en grupos pequeños y nos cuidamos. ¿Sabes que la mayoría del grupo fuerte y constante de las rastreadoras se contagió de COVID-19 y la mayoría estuvo grave?, pero su contagio no fue a raíz de las búsquedas, fue de diferentes maneras y estuvieron enfermitas, entonces sí había otros pequeños grupos que salíamos y buscábamos. Encontramos más de 40 cuerpos en la pandemia. 

Muchas de las mujeres que dejaron de salir a buscar se enfermaron no por la pandemia, se enfermaron de tristeza, de impotencia de no salir y buscar a sus tesoros. Para nosotras las Rastreadoras del Fuerte salir a buscar es nuestra mejor terapia. Lo más complicado ha sido ver a mis compañeras en la cama, con el oxígeno y aferradas a querer vivir para encontrar a sus tesoros. Eso para mí fue muy desesperante y lo más triste es que aún y con la pandemia sigan las desapariciones, que aún y con la crisis los grupos delincuenciales se lleven a nuestros tesoros. 

Creo que en esta pandemia la mujer hizo un papel muy importante. Mis respetos y un aplauso a todas las mujeres que supimos y hemos llevado esta crisis tan fuerte. Las mujeres somos las que movemos la familia. Yo quiero mandar un mensaje a las personas que si realmente no tienen necesidad de salir, no lo hagan, que se protejan y que protejan a otros que están cerca de nosotros.

SARAHÍ DÍAZ, MAESTRA DE PRIMARIA DE GUERRERO

Foto: Cortesía para SinnEmbargo

Mi nombre es Sarahí Díaz Méndez. Tengo la edad de 29 años y me dedico a la docencia de segundo grado. Ha sido complicado para mí como persona, porque es exponerse tú como ser humano y de igual manera exponer a tu familia, porque uno tiene que trasladarse de un lado al otro con ese temor de contagiarse de la enfermedad. 

Ir y venir. He pasado a veces lluvia, caminos feos. Ha sido algo complicado sobre todo mi trabajo con los alumnos. Yo me traslado en pasajera, transporte público cada 15 días. Es un viaje de seis horas de camino; a veces hasta más dependiendo las condiciones del camino. Me quedo tres días en la comunidad de Yerba Santa, municipio de Acatepec, para resolver alguna duda y calificar trabajos. Los alumnos no cuentan con internet, no conocen ni una computadora, un celular o una televisión. No tienen acceso a eso y ha obstaculizado que yo pueda trabajar con ellos.

Tengo un trabajo, una profesión, igual soy ama de casa. Ha sido a lo mejor un papel que no se reconoce, pero ha sido más duro porque trabajo más ahora por los hijos, la tarea y los quehaceres. Tratarse de acoplarse a un nuevo ritmo de vida para poder sacar adelante el trabajo de una, aunque muchas veces no es reconocido. 

A los que tienen la posibilidad de estar en casa y aislarse, les digo que lo hagan. En mi persona mi trabajo me lo impide. Es un riesgo que está latente todo el tiempo de contagiarme yo o contagiar a las personas, incluso a mis alumnos. Es una preocupación que todo el tiempo está presente. Que se cuiden y eviten reunirse, hacer fiestas, estar en espacios aglomerados. 

SAYURI HERRERA, FISCAL  

Foto: Cortesía para SinEmbargo

Mi nombre es Sayuri Herrera Román, tengo 39 años y soy titular de la Fiscalía de Investigación del Delito de Feminicidio en la Ciudad de México. Seguir trabajando en la pandemia ha significado un riesgo en la salud, no solo para mí sino para todas las mujeres y las personas que trabajan en la Fiscalía, porque nuestro trabajo es esencial, es un trabajo que no puede terminarse ni suspenderse; es un trabajo de 24 horas diarias. Las medidas que tomamos son también cuidado para las víctimas, las personas que vienen a la Fiscalía.  

Ha sido una temporada muy compleja en la que hemos trabajado para consolidar a la Fiscalía en una situación adversa donde tenemos que prescindir de varias personas, sobre todo quienes están en condiciones de vulnerabilidad. El trabajo sigue siendo el mismo, pero se limitan los recursos, en este caso humano, para poder afrontar la situación. El Tribunal Superior de Justicia ha suspendido labores, por lo menos en tres ocasiones, y eso implica que se retrasen los procedimientos que venimos trabajando para el acceso de justicia para las víctimas.   

De las cosas complicadas por la pandemia ha sido recibir a las madres y a veces están muy dolidas, y creo que lo más duro es no poder abrazarlas. Somos una roca nosotras (las mujeres), me refiero a que, con una fuerza importante, las madres y estudiantes siguieron. Es un movimiento el de las mujeres que no ha sido detenido por la pandemia, es un movimiento que continuó, no se detuvo nunca y eso habla de la necesidad y de la urgencia de nuestra labor. No podían detenerse ellas como tampoco podemos detenernos nosotras aquí.  

Creo que la pandemia ha implicado un trauma social de dimensiones que todavía no logramos advertir aún. 

VERÓNICA MENDOZA GARCÍA, COCINERA Y EMPRESARIA 

Foto: Cortesía para SinEmbargo

Yo soy Verónica, tengo un restaurante en la Ciudad de México y tengo 56 años. Trabajar en la pandemia sí ha significado un mayor esfuerzo. Se trata de vencer el miedo porque los compromisos son muchos. En el restaurante tengo cerca de 10 personas trabajando y son ellos y nuestras familias las que dependen del negocio, así que decidimos seguir adelante.

Fue un reto modificar la forma de ir a hacer compras, dar servicio al cliente, cómo reabrir con todas las medidas de salubridad, pero tuvimos que aplicarnos en ese aspecto para que el cliente lograra confiar en el negocio. Al inicio de la pandemia, nosotros no teníamos servicio a domicilio entonces tuvimos que recurrir a las aplicaciones, aprender a empacar la comida. Fueron varios problemas, pero a la fecha ya agarramos experiencia. Los miedos fueron de cómo pagar la renta, a los empleados, cómo cuidarlos. En medio de seguir estaba el temor de contagiarnos y lo seguimos teniendo. 

