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Olvídense de 1994: Si gana Trump, la debacle económica en México será peor, advierten analistas

viernes, septiembre 30th, 2016

El Gobernador del Banxico, Agustín Carstens Carstens, advirtió el jueves pasado que “se avecina una tormenta” para México por el cambio de Presidente de Estados Unidos. Pablo Cotler Ávalos, director del Departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana, estimó que en caso de que el republicano Donald Trump gané, “el cambio climático” se agravaría en el país y la fuerte lluvia sería permanente. El escenario en el corto plazo sería un dólar a más de 22 o 23 pesos, que elevaría el precio de bienes y servicios; esto obligaría al banco central a seguir elevando las tasas de interés, lo que encarecería aún más las deudas y entorpecería el consumo. Además habría una fuga de inversiones extranjeras y un freno en las exportaciones mexicanas a Estados Unidos. Es decir, el escenario con el magnate neoyorquino en la Casa Blanca sería igual o peor que en diciembre de 1994.

Ciudad de México, 30 de septiembre (SinEmbargo).– El peso vale poco, muy poco frente al fortalecido dólar. Ante ello, las deudas de las empresas se disparan, quiebran y miles quedan en la calle. Las deudas de los ciudadanos alcanzan el cielo: con tasas más altas deben más dinero del que pidieron prestado a los bancos. Otros venden sus casas o automóviles a precios ínfimos. El poder adquisitivo se desploma. Hay incluso suicidios. Los inversionistas, ante la incertidumbre por el contexto político-social y el endeudamiento, desconfían de México y sacan su capital para llevarlo a un país más seguro. La bóveda de reservas internacionales del Banco de México (Banxico) está vacía por lo que el Gobierno no tiene dólares con qué pagar su alta deuda. La inflación vuela, el déficit de la cuenta corriente es alarmante y la cifra de pobres se dispara. Eso era México en 1994, y así podría ser 2017 si el ganador de la Presidencia en Estados Unidos resulta Donald Trump, prevén analistas.

El Gobernador del Banxico, Agustín Carstens Carstens, dijo el jueves que “se avecina una tormenta” para México por el cambio de Presidente de Estados Unidos.

Si Trump se convierte en el sucesor de Barack Obama, “México podría estar bajo el mismo escenario que la crisis de 1994. Sería parecido porque ahora tenemos un tipo de cambio alto y se daría una recesión muy fuerte”, reconoció Gabriela Siller, directora de análisis económico financiero de Banco Base.

“La crisis de 1994 y 1995 fue financiera porque estalló por un desequilibrio monetario y logró resolverse con el apoyo de la Reserva Federal de Estados Unidos. Ahora ya no sería una crisis desatada en el sector financiero, sino en el real. Es decir, surgiría por un freno importante a la actividad económica por la entrada de barreras a las exportaciones y el menor atractivo hacia las inversiones extranjeras”, aseguró Pablo Cotler Ávalos, director del Departamento de Economía de la Universidad Iberoamericana.

“En caso de que ganara Trump no sería una tormenta, la cual es transitoria. Sería un cambio climático, algo que quedaría permanente”, remató.

De acuerdo con Carstens Carstens, del discurso de los candidatos Hillary Clinton y Donald Trump –hoy virtualmente empatados– “se desprende que hay una política de protección hacia el sector productivo norteamericano, y eso tiene que analizarse con cautela”.

Estados Unidos es el principal socio comercial de México, pero Clinton y Trump planean renegociar el Tratado de Libre Comercio (TLC), que elimina las barreras comerciales entre ambas naciones e impulsa las operaciones. Además, la demócrata está en contra del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y el republicano busca colocar un arancel del 35 por ciento a las exportaciones provenientes de México, así como bloquear las remesas.

“Eso afectaría severamente las exportaciones del país, provocaría una severa recesión y se perderían empleos”, aseguró Siller, analista de Banco Base.

De enero a agosto de este año, México ha reportado un total de 241 mil 18 millones de dólares por exportaciones, cuya mayoría [el 85 por ciento] se dirige a Estados Unidos.

