En ¡Violencia!, la dramaturga Valeria Loera escribe sobre una mujer a la que el desamor y las expectativas impuestas por la sociedad la llevan a encerrarse no sólo en casa, sino también en su mente, donde se confronta constantemente con las versiones más crueles de ella misma. SinEmbargo habló con la escritora sobre esta obra y qué ha cambiado en ella a unos años de su creación.
Ciudad de México, 12 de marzo (SinEmbargo).– Violencia. Crecer rodeada de tanta que la ejerces contra ti misma, contra ti mismo. Así entiende Valeria Loera a la protagonista de la obra ¡Violencia!, con la que ganó el Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo 2020. «A veces somos tan exigentes con nosotras que nos olvidamos de tratarnos desde el amor», comenta la escritora sobre un punto clave en el que considera que las y los lectores pueden relacionarse con su libro.
«La obra es en muchos sentidos bastante femenina, y no lo digo sólo al ser escrito por una mujer, sino por los temas que atraviesan. Y quiero decir, aunque pienso que cualquiera, hombre o mujer puede identificarse o divertirse con todas las situaciones que ocurren, ciertamente el texto critica muchas conductas y situaciones que como mujeres nos ha tocado vivir. Desde las expectativas que tiene la sociedad sobre nosotras, como en nuestro rol de de hijas, de madres de pareja, o sea, como mujeres en general», comenta Valeria Loera (Chihuahua, 1993).
La también actriz terminó de escribir el libro en 2018, pero ahora, rumbo al tercer año de una pandemia que ha obligado a las personas a quedarse en casa —según sus posibilidades—, ve su obra como una oportunidad para las y los lectores de reflexionar sobre lo abrumador que puede ser no sólo el encerrarse en casa, sino, al igual que la protagonista, reguardarse «en su propio mundo, con todos sus pensamientos que pueden llegar a ser terribles».
«Creo que a la humanidad nos tocó pasar por un proceso bastante similar en los últimos años».
¡Violencia!, editada por el Fondo de Cultura Económica (2021), tiene como protagonista a una mujer con el mismo nombre: Violencia López, quien trata de lidiar con el dolor e inseguridades que dejan una ruptura amorosa desde su casa, donde constantemente discute con múltiples Violencias, es decir, varias versiones de ella; también convive con la cabeza de su padre muerto, su madre y Rody, un muñeco inflable que de a poco la convence de confiar en sí misma.
A Violencia López la acechan otras violencias: la presión de su familia, que parece medir su valor como mujer según si tiene o no una pareja, y los estereotipos que no cumple (como el ser delgada o bonita). Estos factores la llevan a ser tan dura con ella misma al grado de ignorar otros aspectos que la hacen valiosa, como su inteligencia y talento como escritora. Valeria Loera dice que al evidenciar estas violencias le gustaría que más personas se cuestionen qué tanto se juzgan.
«Siento que lo principal que tenemos que aspirar a generar con un texto es crear cuestionamientos en quienes nos van leyendo. Es como decir ‘híjole, quiero seguir repitiendo estos patrones o quiero romper ya con estas relaciones tóxicas, pero pues no sólo de pareja, sino de familiares y sobre todo con con una misma, lo que creo que es lo primordial en Violencia, la relación que tiene consigo y con su experiencia de vida», comenta Loera.
«De pronto somos muy exigentes con nosotras o nosotros, se nos olvida tratarnos tiernamente, desde el amor. De ahí viene un poco el título de ¡Violencia!, que es esta mujer que es violenta pero con ella, con todas las cosas que se dice, que se exige por todas las presiones que tiene encima».
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—Para la gente que no conoce tus obras, ¿qué pueden ver de Valeria López en ¡Violencia!?
—Yo siempre dejo mucho de mí en mis obras. Creo que ésta es una de mis más, más, más personales. No diría que es autobiográfica o no del todo, pero sí comparto muchas similitudes con la protagonista, sobre todo esta cuestión de, de pronto, ser muy exigentes con nosotros mismos.
Empecé a escribir ¡Violencia! porque estaba pasando por el proceso de una una decepción amorosa bastante fuerte y acá pues es el caso de Violencia, que acaba de pasar por una profunda ruptura. Violencia es una mujer bastante solitaria, está encerrada en su casa. En ese tiempo yo también estaba encerrada en mi departamento, vivía en la Ciudad de México, yo soy de Chihuahua, estaba en esa parte de cuando te vas a otra ciudad y todavía no tienes muchos amigos. Mi roomie jamás estaba en el departamento, yo siempre estaba sola y empecé a escribir esta obra como una especie de acompañamiento a esta soledad que estaba pasando. Fue más con la intención de poder encontrarle el lado, pues si no positivo tal vez gracioso, a todo lo que estaba viviendo.
Esa fue siempre mi intención con este texto, jugar mucho con la desgracia para que no sea tan terrible. ¿Qué más comparto con la protagonista de esta obra? Nuestras iniciales: VL. No fue a propósito, simplemente quería jugar con esta idea de los nombres que definen a las personas o a los personajes como tal vez es más común nombres como Dolores o Soledad, pero sentía que no terminaban de definir lo que era para mí este personaje. Finalmente creo que violencia es la palabra que mejor la describe, una mujer que es violenta con su forma de tratarse.
—En esta época de tanta incertidumbre y cambios a nivel mundial, como actriz y escritora, ¿para ti qué ha representado la dramaturgia?, ¿qué les dirías a quienes aún no se animan a verla y leerla?
—Pues para mí lo más increíble de la dramaturgia es la capacidad que tiene de transformar algo que está en el papel y llevarlo a algo tangible, algo visible. Es lo que más me gusta, cuando se ve ya sobre el escenario. Es sorpresivo para una dramaturga el llegar a ver tus textos ya en escena y de pronto hacer comparaciones como «esto lo entendieron perfecto, sí lo quise decir así» o cosas como «esto no lo había pensado de esa forma, pero me hace sentido»
¿Qué le diría a la gente? Primero les agradecería porque han sido tiempos muy difíciles para el teatro, para el arte en general, pues los espacios tuvieron que cerrar. Yo también soy actriz, de pronto se cancelaron un montón de funciones o proyectos que tenía. Entonces hay que agradecer que en cuanto se pudo y en cuanto cambió el Semáforo COVID, la gente siguió yendo a ver las obras de teatro. También les pediría que sigan apoyando e invitaría a que consuman teatro, no sólo desde la puesta en escena,
sino también desde la lectura.
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Valeria Loera, a quien su obra Elefante le valió una mención honorífica por el Premio Nacional de Dramaturgia Joven Gerardo Mancebo 2018, encuentra afortunado que, como le han comentado quienes han leído su obra, a través del texto más personas puedan cuestionarse sus violencias, de igual forma ve el que la lean «como una invitación para conocer el trabajo de otras dramaturgas y escritoras mexicanas talentosas que tienen mucho, mucho que decir y mucho que aportar al arte y a la literatura en general».