Jaime García Chávez
Sostengo que esa convención hay que convocarla cuanto antes.
Las reformas electorales más notables de las últimas cuatro décadas han sido, en lo sustancial, de abajo hacia arriba.
Al final del día nuestro futuro no se cifra en las gesticulaciones cotidianas de López Obrador.
López Obrador, así como desprecia las autonomías, como violenta la ley en este proceso de revocación de mandato, también tiene desprecio por la supremacía constitucional que interpreta la Suprema Corte de Justicia de la Nación
«Tengo para mí que AMLO no ganará la batalla contra el INE y que su propuesta de Reforma Electoral tiene más de ocasional, es una fotografía del 2018 que él proyecta hacia el futuro como si los resultados fueran a ser inmutables. Es confundir una fotografía con el cinematógrafo».
«Al final, pero no al último, pensemos en cualquier ucraniano ordinario que ve la agresión a su país y lo hace patriota y defensor de su tierra y su cultura, de sus anhelos más profundos. Como lo hicieron los chinacos de Juárez cuando las naves francesas desembarcaban en Veracruz».
Gertz Manero plagió para simular que presentaba un trabajo propio, transgrediendo las elementales reglas de la decencia que se supone rigen en el mundo académico.
«Los gobernantes continuarían felices si las mujeres no salieran a la calle. No quieren ver el tipo de activismo con riesgos de los que somos testigos y quisieran que solo existiera la protesta a partir de pinchar en la soledad de la recámara el teclado de la computadora para manifestar una evanescente inconformidad».
¿No se estremecen cuando el Presidente desata una campaña permanente contra el INE y pretende alinear a las instituciones autónomas a su voluntad?
Cuando el planeta está extenuado por profundas crisis y una pandemia que mantiene en depresión a la humanidad, se presenta la invasión a Ucrania como un hecho trágico que muestra las lecciones de la historia despreciadas.
El Presidente cree que en sus mañaneras puede fungir como el gran inquisidor, sin respuesta alguna.
Nuestras relaciones con España, sobra decirlo, son de una complejidad enorme, por la conquista, por la cultura, por las identidades culturales, por el apoyo a la república derrotada por los fascistas, por muchas cosas más. Pero en el mundo contemporáneo no basta que un Presidente mexicano quiera regañar a la historia por el superlativo capricho que le plazca.
«Soy un convencido de que todo aquello que no hagan los trabajadores por sí mismos, no lo hará nadie, atento a una vieja tesis que reivindica la centralidad del trabajo en la economía capitalista y la necesaria democracia, libertad y autonomía sindicales, tres puntos de agenda que los que preconizan la transición democrática han hecho a un lado».
«Lo real, lo que tenemos a la vista, es que padecemos un Presidente infatuado, es decir, lleno de presunción, vanidad infundada y ridícula. Es, a un tiempo, patrimonialismo trasnochado y enajenación política».
Será recordado junto a su jefe Gustavo Díaz Ordaz y por los siglos de los siglos por el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971, que son fechas congeladas en el calendario del terror por quienes se autollamaban jefes de la “familia revolucionaria”.
«De entre todas las circunstancias de debilidad hay una que tiene una importancia mayor al afectar al liderazgo, amenazándolo de un desgaste vertiginoso y es la corrupción que le atañe a la Gobernadora. Sabe que la política ya no es lo que fue y el poder tampoco, lo ha leído en textos y autores neoliberales y frente a esa “autoridad” académica se hinca».