Alfonso López Collada
La propuesta de reglamentar el procedimiento para restringir o suspender los derechos y garantías de los ciudadanos, aprobada en la Cámara de Diputados la semana pasada, abre la puerta a la dictadura franca. En su Boletín 1203 del 29 de marzo, la LXIII Legislatura informa: “La Comisión de Gobernación aprobó el dictamen de la minuta […]
Otro caso es el del iracundo pre-candidato republicano Trump haciendo propaganda negativa contra Ted Cruz.
Finalmente apareció la noticia que muchos esperábamos: Aristegui y su equipo abrirán un espacio informativo. Carmen afirmó en un video* que, como considera imposible que se le permita regresar a la radio durante este sexenio, creará un proyecto propio (se adivina que en la red).
Ante este escenario, como ciudadanos simplemente no podemos no enterarnos de lo que sucede en medios de análisis, evitando a toda costa los informativos que emiten elogios o descalificaciones sin explicar más. El internet, por ejemplo, es un instrumento valioso de comunicación al alcance de todos, y también el canal que más estupideces distribuye.
En México no hay sanción para quienes se enriquecen con el patrimonio nacional; la estructura judicial opera sólo para controlar al enemigo. Y cuando la voz popular pida castigo para algún gobernante o funcionario por haber cometido un delito contra el pueblo, sus pares dejarán pasar el tiempo sin juzgarlo y nos consolarán con una prórroga más: que lo juzgue la historia.
Si bien es cierto que las campañas de alarma sobre el calentamiento global pueden tener fines de control político, eso no significa que el fenómeno sea falso ni que la acción de la “civilización” no esté causando un daño real a la ecología. Llama la atención que, sobre el acelerado daño ambiental, coincidan dos personajes de ámbitos tan diversos como el intelectual Noam Chomsky y el Papa Francisco.
El problema es que los discursos terminan por modificar la percepción que tiene la opinión pública de la realidad. Por eso la guerra contra la verdadera educación, que mata los discursos ilusorios y acaba con la indiferencia.
Y el remate: en la agenda papal no cupieron los padres de los 43 de Ayotzinapa, pero las voces oficiales nos dicen que “no habrá ganancia política por la visita del Papa”. ¡Ah, bueno…! Gracias por decirnos qué pensar.
Los peligros más graves que tiene el planeta no son el calentamiento global y el virus del Zika, sino ese afán de someter a todo el planeta
La desigualdad entre las personas es un problema social y mundial con dimensiones éticas, sociológicas y económicas. Y en un esquema de capitalismo global, es ante todo una dinámica voraz que se alimenta de la miseria de la creciente base poblacional.
Hay nuevos planes de telefonía en México. Resulta que el ilimitado, que antes costaba mil pesos, ahora cuesta 200 ó 250, según la empresa operadora. La guerra de precios llega al punto de ofrecer lo mismo, con ligera reducción de megas pero también con llamadas ilimitadas a Canadá, Estados Unidos y México conectando a través de cualquier otra empresa, por sólo 50 pesos al mes. Vaya: hay un plan desde 10 pesos por semana, sin cargo por “Roaming”.
La científica chihuahuense saltó a la fama mundial la semana pasada por su éxito más reciente: la publicación –y el reconocimiento mundial– de su modelo matemático que ayuda a comprender los hoyos negros y el origen del universo.
Sea por errores judiciales, diferencia de idioma, de cultura, como represión, por ignorancia, ineficiencia, indiferencia y/o indolencia, las cárceles del país tienen una gran mayoría de presos inocentes. Pasan meses, años, a veces décadas, y el proceso no concluye por cualquier razón.
La semana pasada, en la capital veracruzana, adultos de la tercera edad fueron rechazados con armas eléctricas y toletes por exigir el pago de sus percepciones al Instituto de Pensiones del Estado. Veracruz ha sido señalado en varias ocasiones como un estado marcado por la violencia, donde los derechos humanos no son del todo respetados y se registran agresiones del Gobierno a periodistas, organizaciones, opositores y a la ciudadanía en general.
En otro México, lejano de éste en el tiempo, un “periodicazo” afectaba gravemente la carrera de un político corrupto. Incluso podía acabarla. Aquí y ahora vemos estallar en los medios escándalos de corrupción grave, tres o cuatro semanales (¿me quedé corto?) pero luego no hay noticias de las consecuencias. Una de dos: o no se difunde la noticia o no hubo consecuencias. Ambas opciones son un síntoma siniestro para el país.
El castigo es lo único que frena la descomposición de la convivencia humana. Lo contrario, la impunidad, sólo genera podredumbre porque, a falta de castigo, surgen las desigualdades y crecen hasta que unos se desbordan en abusos y otros se ahogan en sufrimiento.