Yo soy muy observadora y pienso que las mujeres, antes y ahora con la pandemia, tienen un papel muy importante en la vida diaria. Somos las que llevamos una casa, las que estamos al pendiente de los hijos, somos muy responsables, muy sensibles. No nos sentaríamos a ver un problema y dejarlo ahí; nosotros resolvemos, sabemos resolver.

Las mujeres no nos echamos para atrás. Nunca. Yo observo cuando voy de compras, cuando voy en el Metro veo que la mayoría de las personas que van con bolsas, cargando cosas para venta, son mujeres que día a día van luchando por llevar un peso a su casa.

La mujer no se deja vencer tan fácilmente. En la pandemia menos. Hemos tenido que vencer medios, incertidumbre. Hemos vivido los terremotos, vemos el desastre que dejan, se levantan los escombros, pero pasan. Ahora el miedo lo tenemos latente, sí da miedo estar entre tanta gente, pero finalmente tengo que seguir hasta que la vida me lo permita.

YADHIRA FERREIRA, TAQUILLERA DE METRO

TAQUILLERA-METRO

Foto: Cortesía para SinEmbargo.

Mi nombre es Yadhira Ferreira Martín del Campo y soy taquillera del Sistema de Transporte Colectivo Metro. Los trabajadores del transporte estamos muy conscientes que el Metro es la red que mueve a toda la Ciudad de México y definitivamente no puede parar bajo ninguna circunstancia. Tenemos la camiseta puesta siempre y seguimos trabajando. 

Ha sido complicado porque mucho personal se fue a resguardo, por ejemplo los que tienen hijos menores de 12 años y los que tienen enfermedades crónicas como son diabetes, hipertensión o cáncer. Bajó considerablemente la plantilla. Eso ha implicado mayores cargas de trabajo y los movimientos de horario, por lo que nuestros derechos laborales se han ido mermando a raíz de esta pandemia.

Yo estaba en un tercer turno y asignada a la Línea 4. Pero de un día para otro fue un vuelco total y nos dijeron que por necesidades del servicio teníamos que cambiarnos de turno y espacio todos los días. Los horarios del Metro son muy complicados. Tenemos que llegar a la hora que abre el servicio [5 de la mañana]. Nos transportan en auto particular o en Metrobús, y pasa por nosotros a las 2:30 de la mañana. Ya teníamos un esquema de vida y ahora tienes que salir de tu casa a las 2 de la mañana para llegar a un primer turno. Eso es lo que más nos ha pegado y nos tenemos que acoplar.

La mayoría de las mujeres tenemos un doble rol en el trabajo, llegan a los hogares al trabajo no remunerado de ver a niños, adultos mayores o enfermos. Esta pandemia sí nos vino a mover todos los ámbitos personales, entonces solo nosotros podremos contrarrestar esto. Si no tenemos el debido cuidado, vamos a seguir en esta situación. He visto casos cercanos por COVID, incluso compañeros y compañeras que tuvieron la necesidad de trabajar, pero ya no están con nosotros. 

#LaResistencia | 2020 no fue año para ser mujer en Guanajuato, Edomex, Chihuahua, BC y Jalisco

jueves, enero 7th, 2021

La violencia contra las mujeres cubre a todo México, pero los números muestran que hay zonas del país en las que la vida es más difícil. Por ejemplo, en 2020, diez entidades concentraron el 70 por ciento de la violencia más cruel contra las mujeres: el asesinato.

Por Dulce Olvera, Daniela Barragán y Romina Gándara

Ciudad de México, 7 de enero (SinEmbargo).– El feminicidio es la manifestación más extrema de la violencia contra las mujeres. En México, entre 10 y 11 mujeres son asesinadas cada día por razones de género, pero el 97 por ciento de los casos queda impune, alerta Naciones Unidas México (ONU-México). Aunado a eso, no todos son tipificados e investigados como ese delito.

De los 3 mil 427 homicidios dolosos de mujeres y feminicidios registrados de enero a noviembre por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), las entidades que concentran el mayor número de ambos delitos son Guanajuato (400), Estado de México (366), Chihuahua (271), Baja California (260), Jalisco (246), Michoacán (225), Veracruz (171), Ciudad de México (150), Guerrero (138) y Puebla (128).

En esa decena de estados se cometió el 68.7 por ciento de las agresiones registradas en 11 meses del 2020, el año de la pandemia.

La Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana (SSPC) informó en diciembre que el feminicidio tuvo un incremento de 1.7 por ciento y la violencia familiar subió 4.4 por ciento, ambos de enero a noviembre de 2020 frente al mismo periodo de 2019. Solo de octubre a noviembre, agregó la dependencia, hubo un aumento de siete víctimas de feminicidio de 79 a 85, una variación mensual de 2.2 por ciento.

La violencia contra las mujeres cubre a todo México, pero los números muestran que hay zonas del país en las que la vida es más difícil. Foto: Romina Gándara, SinEmbargo.

Las mujeres más propensas a experimentar violencia por cualquier agresor a lo largo de la vida son aquellas que tienen edades entre 25 y 34 años, es decir, el 70.1 por ciento de la población total de mujeres, muestran datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) difundidos en noviembre.

Esta es la situación de los 10 estados más peligrosos para las mujeres en un país feminicida.

***

 

La región que actualmente es la más violenta de México por la guerra contra el narcotráfico tiene una marcada repercusión en la violencia contra las mujeres. De enero a noviembre de 2020, 400 mujeres fueron asesinadas, es decir, durante el confinamiento en esos meses fueron víctimas de homicidio dolosos (382) o feminicidio (18).

De acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los municipios con más violencia contra las mujeres son Celaya, Irapuato y León.

También se registró que de enero a noviembre 203 mujeres fueron víctimas de corrupción de menores y 511 del delito de violación. En cuanto a la violencia familiar*, en estos meses de pandemia se tienen 9 mil 259 presuntos casos de delitos.

El Gobernador de la entidad, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo –del Partido Acción Nacional (PAN)–, dijo con motivo del Día Internacional de la Mujer que Guanajuato estaba siempre un pie adelante en materia de igualdad de género, pero en su discurso omitió hablar de feminicidios.