Además, como parte de la política proteccionista, ambos candidatos buscan revertir la Inversión Extranjera Directa (IED) de empresas estadounidenses que traen capital a México.

“Si comienzan a haber barreras a las exportaciones, las compañías estadounidenses y de otros países que vienen a invertir también frenarían su inversión. Eso provocará una menor entrada de divisas, lo cual depreciará más al peso”, expuso el académico Pablo Cotler Ávalos.

“Se podría dar una fuga de capitales que desestabilizaría la economía nacional, lo cual se vería reflejado en el incremento del tipo de cambio. El peso se depreciaría hasta llegar probablemente a los 22 por dólar”, añadió la analista Siller. “Si se cancela el TLC, estaríamos por encima de los 22, 23 pesos muy rápidamente”, estimó por su parte el economista Pablo Cotler.

Asimismo, con Trump como mandatario del país más poderoso del mundo, el peso se presionaría más y con ello la inflación subiría.

“No solo tendrías un mayor tipo de cambio, sino mayor presión en los precios de bienes y servicios que resultará en una mayor inflación. Eso llevaría seguramente al Banxico a tener que seguir subiendo las tasas de intereses, con lo cual el costo de la deuda de empresas y las personas comenzaría a elevarse, y frenaría el dinamismo de la economía con su respectivo impacto en la creación de empleo y aumento en la pobreza”, desarrolló Cloter Ávalos, economista de la Universidad Iberoamericana.

Actualmente, de acuerdo con la analista económica Gabriela Siller, México no está en crisis porque no se ha perdido el control de las variables económicas como la inflación, la inversión  y el Producto Interno Bruto (PIB). Pero para el académico Cloter Ávalos, el país atraviesa “una crisis sistémica” que podría empeorar con Trump: desde hace mucho tiempo hay una tasa de crecimiento demasiado baja (un promedio del 2 por ciento), se tiene una de las tasas más altas de informalidad (58 por ciento de los trabajadores no tienen seguridad social) y de pobreza en América Latina, justificó.

De 1994 a 1996, el porcentaje de personas en situación de pobreza se elevó de 52.4 a 69 por ciento, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y casi 17 millones de personas perdieron su patrimonio en sólo dos años. Actualmente hay 55.3 millones de pobres.

DEVALUACIÓN DEL PESO, LAS RESERVAS Y LOS PRECIOS

En 1994, la crisis se desató por la devaluación del peso, pero el ambiente socio político también tensó a los inversionistas como sucede actualmente.

El 1 de enero, cuando entró en vigor el TLCAN, estalló en Chiapas la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Además, asesinaron al Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo; al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Luis Donaldo Colosio Murrieta, y al secretario general priista, José Francisco Ruiz Massieu.

Hoy el temor se resume en dos palabras: Donald Trump.

Ante la desenfrenada caída del peso, la administración de Ernesto Zedillo Ponce de León hizo ebullición y decidió devaluar el peso un 14 por ciento. El 19 de diciembre de ese año el dólar valía 3.50 pesos y al otro día se vendió en 3.90 pesos. La reacción de los empresarios fue rápida y sacaron su dinero: un día antes del anuncio, las reservas internacionales eran de 10 mil 497 millones de pesos, pero para el 21 de diciembre habían caído a 5 mil 584 millones de dólares y días después, a un nivel de tres mil 483 millones de dólares.

En diciembre de 1994, México registró una fuga de capital de más de 4 mil 771 millones de dólares.

Ante la desenfrenada caída del peso, la administración de Enrique Peña Nieto ha ajustado el gasto público y aumentado las tasas de intereses.

Agustín Carstens, cabeza de Banxico, informó a los senadores panistas durante su encuentro que la turbulencia en la cotización del dólar se prolongará hasta al menos el 8 de noviembre, cuando son las elecciones en Estados Unidos. Ante ello, México, dijo, debe prevenirse “y tener perfectamente visualizadas cuáles son las complicaciones que pudieran presentarse”.

