Leticia Calderón Chelius
Petro y Márquez, es ya en sí misma la evidencia de un cambio revolucionario obtenido a punta de votos.
Es verdad que López Obrador jugó muchas de sus fichas al decidir no asistir a la Cumbre de las Américas, pero el mensaje político de esta decisión ha permitido discutir el error de excluir a otros países.
Imagínense que la xenofobia en su infinita irracionalidad no solo dirige sus odios contra los extranjeros sino contra aquellos que, aun siendo connacionales, “parecen extranjeros”.
Ken también saluda de manera muy fraterna, aunque entre ambos, como se dice de los gitanos, no se lean las manos.
A diferencia de otros países de la región en México el debate que se ha abierto debido a la contratación de médicos de Cuba ha tocado muchos temas que al final nos retrata como sociedad.
La exclusión de algunos países a la lista de invitados de la Cumbre de las Américas es casi parte del protocolo de ese magno evento, lo mismo que la exigencia de no excluir a nadie y que en su momento Brasil, otrora con un gobierno progresista, insistió en señalar.
«Cambiar la situación cotidiana de quien vive sin documentos es un acto de justicia que México debería realizar como acto de buena fe ante los gobiernos amigos que el Presidente visitó en su gira estos pasados días (…)».
Frente a este escenario la vista de AMLO a países de Centroamérica no va a resolver la dinámica de violencia.
Como parte de este viacrucis casi 3000 de los desaparecidos contabilizados en México son migrantes.
Lo que sorprende es que las élites políticas de los países asediados, por ejemplo, México, crean que sus compatriotas no van a darse cuenta de cómo actúan.
En el fondo, sin embargo, los argumentos contrapuestos respecto a la reforma energética lo que han hecho es evidenciar dos modelos políticos, en algunos puntos, opuestos del todo.
Votar es más que una convicción teórica, es una actitud democrática y un acto de valor cívico porque el resultado no siempre es el que deseamos.
Se trata de un flujo constante de ciudadanos ucranianos que empiezan a llegar a las puertas de Estados Unidos por la ruta mexicana.
Las guerras modernas, las de nuestra época desde hace más de un siglo, se han justificado a nombre de la patria en peligro, la soberanía mancillada, la defensa del terruño.
Si este conflicto bélico se alarga, se calcula que podría haber hasta 4 millones más de personas que salieran de Ucrania en busca de refugio en otro país.
Con esto, o parecen no calibrar la importancia del boquete diplomático que se acaba de abrir en Ucrania, o demuestran lo que parece chiste, pero explicaría mucho, que la presidencia de Estados Unidos solo se entera de lo que pasa en México por los noticieros de Televisa.