A pesar de los datos, en 2015 el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) determinó no declarar la Alerta de Violencia de Género (AVG) al considerar que no había elementos suficientes para declararla procedente.

El Estado de México se ha convertido casi en sinónimo de la violencia feminicida. Si bien no es la entidad que encabeza la lista, está en el segundo lugar con 366 asesinatos de mujeres durante los 11 primeros meses de 2020, de los cuales, 132 se registraron como feminicidios y 234 como homicidios dolosos de mujeres.

Aunque lidera en la cantidad de municipios violentos, con un total de 25 con mayor incidencia de presuntos feminicidios: Chimalhuacán, Ecatepec, Atizapán de Zaragoza, Nezahualcóyotl, Tecámac, Tultitlán, Valle de Chalco Solidaridad, Huehuetoca, La Paz, Naucalpan, Teoloyucan, Zumpango, Almoloya de Juárez, Chalco, Nextlalpan, Teotihuacán, Chicoloapan, Coacalco, Cocotitlán, Cuautitlán Izcalli, Hueypoxtla, Ixtapaluca, Ixtlahuaca, Nicolás Romero y Ocuilan. Varios de estos municipios tienen ya la historia de una madre o hermana de una víctima que además de batallar con la pérdida, también lucha contra la impunidad de los asesinatos.

En el Estado de México se cometieron 366 asesinatos de mujeres durante los 11 primeros meses de 2020. Foto: Graciela López, Cuartoscuro.

A diferencia de Guanajuato, la entidad que históricamente ha sido gobernada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) sí tiene Alerta de Violencia de Género (AVG) desde 2015 en 11 municipios. Pero una investigación realizada por SinEmbargo sobre el dinero destinado a este mecanismo reveló que la autoridad del municipio de Ecatepec dijo no tener información sobre las adquisiciones de los ejercicios fiscales solicitados (2017 y 2018). Las de Nezahualcóyotl y Chimalhuacán citaron recursos del programa de fortalecimiento a la seguridad pública (FORTASEG) que es federal.

En el año de la pandemia, también se tiene registro de 65 mujeres víctimas de trata de personas, mil 775 casos de violación y 13 mil 399 delitos de violencia familiar.

Con 271 asesinatos de mujeres, tanto 30 feminicidios como 241 homicidios dolosos, Chihuahua se ubica en el tercer lugar de violencia de género. El fronterizo Ciudad Juárez es el municipio con más feminicidios a noviembre.

De acuerdo con los datos del SESNSP, Chihuahua está dentro de los primeros cinco estados con más casos de violaciones, con mil cuatro registradas.

Sin embargo, en esta entidad no hay declaratoria de Alerta de Violencia de Género (AVG). En febrero de 2020, el Gobernador panista Javier Corral Jurado dijo que de emitirse una Alerta de Género para la entidad norteña le daría “la bienvenida”, ya que aceptó que el problema “ha rebasado a todos” y que negarlo “no sirve de nada, por lo que sería ideal acelerar el proceso”.

En Baja California, la novena entidad con más feminicidios a nivel nacional, se registraron 260 asesinatos de mujeres hasta noviembre de 2020, con base en las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que coloca a la entidad fronteriza entre las 10 primeras con mayor incidencia de ambos delitos: 230 homicidios dolosos de mujeres y 30 feminicidios, es decir, solo el 11.54 por ciento fue investigado como feminicidio.

Nery Gaspar, de Mujeres Unidas Olimpia de Baja California, dijo en un webinar organizado por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) que en el contexto de reacomodo de cárteles de la droga, alto nivel de inseguridad pública y pandemia en la entidad, las muertes violentas de mujeres y niñas “se han encrudecido más por la inercia de corrupción en los cuerpos policiacos”, pero “no se ha visto un programa emergente para atender a las mujeres” que están orilladas por la COVID-19 a mantenerse en casa, la mayor zona de riesgo.

Mujeres se manifiestan en Baja California para exigir el cese a las agresiones contra las mujeres, así como los feminicidios. Foto: Omar Martínez, Cuartoscuro.

En febrero, antes del inicio de contagios de coronavirus en el país, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Baja California (CEDHBC) emitió una solicitud de declaratoria de Alerta de Violencia de Género (AVG) para el estado. La solicitud está en proceso de evaluación por la Secretaría de Gobernación (Segob) y el Inmujeres.

A nivel municipal, la fronteriza Tijuana se ha mantenido entre los 10 municipios, a nivel nacional, con mayor número de muertes violentas de mujeres; y es el segundo lugar nacional entre los municipios con más feminicidios, solo por debajo de Ciudad Juárez (Chihuahua), documentó Gaspar. Ensenada, la capital estatal Mexicali y Playas de Rosarito le siguen entre los municipios más peligrosos para las mujeres bajacalifornianas.

 

El estado de Jalisco reporta hasta noviembre 54 feminicidios y 192 homicidios dolosos de mujeres, esto es, 246 asesinatos de mujeres, principalmente en Zapopan, Guadalajara, Tlajomulco de Zúñiga y El Salto, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Pero solo el 21.95 por ciento se investigó como feminicidio.

Guadalupe Ramos Ponce, integrante del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM-Jalisco), expuso que desde 2006 el asesinato de mujeres en la entidad creció exponencialmente de manera que cada año 78 mujeres eran asesinadas por violencia de género, el doble que de 1997 a 2005. Pero a partir de 2010, los feminicidios anuales rebasaron el centenar y particularmente en el año de la pandemia, 2020, hubo 10 mil 161 denuncias de violencia familiar, 7 por ciento más que en 2019.

El estado de Jalisco reporta hasta noviembre 54 feminicidios y 192 homicidios dolosos de mujeres. Foto: Romina Gándara, SinEmbargo.

“De 1997 a la fecha son más de dos mil 168 mujeres asesinadas. Son números, pero estamos hablando de vidas, de historias, de mujeres y niñas cuyos proyectos y sueños fueron truncados, y desestructuraron a sus familias”, dijo Ramos en un webinar organizado por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio. “La impunidad de los feminicidios en Jalisco alcanza el 86.7 por ciento. ¿Dónde están las autoridades?”