Durante este 2016 el peso ha perdido un 12 por ciento de su valor. Ayer viernes el dólar se vendió hasta en 19.82 pesos en bancos y si gana Trump llegaría a los 22 pesos, de acuerdo con Banco Base.

Contrario a lo registrado en 1994, el saldo de las reservas se ubicó la semana pasada en 175 mil 935 millones de dólares, niveles de 2013. En febrero, Banxico decidió suspender el mecanismo de subastas diarias de millones de dólares, luego de registrarse una importante reducción en las reservas sin lograr controlar el desplome de la moneda nacional.

El problema no está en la reserva de dólares y oro. Vendría a raíz del periodo alcista de las tasas de interés, actualmente en 4.75 por ciento, pues frenaría el consumo.

A pesar de que la inflación sigue sin rebasar el objetivo del 3 por ciento, el banco central optó por incrementar la tasa de interés en febrero y en junio para contrarrestar la volatilidad. Ayer volvió a hacerlo por tercera ocasión en el año. La analista de Banco Base estimó que si Trump derrota a Clinton, la subirá más en diciembre. El académico Pablo Cloter coincidió: Trump tumbaría el peso y con ello la inflación subiría, lo que obligaría al banco central a elevar más los rendimientos.

Para evitar que esos ásperos riesgos se trasladen al mundo real, “por el lado fiscal, las autoridades deben ir disminuyendo el déficit y por el lado de la política monetaria ya lo hicieron al subir la tasa de referencia. En diciembre, si gana Donald Trump, Banxico tendrá que subir nuevamente las tasas”, dijo Gabriela Siller.

El incremento a la tasa de interés “definitivamente” se traspasará a las tasas cobradas al ciudadano por las tarjetas de crédito o hipotecas, un escenario similar al de 1994.

Agustín Carstens, añadió el economista Pablo Cloter, está pensando en “el desequilibro fiscal que hay y el gran incremento que ha tenido la deuda pública en los últimos seis años. Está preocupado ahora que el Congreso está discutiendo el Paquete Económico 2017. Los diputados y senadores deben ser cuidadosos para tratar de reducir el fuerte incremento de la deuda. También que se preocupen por la composición del gasto para que se oriente más a la parte productiva”.

Ante la tormenta de 1994 que azotaba a los mexicanos, endeudados, desempleados y sin patrimonio, en 1995 el ex Presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, realizó un fuerte cabildeo para enviar un paquete de ayuda a nuestro país por 20 mil millones de dólares, para impedir que cayéramos en moratoria de pagos.

Sin embargo, ¿Trump, la causa del debacle, haría lo mismo?

¿Recuerdan 1994? Devaluación, deuda, desempleo. Pues si llega Trump sería peor: analistas

lunes, julio 11th, 2016

La salida de Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o la congelación de las remesas para construir el muro fronterizo, arrasarían con las exportaciones mexicanas y el consumo. Además, el dólar podría llegar a los 25 pesos, el PIB superaría el 4 por ciento y la tasa de interés del Banco de México superaría el 8 por ciento, de acuerdo con analistas.

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Por Gabriela Jiménez

Ciudad de México, 11 de julio (SinEmbargo/EconomíaHoy).– Hace un año, cuando Trump anunció su intención de ser Presidente de los Estados Unidos con un discurso en el que calificó a los mexicanos de “violadores” y con la promesa de construir un muro en la frontera pagado por el propio México, pocos creían que llegara siquiera a obtener la candidatura. Hoy, el polémico multimillonario es el candidato único del Partido Republicano, y las posibilidades de que gane las elecciones son tan reales que muchas de sus declaraciones tienen tanto impacto sobre los mercados y sobre el peso mexicano como los telúricos anuncios de la Reserva Federal (Fed).

De acuerdo con la encuesta más reciente del Pew Reserch Center, Hillary Clinton tiene una preferencia de 51 por ciento sobre 42 por ciento de Trump, con un 7 por ciento de indecisos. No obstante, la desconfianza en las encuestas se ha acentuado tras el resultado de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, que sorprendió al mundo entero.

