Ernesto Hernández Norzagaray
“El que creíamos que había sido rebasado o mejor, muerto, reaparece vigoroso, retador y extraordinariamente mediático, y lo sabemos hoy, gracias al escándalo penoso que provocó la semana pasada el despido del escritor Jorge F. Hernández de la Embajada de México en España”.
En México, acabamos de inaugurar esta experiencia de democracia participativa que se suma a la electoral.
De entonces a la fecha, mucha agua ha corrido, y la especulación de que su Gobierno tiene un trato especial con el Cártel de Sinaloa, como antes presuntamente lo tuvieron, los expresidentes Peña Nieto, Calderón Hinojosa y Vicente Fox estaría por verse.
Ha trascendido que quienes compran esta información sensible están vinculados a áreas de inteligencia de gobiernos, policial o comercial e, incluso, ahora, que, ha aparecido el tema de Pegasus podría estar vinculado a objetivos de espionaje.
Loret de Mola “reconoce” que cometió un error y pide una disculpa, pero “no acepto que se me señale de haberme coludido con las autoridades para hacer un montaje”.
Es un viejo y nuevo debate académico, pero sobre todo político, de manera que los personajes del poder oscilan constantemente entre uno y otro ángulo.
Cualquiera que sea la explicación que satisfaga a cada uno tendrá una dosis de verdad y este comportamiento errático, no es de ahora, viene de lejos, en lo federal y lo local tenemos una alta volatilidad, es ya crónica nuestra búsqueda por tener “el partido y candidato correcto” y eso ha provocado una baja en la lealtad partidaria.
Hoy, muchos de ellos, ya son regidores, alcaldes, diputados locales y federales, quizá, hasta gobernadores electos para los próximos años.
Primero, Sinaloa tiene el estigma narco y no cualquiera, pero también buen periodismo, dos medios de comunicación sinaloenses independientes, como son el diario Noroeste y el semanario Ríodoce, que documentaron con mayor o menor evidencia, lo ocurrido antes, durante y después el proceso electoral.
La política dejó de ser, al menos, hoy en México, un antídoto a esta singular violencia criminal para convertirse en una incapacidad manifiesta o una absoluta connivencia.
En muchos de los estados y sus municipios no gobernará tal o cual proyecto, tal o cual partido o coalición, sino tal o cual cártel del crimen organizado.
Cómo olvidar los “accidentes” aéreos de Juan Camilo Mouriño y de José Francisco Blake Mora, secretarios de Gobernación, o la muerte de un buen número de políticos en funciones y en campañas electorales.
La jornada para escoger Rector se desarrolla en una universidad secuestrada y controlada académica y políticamente, abandonada material y socialmente, viviendo una inercia inaudita.
Pero, es obvio, el Presidente y su partido, no confían en los responsables administrativos de las elecciones y en quienes resuelven las controversias jurídico-políticas.
No es una cosa menor, como algunos políticos lo han querido presentar, sino busca poner un hasta aquí a esa vieja costumbre presidencialista de que “si la Constitución no lo permite, cambiemos la Constitución, porque no es un producto divino”, al que no se le pueda tocar ni con el pétalo de una rosa.
El TEPJF, con la votación mayoritaria, y la soledad del voto de su presidente, obtuvo la legitimidad que estaba en entredicho y demostró que el Magistrado José Luis Vargas no tiene nada que hacer en el cargo y debe irse a su casa para arreglar los asuntos que tiene pendientes con la justicia por sus bienes patrimoniales.