La Secretaría de Gobernación, a través de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM), declaró la Alerta por Violencia de Género en Jalisco el 20 de noviembre de 2018 y en abril de 2019 se instaló el grupo de trabajo. En agosto, organizaciones civiles como el ¡Colectivo Queremos Seguir Vivas!, Colectivo Lésbico Tapatío, Calle Sin Acoso Guadalajara y el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio celebraron que la entidad fue la primera en contar con los 42 indicadores para medir el funcionamiento de la Alerta de Violencia de Género.

En la entidad de Michoacán se registraron 18 feminicidios y 207 homicidios dolosos de mujeres de enero a noviembre de 2020, esto es, 225 asesinatos de mujeres en los primeros 11 meses del año, de acuerdo con datos del SESNSP, por lo que solo el 8 por ciento fue investigado como feminicidio. Morelia, la capital estatal, se ubicó como la ciudad más peligrosa para una mujer michoacana.

La entidad cuenta con Alerta de Violencia de Género en 14 municipios: Morelia, Uruapan, Lázaro Cárdenas, Zamora, Apatzingán, Zitácuaro, Los Reyes, Pátzuaro, Tacámbaro, Hidalgo, Huétamo, La Piedad, Sahuayo y Maravatío.

Aunque la autoridad estatal identifica que las mujeres viven en una zona de conflicto por el crimen organizado, no se emitió una recomendación focalizada, observó el informe “Violencia feminicida en México: retos y avances de las Declaratorias de Alerta de Género”, del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.

En Veracruz, al menos 171 mujeres fueron asesinadas de enero a noviembre, es decir, 4.92 por ciento del total de víctimas a nivel nacional. Los municipios con mayor incidencia de mujeres asesinadas en esa entidad federativa son Veracruz, Coatepec, Papantla y Xalapa, de acuerdo con los datos del SESNSP.

El 46.2 por ciento de los asesinatos de mujeres fue clasificado y es investigado como feminicidio, es decir, en 79 casos, lo que hace que Veracruz tenga una tasa de 1.80 feminicidios por cada 100 mil mujeres y una tasa de 2.1 homicidios dolosos de mujeres por cada cien mil.

En cuanto a llamadas relacionadas con incidentes de violencia contra la mujer**, Veracruz ocupa la posición número 16 con un total de 3 mil 554 reportes telefónicos en 11 meses, lo que representa una tasa de 80.9 por cada cien mil mujeres.

De enero a noviembre de 2020, al menos 150 mujeres fueron asesinadas en la Ciudad de México, de las cuales, solo en 64 casos se investigó como feminicidio, es decir, el 42.67 por ciento. Los otros 86 casos se registraron como homicidios dolosos en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Las alcaldías de Cuauhtémoc, Iztapalapa, Tlalpan, Gustavo A. Madero y Venustiano Carranza son las que registran mayor incidencia de estos delitos.

En materia de trata de personas, la Ciudad de México registra al menos 63 mujeres víctimas de este delito, con solo dos casos por debajo del Estado de México que está en la primera posición con 65 mujeres víctimas.

La capital del país es la entidad con más casos de violencia familiar, con un total de 25 mil 278 denuncias realizadas de manera formal ante la autoridad, pero con al menos 75 mil 353 llamadas al 911 que reportan incidentes de violencia familiar, de acuerdo con las cifras del SESNSP, las cuales incluyen tanto víctimas mujeres como hombres, ya que no son datos desagregados.

Además, la Ciudad de México ocupa la segunda posición en denuncias ante el Ministerio Público por el delito de violación, con un total 1 mil 395; en llamadas de emergencia relacionadas con acoso u hostigamiento sexual con 921; y en llamadas realizadas al 911 que reportan incidentes de violación con 458.

Guerrero es el noveno estado con mayor número de asesinatos de mujeres con un total de 138 víctimas, de las cuales, un porcentaje muy bajo, solo el 7.97 por ciento (11 casos), es investigado como feminicidios. Los 127 casos restantes fueron registrados como homicidios dolosos.

La Alerta de Violencia de Género fue declarada en esa entidad sureña apenas el 2020, el 5 de junio, debido al incumplimiento del Gobierno estatal por no demostrar avances en la protección de la vida, integridad y seguridad de las mujeres, niñas y adolescentes guerrerenses.

El Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio informó que con la emisión de la declaratoria “el Gobierno del estado de Guerrero deberá adoptar las acciones que sean necesarias para ejecutar las medidas de seguridad, prevención y justicia para garantizar el ejercicio del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, particularmente a la salud sexual y reproductiva”.

Guerrero se encuentra también entre los 10 estados con mayor número de denuncias oficiales de mujeres víctimas de trata de personas. Ubicado en la séptima posición, registró al menos 15 casos de enero a noviembre.

Las manifestaciones y protestas por la violencia de género aumentaron en Puebla a finales del mes de noviembre e inicios de diciembre del 2020. Colectivos feministas y madres de víctimas de feminicidio se sumaron el 1 de diciembre a la toma del Congreso de Puebla que mantenían feministas.

Al menos 128 mujeres fueron asesinadas en Puebla entre enero y noviembre del presente año. Solo el 39.06 por ciento (50 casos) es investigado como feminicidio, de acuerdo con las cifras oficiales, y el resto, 78, se registró como homicidio doloso.

Puebla se ubica en el quinto lugar de llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de violencia contra la mujer, con un total de 11 mil 85 reportes telefónicos en 11 meses.

Familiares de víctimas de feminicidio y el OCNF denunciaron que la Fiscalía General de Justicia de Puebla ha sido negligente en la prevención, investigación y sanción de los casos de feminicidio.

Sin embargo, la acusación no es reciente. Desde marzo el OCNF ha externado su preocupación, pues señala que “si bien la entidad cuenta con un tipo penal de feminicidio y un protocolo de investigación para el delito, se ha documentado la falta de debida diligencia y perspectiva de género en las investigaciones de los casos de feminicidio”.

Manifestación de grupos feministas frente a la Fiscalía de Puebla en la que exigen mayor seguridad para las mujeres y esclarecimiento de feminicidios. Foto: Mireya Novo, Cuartoscuro.