“Vemos una altísima probabilidad de que Trump sea Presidente”, dijo en conferencia de prensa Gabriela Siller, directora de Análisis Económico-Financiero de Banco Base, cuyo pronóstico tanto para la economía como para la estabilidad social mexicana en caso de que el republicano gane, es desolador. Sólo con el hecho de que cumpliera su amenaza de sacar a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), México podría caer en una crisis peor a la de 1994.

Su otra promesa de establecer un arancel del 35 por ciento a todos los productos mexicanos que crucen la frontera ha sido desestimada por muchos bajo el argumento de que esas decisiones tienen que pasar por el Congreso. No obstante, Siller explica que, como Presidente, “sí puede tomar medidas que no pasan por el Congreso, como verificar detalladamente toda la mercancía que viene de México y hacer más ineficiente el proceso de importación, lo cual sería equivalente al impuesto del 35 por ciento”.

¿POR QUÉ HA LLEGADO TRUMP TAN LEJOS?

Los eventos de Trump han estado marcados por una serie de protestas. Foto: AP

De acuerdo con la encuesta más reciente del Pew Reserch Center, Hillary Clinton tiene una preferencia de 51 por ciento sobre 42 por ciento de Trump, con un 7 por ciento de indecisos. Foto: AP

La economista asegura que pese a que pese a que entre 1990 a 2016 el PIB de Estados Unidos ha crecido un 284 por ciento, el problema estriba en la distribución de la riqueza y la estructura del pago a la mano de obra en ese país. De 2001 a la fecha, la proporción de valor agregado que se paga a la mano de obra ha caído un 9 por ciento pese al gran crecimiento económico, con lo cual los trabajadores no calificados han resentido más la transición de la Unión Americana de ser un país manufacturero a uno enfocado al sector servicios. “Se ha ampliado la brecha de salarios entre los trabajadores calificados y los no calificados”, dijo Siller.

Existe un importante sesgo en las preferencias electorales de los estadounidenses por sectores sociales que a su vez están profundamente marcados por factores raciales, educativos y económicos.

De acuerdo con el Buró del Censo de Estados Unidos y The Cook Partisan Voting Index, entre los distritos con más de 85 por ciento de población blanca, el 79.5 por ciento de los ciudadanos muestran una tendencia republicana. Esta tendencia también se incrementa en distritos mayoritariamente blancos con una tasa de desempleo superior a 11 por ciento.

En los distritos con población afroamericana mayor al 20 por ciento, existe una mayor preferencia por el Partido Demócrata.

“Sin embargo, existe una mayor preferencia a votar por Donald Trump entre mayor sea el desempleo y el número de trabajadores no calificados”, explica Siller, y hay una correlación entre el porcentaje de la población con estudios profesionales y sus preferencias partidistas: A mayores estudios, menor es la tendencia a votar por el partido Republicano.

EL CUMPLIMIENTO DE LAS AMENAZAS

La construcción del muro con dinero de los mexicanos podría realizarse mediante la congelación de cuentas bancarias de mexicanos en Estados Unidos, o por medio de las remesas. Foto: AP

La construcción del muro con dinero de los mexicanos podría realizarse mediante la congelación de cuentas bancarias de mexicanos en Estados Unidos, o por medio de las remesas. Foto: AP

La economista explica que sí existe la posibilidad de que Trump saque a Estados Unidos del TLCAN. Cita el artículo 801 del TLCAN párrafos 3 y 4, Estados Unidos bajo el cual éste podrá adoptar una medida de emergencia a fin de hacer frente a casos de daño serio o amenaza a una industria nacional que surja como consecuencia del tratado. “Una parte puede salir del acuerdo seis meses después de dar aviso a otras partes”. En ese escenario, el tratado seguiría vigente entre México y Canadá, “pero el 33 por ciento de nuestras exportaciones tiene como destino Estados Unidos”.

Por otro lado, el arancel del 35 por ciento a las importaciones automotrices mexicanas, tendría como consecuencia una caída del 11.6 por ciento en las exportaciones no petroleras de México hacia Estados Unidos, lo cual implicaría una contracción de nuestro PIB del 2.9 por ciento.

