El equipo del ecologista Ross Crates ha empezado a poner en práctica sus descubrimientos. Para ayudar a que los pájaros jóvenes de los programas de cría en cautiverio aprendan sus melodías, han empezado a poner algunas grabaciones de cantos de machos y también a alojar a las aves canoras macho junto a los jóvenes que están aprendiendo. La esperanza es que estos cantores veteranos puedan transmitir sus cantos a la siguiente generación.
Por Christina Larson
WASHINGTON (AP).— Las aves canoras macho suelen aprender sus melodías de ejemplares adultos. Pero cuando carecen de modelos a seguir adecuados, tocan las notas equivocadas y tienen menos éxito para atraer a sus parejas.
Durante cinco años, el ecologista Ross Crates ha hecho un seguimiento de la capacidad de canto y el éxito reproductivo de los mieleros regentes. Estas distintivas aves negras y amarillas alguna vez fueron comunes en toda Australia, pero la pérdida de hábitat que han sufrido desde la década de 1950 ha disminuido su población a apenas unos 300 o 400 ejemplares.
Aunque los machos formaban grandes bandadas invernales, ahora están escasamente distribuidos por el paisaje, y muchos vuelan solos. Eso significa que hay menos mentores cerca de los mieleros regentes durante su primer año de vida, cuando aprenden a cantar.
“El aprendizaje del canto en muchas aves es un proceso similar al del aprendizaje de idiomas de los humanos: aprenden escuchando a otros individuos”, comentó Crates, que trabaja en la Universidad Nacional de Australia.
“Si no puedes escuchar a otros individuos, no sabes lo que deberías estar aprendiendo”, puntualizó.
Los investigadores encontraron que una parte significativa de los machos parecen estar aprendiendo melodías exclusivamente de otras especies que se encuentran. Alrededor del 12 por ciento de los mieleros regentes macho terminan reproduciendo versiones de los cantos de los filemones chillones y de los orugueros carinegros, entre otras especies.
En algunas especies, como los ruiseñores, la imitación del canto añade floritura a las canciones de amor. Pero no es algo que impresione a las hembras del mielero regente.
Los científicos descubrieron que los machos que cantan de forma poco convencional tienen menos éxito a la hora de atraer pareja, de acuerdo con una investigación publicada el martes en la revista Proceedings of the Royal Society B. “Creemos que las hembras evitan reproducirse y anidar con machos que cantan de forma poco habitual”, dijo Crates.
Para una población que ya está al borde de la extinción, eso es preocupante.
“Esta investigación muestra que la pérdida de canto una vez que la población alcanza un tamaño muy pequeño podría acelerar su declive», comentó Peter Marra, biólogo conservacionista de la Universidad de Georgetown que no participó en el estudio.
La razón exacta por la que las hembras se mantuvieron indiferentes no estaba clara.
“Cuando los machos cantan, es como colocar un anuncio que dice: ‘Estoy aquí, soy de la especie X, me llamo Bob, y realmente estoy interesado en encontrar pareja’”, dijo Scott Ramsay, ecólogo conductual de la Universidad Wilfrid Laurier de Ontario, que no estuvo involucrado en la investigación.
Podría ser que las hembras no están reconociendo a estos cantores poco convencionales como posibles parejas y, por ende, no se están acercando a ellos, explicó. O podría ser que se acercan, “pero luego las cosas salen mal si los machos se equivocan en las señales de cortejo”, agregó.
La mayoría de las aves macho pasan varios meses en su primer año aprendiendo y perfeccionando las canciones que entonarán por el resto de sus vidas. Algunos pájaros aprenden las melodías de sus padres, pero los mieleros regentes abandonan el nido antes de aprender a cantar, por lo que los machos deben encontrar otros mentores.
“Debemos ser conscientes de la importancia de preservar la cultura del canto en las aves; es posible tener una población que siga siendo genéticamente viable, pero que no lo sea en términos de pasar conocimientos culturales”, dijo Carl Safina, ecologista de la Universidad de Stony Brook que no participó en la investigación.
“Algunos elementos de lo que estas aves necesitan hacer para sobrevivir no son instintivos, deben aprenderse”, señaló.