Notas:
*Los datos referentes a abuso sexual, hostigamiento y violencia familiar incluyen los casos de mujeres y hombres posibles víctimas.
**Se refiere al incidente “Violencia contra la mujer” incluido en el Catálogo Nacional de Incidentes de Emergencia, y definido como: “Todo acto violento que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación
arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada”.

Fue el año de #LaResistencia. En 2020, mujeres pisotearon el miedo y tomaron las calles, con furia

martes, enero 5th, 2021

A principios de marzo de 2020 ya se tenía registro de al menos 10 casos de coronavirus en el país y el resguardo voluntario en los hogares llegaría días después. Pero ni el resguardo logró mitigar la protesta del 8 de marzo en el Día de la Mujer. El enojo seguiría ahí y, sobre todo, los motivos que lo alimentan.

Ciudad de México, 5 enero (SinEmbargo).- ¿Qué pasó con el enojo de las mujeres por la situación de inseguridad que viven en México? Ni la pandemia lo pudo parar.

Apenas era la segunda semana de febrero de 2020, en varios puntos del país las mujeres salieron a protestar por el asesinato de Ingrid. La foto de su cuerpo ameritó, según editores de periódicos amarillistas, una portada a todo color. El 14, Día del Amor y la Amistad, el enojo tuvo como epicentro Palacio Nacional, en específico, la conferencia matutina del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Luego siguió la marcha del 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer. Las calles se pintaron de morado y verde, que son los colores del feminismo y de la lucha por la despenalización del aborto. En las calles apenas se escuchaba el rumor de que ya había casos de COVID-19 en el país, pero eso poco importó, o al menos ese día no fue el tema. La marcha fue histórica y no por ser inédita, sino porque cientos de mujeres salieron a marchar en la mayoría de los estados donde la violencia, en cualquiera de sus representaciones, las asfixia día a día.

PROTESTAS-MUJERES-2020

El año 2020 inició con protestas en Palacio Nacional, pero luego se extendieron a lo largo de todo el país. Estas son imágenes de Xalapa, Guadalajara, Tijuana y Ciudad de México. Fotos: Cuartoscuro.

Es justo esa la razón por la que ni una pandemia logró mitigar las protestas de mujeres y feministas. A pesar de que cientos se guardaron en casa, no estuvieron a salvo porque ahí estaba el enemigo o porque simplemente no importa que haya un virus en el aire porque ni eso detuvo la violencia: en el año 2020, 3 mil 425 mujeres fueron asesinadas; 416 fueron víctimas de trata de personas; hubo 15 mil 240 casos de violación y 200 mil 640 delitos de violencia familiar.

En este año histórico, las mujeres mexicanas salieron a la calle y, en la exigencia del derecho a la vida libre de violencia, se encontraron con cercos policiacos, como ocurrió en el Estado de México, Ciudad de México y en Quintana Roo.

Las manifestaciones se volvieron un tema de conversación en esta pandemia. Que si no son las formas, que si la pared no se raya o que si algunas ya tienen ganados los derecho. De acuerdo con académicas especialistas en género, las opiniones en contra de las diferentes formas de protesta son a causa de que se salen de ese estereotipo que se espera de una mujer que sale a la calle.

Y eso llega hasta el poder, ya sea el poder municipal, estatal o el presidencial. “Las manifestaciones de mujeres son incómodas históricamente”, aseguró Amneris Chaparro Martínez, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Lo que es interesante es que las mujeres ahora salimos a la calle a protestar. Salir a la calle es un atrevimiento de las mujeres en México, entonces salir a protestar es una valentía porque se reta al Estado y además así es percibido”, comentó por su parte Edith Olivares Ferreto, jefa de la Unidad de Derechos Humanos de Amnistía Internacional México.

EL ENOJO Y LA REACCIÓN DEL ESTADO

En el año de la pandemia quedó demostrado que las manifestaciones de mujeres no son exclusivas de la Ciudad de México. En Chiapas, Quintana Roo, Veracruz, Nuevo León, Estado de México, Baja California, Oaxaca, Puebla y Guerrero se realizaron actos de protesta importantes y de vanguardia.

De acuerdo con la doctora Amneris, la razón por la que los reflectores están ahora en la periferia es porque están ahí las mujeres que se enfrentan a los mayores índices de violencia feminicida, combinado con los mayores índices de impunidad.

“La Ciudad de México la pensamos como ese lugar que quiere ser cosmopolita y que en algunos sectores lo es, aunque eso no le quita el tener sus grandes déficits con las mujeres. Pero esos otros lugares donde hay un pensamiento absolutamente conservador, donde las mujeres siguen luchando por derechos que en la capital ya están ganados, creo que esos lugares son la clave. Son mujeres muy organizadas, conscientes, inteligentes en sus estrategias, están haciendo ruido y tiene que ver con sus condiciones estructurales de violencia y de precarización económica […] Hay que ponerles más atención y no por hacerles un favor, sino porque están poniendo una marca importante en el feminismo mexicano”, expuso Chaparro Martínez.

TOMA-MUJERES-SEDES-CNDH

Para finales de año, las protestas de mujeres no se limitaron solo a marchas, sino también a la toma de espacios de gobierno, como fue el caso de las comisiones de derechos humanos. Fotos: Cuartoscuro.

Para muestra está lo que ocurrió en la última mitad del año: las mujeres de diversos estados procedieron a la toma de las centrales de derechos humanos. Incluso en Puebla tomaron el Congreso.  En algunos casos, la respuesta del Estado fue colocar cercos policiacos, pero en otros la represión, como ocurrió en el Estado de México.

Otro caso que resalta fue el que ocurrió el 10 de noviembre en Cancún, cuando feministas protestaron por el feminicidio de Bianca Alexandrina, de 20 años de edad. La manifestación se dispersó a balazos.

“En este país hay un problema estructural de cómo funcionan, operan y se comportan las policías. Tenemos un historial de violaciones a derechos humanos por parte de cuerpos policiales que van del uso excesivo de la fuerza, detenciones arbitrarias, desapariciones exprés, forzadas y violencia sexual. En este año se acentúa en el caso de las mujeres porque ahora están ocupando el espacio público para protestar y eso parece descolocar a muchos actores policiales y políticos”, comentó la maestra Olivares Ferreto.