La construcción del muro con dinero de los mexicanos podría realizarse mediante la congelación de cuentas bancarias de mexicanos en Estados Unidos, o por medio de las remesas. Para ello tendría que hacer un duro trabajo de seguimiento de 24 mil millones de dólares que se realizan a través de miles de pequeñas transacciones financieras. No obstante, “Trump es irracional. Creemos que incluso si le costara más, sería capaz de tomar esas remesas”.

El efecto de que dejaran de llegar las remesas a México sería, de acuerdo con el Banco, de una caída de un 1 por ciento en el consumo interno, equivalente a una caída del PIB del 0.5 por ciento.

Sumando todos estos efectos, hablamos de una caída de por lo menos un 3.4 por ciento en el PIB, advierte Siller. “Esto es solo hablando de los efectos directos”. Están también los cambios en las expectativas sobre la economía del país, que podría derrumbar al PIB hasta el 4 por ciento.

De acuerdo con las estimaciones del Banco, una victoria de Trump llevaría al tipo de cambio hasta los 22 pesos por dólar tan rápido como en diciembre, pese a un aumento de tasas por parte del Banco de México que podría llegar hasta el 8 por ciento.

En caso de que cumpliera, como ha dicho, con todos los compromisos de campaña que afectan a la economía mexicana en los primeros 100 días de gobierno, “no sería una locura pensar en un tipo de cambio por encima de 25 pesos por dólar”.

UN CAMBIO DE ESCENARIO

De acuerdo con la encuesta de Caxin, en abril se estancaron las nuevas órdenes y el trabajo relacionado con las exportaciones bajó por quinto mes consecutivo. Foto: EFE.

De acuerdo con analistas, si Trump llega a la Presidencia no habría a dónde exportar. Foto: EFE.

La analista explicó que en otros escenarios de depreciación profunda del peso, la consecuencia es un rebote en las exportaciones gracias a que un peso débil es más competitivo en precios. Pero en este caso, no habría a dónde exportar. “¿Hacia dónde mandamos nuestros productos?” plantea, y añade que exportar a otras partes del mundo implica también mayores costos de transporte.

“Creemos que vendría una época de recesión económica bastante fuerte para México en donde además los estados manufactureros y los que reciben remesas serían los más afectados”, por lo que se incrementaría aún más la desigualdad de ingresos y el número de personas pobres aumentaría más de un 50 por ciento. aseguró.

Otro efecto adverso para México sería que la economía cayera en “estanflación”, es decir un incremento en la inflación aunado a una recesión. Con una alta inflación se incrementarían los riesgos sociales, pues recuerda que las grandes manifestaciones y estallidos se han dado históricamente no por el bajo crecimiento económico, sino porque los precios empiecen a subir, sobre todo los que están en la canasta básica. “Sería una locura”, remató.

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2015: A la mitad del sexenio el fracaso económico no se revierte

lunes, diciembre 28th, 2015

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Veinte años no han servido para aprender lecciones del pasado: el número de pobres se ha incrementado, el poder adquisitivo ha caído y el crecimiento del país ha sido moderado. En medio de eso, la situación económica global augura un futuro incierto para los países emergentes, entre ellos México, pues ante la caída de los precios del petróleo y la normalización de la política económica de Estados Unidos, el Gobierno federal tienen el reto de romper con los errores que han mermado la economía de México en los últimos años.

Foto: Cuartoscuro

Foto: Cuartoscuro

 

Por Juliana Fregoso, Xanath Lastiri y Ariadna Ortega

Ciudad de México, 28 de septiembre (SinEmbargo).– Al asumir la Presidencia, el 1 de diciembre de 2012, Enrique Peña Nieto enfocó sus compromisos económicos al cuidado de los hogares y a la generación de empleos. Sin embargo, poco a poco se fueron gestando condiciones que dibujaron un escenario más similar a la crisis de 1994 que al llamado “Mexican Moment”.

