The Conversation
¿Qué factores subyacen tras esta aparente menor transmisibilidad y virulencia de este coronavirus de origen zoonótico? Para comprenderlo, es importante considerar toda la información obtenida bajo dos ópticas, la del medio ambiente (factores extrínsecos) y la propia respuesta del organismo humano (factores intrinsecos), capaz de adaptarse o simplemente aclimatarse para vivir a miles de metros sobre el nivel del mar.
¿Se verá Israel envuelto en disturbios generalizados en su propio territorio en ciudades y pueblos árabes?
Los efectos colaterales del uso de cubrebocas, aunque beneficiosos, no pueden servir de argumento para proponer el uso generalizado y permanente de las mascarillas en nuestra vida cotidiana.
Las vacunas contra COVID enfrentan cuatro limitaciones: producir cantidades suficientes, que se puedan almacenar fácilmente, que el abastecimiento no se interrumpa y que el costo sea asumible a cualquier país del mundo.
El grupo de investigación ha desarrollado diversos estudios sobre el afrontamiento al final de la vida de los pacientes paliativos y sus familias, teniendo en cuenta diversas dimensiones como pueden ser la cultura, el género, el tejido social, etc. Sin embargo, la más verbalizada por los discursos de los pacientes sujetos a estudio es la ausencia de comunicación con la familia durante su proceso e incluso a veces con los propios profesionales sanitarios.
Según la Organización Mundial de la Salud, desde la década de 1980 hasta la actualidad se ha duplicado la prevalencia mundial de la obesidad. En países como España, el 39.4 por ciento de la población adulta tiene sobrepeso y el 22.9 por ciento, obesidad. Si esta tendencia continúa en incremento, se estima que en 2030 la cantidad de personas con exceso de peso aumentará un 16 por ciento más, lo que supondría un coste añadido de tres mil 100 millones de euros anuales, sólo de costes médicos.
Dada la capacidad de la IA para gestionar y dar sentido a cualquier cantidad de datos, ¿por qué no dejamos que la IA optimice la sociedad? ¿Suena a herejía? Un caso concreto: La gestión global de la pandemia de COVID-19 no ha sido óptima por los gobiernos del mundo.
Hay varias estrategias que permiten evaluar la importancia de estas variantes en la evasión de la memoria inmunológica lograda con la vacunación o con la infección.
La clave está en la actividad del sistema inmunitario y en la capacidad de proliferación del virus en estas personas. Un sistema inmunitario entrenado elimina el virus antes de que éste pueda causar graves daños en el organismo.
El problema actual no es tanto de precios como de oferta, suministros y disponibilidad. Pese a que la solidaridad interesa a los países ricos, existe un evidente nacionalismo (incluso populismo) vacunal.
Los estudios estiman que el 80 por ciento de los pacientes desarrollaron uno o más síntomas a largo plazo. Hasta el momento, los cinco síntomas más comunes son la fatiga (58 por ciento), el dolor de cabeza (44 por ciento), el trastorno de atención (27 por ciento), la caída del cabello (25 por ciento) y disnea (24 por ciento).
Para superar la fatiga pandémica y poder seguir cumpliendo las medidas es necesario prevenir tanto los problemas físicos como psicológicos que nos pueden hacer bajar la guardia.
De todas las mutaciones, las que preocupan son las que se encuentran en las posiciones 484, 452 y 681 de la proteína S. Las dos primeras se sitúan en la zona de unión al receptor (RBD), mientras que la tercera se localiza cerca del sitio de división de la furina de la proteína. Por eso se cree que podrían afectar a la interacción del virus con la célula.
Para entender por qué algunas fórmulas vacunales estimulan mejor la producción de anticuerpos, hay que empezar por saber que la proteína S de superficie del SARS-CoV-2 tiene dos funciones esenciales en la biología del virus: mediar la unión a la célula a infectar y mediar la fusión de las membranas del virus y de la célula.
Una somera revisión de algunas graves pandemias demuestra cómo la identificación precisa del organismo responsable fue decisiva para su eficaz tratamiento y control.
Deberíamos actuar como si cualquier persona con la que estamos en contacto estuviera potencialmente infectada. De este modo, disminuiremos muchísimo el riesgo de contagio y, por tanto, la posibilidad de infectarnos y enfermar.