Agregó que sorprende a las autoridades que esas mujeres “estén bravas y enojadas” y en consecuencia la causa de la protesta se desvía a las formas en que protestan las mujeres o la forma en cómo actúa la policía, cuando lo que se tiene que discutir son las razones por las que salen a protestar.

Para la investigadora de la UNAM, la respuesta policial es también resultado de no poner atención a las periferias, lo que da margen a los ejercicios discrecionales.

“El antecedente es Atenco con las violaciones masivas de mujeres que se manifestaban. Eso es lo más grave, que en muchos gobiernos existe esta discrecionalidad en el uso de la fuerza cuando las mujeres lo que piden es tener una policía más capacitada que las proteja. Es la reacción misógina, no metafórica, sino literal del Estado que busca castigar y decirle a las mujeres que este no es su lugar y lo dice de una manera brutal, que causa daños físicos y psicológicos”, aseguró Chaparro Martínez.

LA PERSPECTIVA PARA 2021

En su conferencia matutina del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el Presidente López Obrador al ser cuestionado sobre si considera que los homicidios y los feminicidios tienen la misma causa, dijo: “En general sí, porque ha habido mucha desintegración en las familias, mucha pérdida de valores”.

Tuvo que hablar la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero. Ella señaló directamente al “sistema cultural machista y patriarcal” imperante como el responsable de la violencia contra las mujeres en México, país en el que son asesinadas 10 mujeres al día.

En reiteradas ocasiones, también en su conferencia matutina, el Presidente ha insistido en que hay “falsos feministas” en el movimiento de mujeres, en ocasiones señala que el movimiento es orquestado por “la oposición”.

Para la representante de Amnistía Internacional México, no solo es el Ejecutivo federal el que actúa de esa manera, sino que se replica en los distintos órdenes de gobierno. “Tienen una narrativa que no reconoce la violencia contra las mujeres como una violación a los derechos humanos que se comete de manera cotidiana en el país y en la que el Estado tiene responsabilidad”.

La maestra Olivares Ferreto mencionó que llama la atención el desconocimiento de algunas de las autoridades respecto a los convenios y tratados que el mismo Estado mexicano ha firmado, en los que se reconoce que la violencia contra las mujeres, aún cuando se cometida por particulares, es responsabilidad del Esrado.

“La convención Belém do Pará dice que la violencia contra las mujeres es una violación a los derechos humanos, que es tolerada por los estados y que es trabajo de estos hacer trabajo preventivo para que particulares no cometan esta violencia […] Las autoridades deben reconocer que las razones por las que las mujeres salen a protestar son legítimas”, añadió.

En la conclusión de esta revisión del año en que con todo y pandemia las mujeres no dejaron de protestar, la doctora Amneris mencionó un término que impera en el tema de las protestas de mujeres y es que éstas, históricamente, han sido “incómodas”, ya que “desafía las normas de género; desafía las ideas hegemónicas de femineidad, es decir, los modales y las actitudes que deben tener las mujeres y también desafía el orden de género. Desafía las relaciones no igualitarias que se disfrazan de relaciones de amor o de cuidado, desafía el ordenamiento de la división sexual del trabajo donde a las mujeres les corresponde ‘por naturaleza’ ciertas actividades y a los hombres otras, que curiosamente son las más prestigiosas”.

Y como las causas que provocan el enojo se mantienen, las protestas, en todas sus expresiones, lo harán también.

“El feminismo contemporáneo mexicano incomoda al poder y no solo es una cuestión de la 4T (como se le conoce a la Cuarta Transformación) o de lo que sucede en Palacio, hay en todos los gobiernos locales una resistencia a escuchar a las mujeres, a tomarlas en serio cuando las mujeres son los blancos de atrocidades de violencias por ser mujeres. Hay una paradoja en los gobiernos de izquierda que por un lado quieren hacer cambios sociales profundos, pero por otro se olvidan de lo que sería la revolución más importante, que es la género. Se olvidan de que el orden dentro de la casa, de la familia, es un orden absolutamente antidemocrático que deja a las personas más vulnerables en condiciones de aún mayor subordinación”, añadió Chaparro Martínez.

Por último, mencionó algunos ejemplos: “en el Siglo XIX con las sufragistas, llegaron los filósofos románticos a decir que las mujeres tenían menos capacidades intelectuales; pasó con las mujeres de la Segunda Ola en Estados Unidos, que se les ridiculizaba; pasa en México con las mujeres que se manifiestan, se les persigue o ridiculiza en los medios de comunicación. Siempre hay ese tipo de reacciones que buscan contrarrestar los muchos o pocos avances que tienen las mujeres. Cuando esas reacciones vienen de la principal tribuna es problemático pero muy sintomático del tipo de país que sigue sin tomarse en serio las demandas legítimas de las mujeres”.

Para miles de mexicanas, el virus mortal fue la violencia. Y en 2020 vieron sus ojos | #LaResistencia

lunes, enero 4th, 2021

La crisis por la COVID-19, que obligó a los gobiernos a tomar estrictas medidas restrictivas, vino a profundizar las violencias que viven las mujeres y niñas, así como las desigualdades y las discriminaciones.  

Ciudad de México, 4 de enero (SinEmbargo).– Elideth Ríos Cabrera se armó de valor para terminar con Omar, quien fue su pareja por al menos 10 años. Cansada de una relación nociva y de mantenerlo, le pidió que se fuera de la casa y él aceptó, pero le solicitó una semana para mudarse. Llegado el plazo se fue, pero antes la mató y llamó al padre de ella para confesar el crimen.

–Don, a su hija la drogué y está muerta–, escuchó Gerardo Ríos por el auricular de su teléfono esa terrible mañana del 22 de junio.

–¡No digas pendejadas!–, contestó el papá de la joven.

–Está drogada y está muerta. Ahí le pido de favor que cuide a mi hijo–, balbuceó Omar y luego colgó.