Financial Times fue uno de los primeros medios en dar cuenta que la situación se parecía más a la ocurrida hace 21 años cuando el Gobierno mexicano vio con horror cómo el peso se desplomaba y comenzaba uno de los periodos más oscuros para la economía del país.

La devaluación de la moneda mexicana del 20 de diciembre de 1994 desató no sólo la gran crisis economía y financiera, sino que el llamado “error de diciembre” agravó los problemas sociales y políticos en un año en el que la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se colocó como la gran premisa para acabar la pobreza.

Veintiún años después, en 2015, el desarrollo económico no ha sido como se esperaba y una a una de las instituciones financieras fueron ajustando a la baja la expectativa de crecimiento, mientras las exportaciones, al igual que los ingresos petroleros, cayeron y el peso perdió su valor. El número de pobres aumentó y aunque la inflación se ha mantenido en mínimos históricos,  el salario perdió en tres años un 9.65 por ciento de su poder adquisitivo.

El 17 de septiembre, el semanario inglés The Economist publicó un artículo en el que definió cómo México se encuentra dividido en dos partes: la modernidad y la creciente pobreza. Para los de la primera opción sí llegó la promesa de crecimiento y prosperidad, pero para los que se encuentran en el segundo grupo no se ha cumplido la promesa de más ingresos y la creación de empleos de calidad, lo que ha arrojado a 28 millones de mexicanos a la economía informal, según cifras del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).

Especialistas auguran que será difícil que el Presidente cumpla sus promesas dadas las condiciones actuales, pues los más de 55 millones de pobres ven cada vez más cómo se aleja la oportunidad de acceder a los bienes más básicos, como la alimentación, ya que 70 por ciento de los alimentos que se consumen en el país vienen del extranjero y con la depreciación del peso ante el dólar, que al 19 de agosto ya era de 27.6 por ciento, resultan menos accesibles para sus bolsillos.

Entre los compromisos del Presidente enfocados a las familias también se encontraba aumentar los salarios, detener el alza en los precios de alimentos básicos, bajar el precio de la luz, útiles escolares gratuitos, becas de transporte a estudiantes, vales de medicinas, seguro de vida para jefas de familia, pensión universal para adultos mayores, apoyos para ampliación y adecuación de la vivienda, y la continuidad de programas como Oportunidades y Seguro Popular.

Sin embargo, encuestas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), demuestran un cumplimiento débil de esos compromisos: 63.8 millones de mexicanos viven actualmente en pobreza por ingresos, es decir, es la población que tiene un ingreso inferior a la línea de bienestar, más otros 8.5 millones que son vulnerables a la pobreza, también por el factor del ingreso.

“Llevamos tres años con una sensación de estancamiento, el único argumento a favor de las autoridades del gobierno es que el sentimiento es global y a nivel mundial así están las condiciones”, considera Jorge Gordillo Arias,  director de Análisis Económico de CI Banco.

El analista dice que si bien es cierto que el país tiene mejores herramientas que en 1994 para enfrentar una crisis del peso, existe un clima de “decepción” por las oportunidades que no han sido aprovechadas por este Gobierno, de sacar ventaja de la expectativa que despertó a nivel internacional el Presidente Peña Nieto a inicios de su sexenio para “sobresalir, convertirse en el foco de atención del mundo y atraer muchas más inversiones de las que existen actualmente”.

SUEÑOS IMPOSIBLES

La situación económica actual no ha sido de años recientes, México lleva avanzando a marchas forzadas por lo menos desde el denominado “Efecto Tequila”. En esos veinte años, las promesas de los presidentes de erradicar la pobreza, alcanzar un ritmo de crecimiento de por lo menos 6 por ciento y crear empleos de calidad se convirtieron en sueños imposibles.

El economista José Francisco Rodríguez Montoya detalló en un análisis sobre el crecimiento de México durante los últimos cuatro sexenios, publicado en el Reporte Macroeconómico de México de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), que “la crisis de 1994 ha sido la fábrica de pobres más grande en los últimos años. Entre 1994 y 1996, la población en pobreza alimentaria aumentó en 15.6 millones de personas y en pobreza patrimonial se registró un aumento de 16.9 millones de personas”.