Gerardo no daba cabida a lo que había escuchado y volvió a marcar, pero no se pudo comunicar: Omar le había llamado de un teléfono público. Gerardo habló a su esposa para ir a la vivienda de su hija, ubicada en la colonia Metropolitana Primera Sección, en el municipio de Nezahualcóyotl (Estado de México). Al arribar al inmueble encontraron en la recámara el cuerpo sin vida de Elideth. Había sido estrangulada.

A pesar de la restricción de movilidad por la pandemia de la COVID-19, la violencia en contra de las mujeres y feminicidios en México, tanto en lo doméstico como en lo comunitario, no se detuvieron; en cambio, lo que sí paró fue el acceso a la justicia para las víctimas, denunciaron activistas y especialistas sobre el tema de feminicidios.

Elideth, de 30 años de edad, es una de las 2 mil 781 mujeres asesinadas entre los meses de marzo a noviembre del 2020, periodo que corresponde al confinamiento derivado por la crisis sanitaria por la COVID-19.

Los asesinatos de mujeres presentaron un repunte durante los dos primeros meses de confinamiento y de arranque de la campaña #QuédateenCasa.

En marzo de 2020, al menos 334 mujeres fueron asesinadas (77 feminicidios y 257 homicidios dolosos), lo que representó un alza de 9.50 por ciento con respecto al mismo periodo del 2019 (305 asesinatos) y un 7.05 por ciento en comparación con el mes anterior, es decir, febrero (312 asesinatos).

En abril del presente año se registraron 336 asesinatos (71 feminicidios y 265 homicidios dolosos), un 7 por ciento más que los reportados en abril de 2019, con un total de 314.

Los feminicidios no pararon a pesar de las medidas restrictivas por la pandemia. Foto: Yerania Rolón, Cuartoscuro.

De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), los asesinatos de mujeres bajaron durante los meses de mayo (300), junio (306), julio (310), agosto (300), septiembre (328) y octubre (312). Pero en noviembre la cifra nuevamente descendió (255).

Las cifras oficiales del total de asesinatos de mujeres ocurridos durante la pandemia (2 mil 781) muestran una ligera disminución con respecto al número registrado al mismo periodo del año pasado, de marzo a noviembre de 2019, que fueron 2 mil 895.

Wendy Figueroa Morales, directora de la Red Nacional de Refugios, y María de la Luz Estrada Mendoza, coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, consideran que el problema de los feminicidios es más grave de lo que muestran los números del Secretariado.

“En México no ha bajado el problema de asesinatos de mujeres. Todavía no logramos que acrediten en muchas entidades federativas los feminicidios”, destacó María de la Luz Estrada.

Las expertas estiman que el subregistro de los feminicidios o asesinatos de mujeres estaría en los homicidios imprudenciales.

“Las cifras no reflejan la dimensión real. Hay un subregistro, muchos asesinatos o feminicidios son catalogados no solo como homicidio doloso, sino como homicidio imprudencial”, señaló Figueroa.

Wendy Figueroa sostuvo que el registro estadístico en el país es un área de oportunidad porque existen obstáculos para visibilizar y registrar los asesinatos contra las mujeres de acuerdo con el enfoque de derechos humanos y perspectiva de género.

“Una deficiencia es que a nivel nacional el delito de feminicidio no está homologado. Seguimos esperando que la propuesta del legislativo en relación a que el delito fuera homologado en el Código Penal sea aprobada, lo que significaría que todo asesinato contra mujeres y niñas sea investigado como feminicidio”, destacó.

Dijo que la falta de homologación genera que haya asesinatos de mujeres que son clasificados como homicidios dolosos u homicidios culposos, que son dos clasificaciones que invisibilizan el delito de feminicidio, es decir, asesinatos por razones de género.

“Hay feminicidios, lo hemos visto en comunidades indígenas, que son clasificados como suicidios. Nuevamente el delito se oculta, se maquilla”, ejemplificó.

Las expertas estiman que el subregistro de los feminicidios o asesinatos de mujeres estaría en los homicidios imprudenciales. Foto: Mireya Novo, Cuartoscuro.

Otro obstáculo para poder tener clara la realidad, detallaron las expertas, es que en México en el tema de feminicidios o violencia contra las mujeres hay una cifra negra de más del 90 por ciento.

“Esto significa que lo reflejado por el Secretariado Ejecutivo o por alguna otra fuente es una pincelada de lo que realmente ocurre en nuestro país”, detalló Figueroa.

Esta cifra negra se relaciona con la falta de tipificación, pero también porque no hay un seguimiento en los casos y no hay una evaluación.

“No vamos a poder comparar (con las cifras oficiales) porque hay un subregistro. Yo lo veo, yo que estoy trabajando directo con estados, veo que los bancos de datos no están actualizados. Muchos de los casos la autoridad no los documenta”, dijo la directora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).

Wendy Figueroa agregó que “son muchos los obstáculos los que nos llevan a tener estas fluctuaciones en las cifras”.

En al menos 21 entidades federativas se han decretado Alertas de Violencia de Género en las que se generaron lineamientos y protocolos para documentar e investigar los feminicidios, sin embargo, es en la práctica donde existe el problema porque los protocolos no se implementan correctamente.

“Entonces lo que hacemos es revisar esas implementaciones de Alerta de Género. Nosotras vemos cómo se tienen que estar revisando las investigaciones porque en los asesinatos de mujeres muy pocos se investigan como feminicidios”, dijo Figueroa.

Las autoridades, detalló, insisten en referir que muchos de los asesinatos de mujeres están vinculados con el crimen organizado, pero tampoco los están investigando, pues son competencia federal.

“Nadie los investiga. El feminicidio por lo regular es un crimen del fuero común y lo que pasa con estos casos es que nadie los investiga y siguen en la impunidad. En un país donde no se investiga, al final del ambiente es de impunidad”, dijo María de la Luz Estrada.

Y añadió: “puedo afirmar que más del 50 por ciento de los asesinatos de mujeres de estos casi 3 mil son feminicidios. ¿Por qué lo digo con esa certeza? Porque acompañamos los casos, porque trabajamos con las autoridades y porque nos damos cuenta que no los están investigando. La autoridad no quiere vincularlos como feminicidio porque considera que eso da mala imagen, es un tema que les genera mucho ruido, sin comprender que si no se visibiliza y no se investiga, no se va a poder generar la política criminal que requiere”.