En su texto, refiere que el ingreso promedio de las personas alcanzó su máximo nivel en el 2006 y a la fecha no ha podido recuperarse, de hecho el nivel observado en 2014 es menor al de 1994, lo que nos refleja que en 20 años el ingreso de los hogares no ha podido regresar a los niveles pre-crisis, no obstante el aumento registrado a lo largo de la administración del Presidente Vicente Fox Quesada donde el ingreso alcanzó su mayor nivel.

“No hemos podido conjuntar en México crecimiento con desarrollo. Los números macroeconómicos muestran crecimientos pequeños y estabilidad de precios, pero los datos a nivel micro presentan aumentos en el número de pobres y reducciones del ingreso personal”, expresa.

Para 2012, el Gobierno federal ya había planeado una estrategia que haría impulsar la economía del país a través de las reformas estructurales, sin embargo con leyes a modo y planeación política económica poco favorable éstas aún no se han materializado y por el contrario, algunas han generado daños a los mexicanos.

Por ejemplo, la Reforma Fiscal, pese a no incentivar la producción y el empleo, se convirtió en parte fundamental para el desarrollo económico del país y sustituyó las pérdidas por ingresos petroleros que pasaron de un tercio del total de ingresos en 2004 a sólo 20.6 por ciento en 2015, menos de una quinta parte, mientras que los ingresos tributarios aumentaron de 8.9 a 10.5 por ciento del PIB entre 2004 y 2014.

“El Gobierno federal hizo malabares para tapar todos los agujeros, creo que se logró con cierta gracia. Pero tenemos que entender que hay que cambiar profundamente nuestro sistema fiscal”, afirma Héctor Villarreal, director del Centro de Investigación y Económica y Presupuestaria (CIEP).

Además la crisis se complica por el contexto internacional: la incertidumbre en los mercados financieros globales, la normalización de la política monetaria en Estados Unidos, la caída en los precios del petróleo a nivel global y eventos asociados a las expectativas de  otras economías se tradujeron en volatilidad cambiaria y golpes en los bolsillos de los mexicanos.

Para el economista Jonathan Heat, “México debería estar creciendo en una forma sostenida de un 4 por ciento, pero el primer año de este sexenio apenas crecimos 1.3, el segundo 2.3 y quizá el próximo año lleguemos a 2.6  por ciento. Ha ido mejorando cada año, poquito, pero todavía son tasas de crecimiento muy lejanas a ese 4 por ciento o más que necesita el país. Especialmente si tomamos en cuenta que ha habido reformas estructurales y una serie de cosas deberían haber apuntalado al crecimiento…y como que no se ve que lo han hecho”.

Por su parte, Rodríguez Montoya afirma que uno de los problemas que enfrenta la administración actual es la de haber prometido demasiado y generar grandes expectativas de crecimiento apoyadas en las reformas estructurales.

En los Criterios Generales de Política Económica (CGPE) 2013 se esperaba una tasa de crecimiento anual de 3.5 por ciento del PIB y fue de 1.3 por ciento; en los CGPE 2014 la expectativa era de 3.9 por ciento y el dato observado fue de 2.3 por ciento, en los CGPE 2015 pareciera que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) aprendió la lección de no elevar tanto sus expectativas.

“Su pronóstico del PIB lo ubicó en un intervalo de 2 a 2.8 por ciento y al tercer trimestre de 2015 el crecimiento acumulado fue de 2.5 por ciento, finalmente dentro de la estimación oficial. Las expectativas de la Secretaría de Hacienda, inclusive sin reformas, fueron demasiado altas contra lo que en realidad pasó”, menciona.

FUTURO INCIERTO

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A inicios de diciembre, analistas privados consultados por el Banco de México (Banxico) incrementaron, por primera vez en el año, su expectativa de crecimiento al pasar de 2.29 a 2.44 para el cierre del año,  Esto tras una serie de reducciones que hicieron diversos organismos financieros durante todo el año.