Wendy Figueroa insistió que existe un incremento en la violencia contra las mujeres que compagina con la pandemia de la COVID-19, en comparación con el año 2019. “Siempre lo hemos dicho: sí hay un incremento suficiente para que se pueda hacer un análisis de las fallas y de lo que se está omitiendo en el acceso a la justicia integral para poder tomar acciones como Estado mexicano”.

La directora de la RNR informó que a nivel nacional hay un incremento de 68 por ciento de mujeres y niñas atendidas por la Red de Refugios, en el periodo marzo a noviembre, en comparación con el mismo lapso de 2019.

“Pero dentro de este incremento sí hemos visto que en estas fluctuaciones, en junio y julio, bajó un poco. En agosto y septiembre volvió a subir el índice de atenciones vía telefónica y solicitudes de auxilio presenciales. En octubre y septiembre, por ejemplo, cada hora se comunicaron al menos dos mujeres a las redes sociales o línea telefónica, y el incremento en refugios fue muy visible con un alza de 66 por ciento de auxilios dentro de centros de atención externa”, detalló.

Las especialistas reiteraron que la COVID-19 vino a profundizar las violencias que viven las mujeres y niñas, así como las desigualdades y las discriminaciones.

Los asesinatos de mujeres presentaron un repunte durante los dos primeros meses de confinamiento y de arranque de la campaña #QuédateenCasa. Foto: Elizabeth Ruiz, Cuartoscuro.

María de la Luz Estrada destacó que además de los feminicidios hay que recalcar que más de 5 mil mujeres fueron desaparecidas en 12 estados del país, de las cuales, siguen sin encontrar a más de 1 mil 200 mujeres y el 48 por ciento eran menores de edad cuando desaparecieron.

Lo que preocupa a las especialistas y defensoras es que a pesar de que hubo menos movilidad por las medidas de sanidad, las desapariciones continuaron. Esto es alarmante porque una desaparición puede incurrir en el delito de feminicidio.

“En una desaparición o no las encontramos, o las encontramos asesinadas o se encuentran en una situación muy delicada, donde no tenemos autoridades especializadas para atenderlas sino todo lo contrario: autoridades que revictimizan y las culpan de que ellas tuvieron la responsabilidad por la cual se las llevaron los agresores”, afirmó Estrada Mendoza.

ACCESO A LA JUSTICIA

El feminicidio de Elideth Ríos Cabrera sigue impune. Omar, su agresor, sigue prófugo de la justicia.

Gerardo Ríos, padre de Elideth, denunció que las autoridades actuaron de manera lenta e incluso omisa, pues primero emitieron una orden de aprehensión contra el agresor con otro nombre.

Además destacó que a los pocos meses del crimen él llevó información importante a las autoridades sobre la posible ubicación del presunto responsable, pero no fue atendido de manera inmediata.

La familia de la joven, que era madre de un niño de 10 años de edad, destaca que a lo largo del proceso son ellos quienes han realizado varias acciones e investigaciones que entregan a las autoridades, sin embargo, su caso no avanza.

“Las autoridades no hacen su trabajo. Me mandaban de una oficina a otra y se echaban la bolita unas a otras. Son indolentes. No hacen para nada su trabajo, nada más están en la silla sentados aplanándose las nalgas porque no solucionan absolutamente nada. Yo solo he estado buscando al cabrón ese, podría decir que casi el 90 por ciento del trabajo porque no veo ningún avance en el caso de mi hija”, compartió el señor Gerardo Ríos.

La falta de acceso a la justicia y la protección por parte del Estado mexicano ha sido una demanda constante por parte de colectivos feministas y víctimas. La pandemia provocó que este problema se agudizara.

En el país, al menos 2 mil 781 mujeres fueron asesinadas durante el confinamiento. Foto: Crisanta Espinosa Aguilar, Cuartoscuro.

“En la pandemia esperarías que, al menos en lo comunitario, la violencia hubiera disminuido y no fue así, eso nos alarma. La pandemia no disminuyó la violencia, todo lo contrario, se volvió un obstáculo más para el acceso de la justicia, porque si en tiempos normales la autoridad es omisa, mucho más ahora con la pandemia porque no trabaja todo el personal”, ejemplificó María de la Luz Estrada.

Las autoridades bajaron su nivel de atención hasta un 40 por ciento debido a la pandemia, de acuerdo con el OCNF, lo que desprotegió mucho más a las mujeres.

“Cuando se habla de la pandemia se dice que ha aumentado (el feminicidio) porque el confinamiento trajo a las mujeres el aislamiento y eso provocó que las mujeres tuvieran menos posibilidad de protegerse o denunciar al agresor; además cuando lo denuncian no tienen la protección”, dijo Estrada Mendoza.

POSTURA DEL ESTADO

La respuesta del Estado frente a la problemática de los feminicidios ha sido laxa y de dobles discursos, consideraron Figueroa Morales y Estrada Mendoza.

La directora de la Red Nacional de Refugios ejemplificó que, en lugar de ver mayores acciones, lo que se ha obtenido como respuesta por parte del Estado mexicano es disminuir los presupuestos y el debilitamiento de las instancias que procuran el acceso a la justicia y la defensa de los derechos humanos. Por otro lado, también el Gobierno federal ha apostado por la criminalización y persecución a los movimientos feministas y a las asociaciones civiles.

“El Estado tiene que trabajar en lo que le compete, que es garantizar un Estado de derecho pleno, pero eso no existe. El panorama siento que no cambia, no se hace visible la importancia de transformar las políticas en políticas públicas intersectoriales, con enfoque de género de derechos humanos”, destacó Wendy Figueroa.

María de la Luz Estrada reiteró que la COVID-19 evidenció aún más la incapacidad del Estado para responder ante las violencias de género y la violencia que ya existía en el país.

“Sentimos que hasta el día de hoy el Gobierno no ha podido dar una respuesta a estos problemas muy graves, y otra cosa que también hemos alertado al Gobierno federal es que la violencia no está solo en el ámbito federal, y si no la miran en otros ámbitos, no vamos a poder avanzar para que el Estado realmente vea cómo está la violencia comunitaria”, puntualizó.