En promedio, el estimado fue de 2.28 para este año y 2.83 para el próximo según las previsiones a la baja del Banco Mundial (BM), Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), pero aún lejos del 3.5 o 4 por ciento que esperaban al inicio de este sexenio.

Sobre estas variaciones de la expectativa del crecimiento, Jonathan Heat explicó que “no queda muy claro y también va a depender mucho del sector externo porque hay que recordar que México es  un país muy abierto y depende mucho de las exportaciones no petroleras como motor de crecimiento y si el sector no está creciendo muy bien pues ese motor está apagado y se nos hace más difícil crecer.

Sin embargo, ante el panorama internacional, la trayectoria descendente de la inflación permitió a las autoridades mantener inalterada la tasa de referencia de la política monetaria, lo que cambió el pasado 17 de diciembre cuando, tras la decisión de EU de incrementarla, en el país se hizo lo mismo.

Las depreciación efectiva observada durante los primeros diez meses de 2015 en comparación con el mismo período de 2014 fue del 12.7 por ciento, de acuerdo con la Cepal. Sin embargo, el país fue una de las cinco economías de la región que pese a mantener los niveles de reservas más elevados registraron pérdidas. Al corte del 18 de diciembre, su saldo se ubicó en 174 mil 526 millones de dólares.

Entre las principales factores que podrían obstaculizar el crecimiento del país son la debilidad del mercado externo y la economía mundial, la inestabilidad financiera internacional, la plataforma de producción petrolera, así como los problemas de inseguridad pública.

Durante 2015, hubo una reducción importante de los ingresos totales, en particular de los no tributarios, de 3.2 puntos del PIB, pues los ingresos petroleros cayeron 2.5 puntos con respecto al producto en 2015, en línea con el desplome del precio internacional del petróleo crudo.

Sin embargo, los ingresos tributarios aumentaron sustancialmente (2.2 puntos del PIB), impulsados por las medidas tributarias adoptadas en la Reforma Hacendaria de 2013. En particular, por el alza de la recaudación del impuesto sobre la renta —cuya presión aumentó casi 1 punto del PIB—, que se explica en parte por la aplicación de las nuevas medidas, como la eliminación del régimen de consolidación y mejoras en la retención del impuesto a los empleados públicos.

Otro factor del incremento de la recaudación tributaria fue la reducción del arrastre fiscal, atribuible al impuesto especial sobre producción y servicios aplicado a la gasolina y el diésel (IEPS), que a su vez funciona como un subsidio, dependiendo de los precios internacionales de estos productos.

Si bien este país exporta principalmente manufacturas al mercado de los Estados Unidos, también es un exportador neto de petróleo crudo, de manera que sus precios de exportación sufrieron un fuerte impacto.

Para Manuel Molano, director adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), el crecimiento de México tiene que ver también en función de la productividad de Estados Unidos, por lo que “si sigue como va la economía americana yo sí creo que [es posible que el país crezca] medio punto arriba de la tasa de la esperanza estadística a largo plazo es bastante conservadora y razonable. Ya nos hace falta crecer”.

En 2015, según el último dato disponible, las remesas de migrantes han crecido un 6 por ciento en promedio en relación con el año anterior. La mejora del mercado laboral de los Estados Unidos se manifestó en un alza de las remesas hacia México (un 5 por ciento durante los primeros diez meses con respecto al mismo período del año anterior).

Así, para el próximo año las previsiones no son tan esperanzadoras, pues ante el panorama interno y externo, México deberá tomar decisiones importantes para sortear el fracaso económico.

Jorge Gordillo considera que gran parte de los pendientes del Presidente está en temas de fondo que “no sabe manejar”, entre los que citó el favoritismo hacia una cierta élite, la inseguridad que impide la toma de algunas decisiones relacionadas con la economía y el tener congruencia entre el discurso y las acciones que se llevan a cabo.

“En cuanto a la política económica, seguimos con la sensación de que el gasto público, por el tema de la baja en el precio del petróleo, no se ha visto reflejado en la economía y eso es una llamada de atención porque no se están licitando la cantidad de obras que se esperaba”, agrega.