Alejandro Calvillo
25/06/2019 - 12:04 am
La humanidad ciega caminando al abismo
«Con el derretimiento del permafrost que cubre el 25 por ciento de la superficie terrestre del hemisferio norte se liberarán miles de millones de toneladas de gases de efecto invernadero».
El permafrost se está derritiendo a niveles que se preveía no ocurrirían hasta 2090. El deshielo que están registrando los investigadores no se esperaba hasta que la temperatura del aire se acercara a los niveles que el Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés) predecía se alcanzarían en 2090.
Con el derretimiento del permafrost que cubre el 25 por ciento de la superficie terrestre del hemisferio norte se liberarán miles de millones de toneladas de gases de efecto invernadero, capturados en el hielo desde hace miles de años. La liberación de esos gases provocaría un aumento de la temperatura que incrementaría, a su vez, el deshielo del permafrost restante que llevaría a la liberación de más gases invernadero que provocaría un mayor aumento de la temperatura; un circulo de retroalimentación del cambio climático fuera de todo control.
El hecho de que escenarios que el IPCC preveía que ocurrieran dentro de 70 años, se estén presentando actualmente, nos lleva a sonar la alarma sobre lo que estaremos viviendo en los próximos años. Un grupo de expertos señalan que las predicciones del IPCC, un organismo intergubernamental creado por la ONU, han sido muy conservadoras. Si uno lee las predicciones del IPCC se espanta del futuro que les espera a nuestros hijos y nietos. Pero si las predicciones del IPCC son conservadoras y las evidencias del avance del cambio climático ya son tan visibles, lo que nos espanta es ya el presente de un planeta entrando en una crisis climática muy grave. Las evidencias muestran que el cambio climático está presentando daños mucho mayores y los tiempos en que estos se están presentando son mucho menores. Los expertos señalan que el IPCC no ha querido alarmar a la humanidad, una práctica que se explica por su carácter gubernamental.
Hace unos días, manifestantes bloquearon la calle frente al periódico de mayor reconocimiento en el mundo, el New York Times, le reclamaban a este medio, que el cambio climático no fuera un asunto central en sus páginas. El cambio climático está detrás de muchos hechos que vivimos y que nos están afectando, sin embargo, no se le menciona, no se le identifica.
Por ejemplo, para entender la masiva migración de Centro América hacia el norte, pasando por México, debe considerarse como una de sus principales causas, la situación climática en el llamado “Corredor Seco”, designado así por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. El “Corredor Seco” es una extensa área de 1,600 kilómetros de largo por 100 a 400 kilómetros de ancho que va, paralela a la costa del Pacífico, desde el sur de Chiapas hasta Panamá, pasando por parte de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.
En esta región, las sequias que se han agudizado a causa del cambio climático han provocado la pérdida de la mitad de las cosechas de maíz y frijoles de las familias campesinas, dejándolos sin reservas de alimentos. Dentro de este “Corredor Seco” se concentra el 90 por ciento de la población Centroamericana. La mitad de los 1.9 millones de agricultores de pequeña escala, productores de granos básicos de la región, se encuentran dentro de esta zona. De acuerdo a la FAO, hasta un 82 por ciento de las familias ha vendido ya sus herramientas y sus animales para comprar comida.
¿Y por qué no se habla de la situación climática en la región como una de las causas centrales de la migración? El IPCC ha señalado que el cambio climático daría origen a migraciones masivas de poblaciones alrededor del mundo, expulsados de sus tierras por falta de alimentos, por falta de agua.
A la par que el pemafrost se derrite aceleradamente, los glaciares alrededor del mundo también lo hacen. Actualmente, 10 por ciento de la Tierra está cubierta por glaciares. En los Himalayas, que son el recurso de agua para una amplia región y población de Asia, los glaciares se están perdiendo, millones de toneladas de hielo se derriten cada año y no hay reemplazo por nieve. El autor de un estudio reciente sobre la situación de estos glaciares, escribió: “Lo que realmente resulta más preocupante de estos hallazgos es la duplicación de la velocidad de derretimiento del glaciar. No tengo ninguna duda de que lo que estamos viendo es el impacto del cambio climático”. Se prevé que millones de personas en el continente asiático sufran desabasto de agua y enfrenten grandes pérdidas en la agricultura que depende del recurso proveniente año con año de estos glaciares.
Los glaciares de Groenlandia están enfrentando situaciones similares donde se han registrado que las pérdidas de hielo en 2012 de más de 400 mil toneladas, fue casi cuatro veces mayor que en 2003. Igual situación se ha registrado en la Antártida donde en 1980 se registró una pérdida de hielo de aproximadamente 40 mil toneladas de hielo y actualmente estas pérdidas son 6 veces mayores, de alrededor de 250 mil millones de toneladas. El deshielo de los glaciares tiene dos impactos: el aumento del nivel del mar que tiene un impacto directo en zonas costeras bajas en varias regiones del mundo y la pérdida de superficie terrestre reflejante de los rayos que contribuye al ciclo de retroalimentación del cambio climático ya que esta superficie se convierte de reflejante a absorbente de los rayos solares, contribuyendo al calentamiento del planeta que a su vez contribuye al deshielo de los glaciares.
Las advertencias de los científicos, en este caso de Josh Marer, del Observatorio de la Tierra de la Universidad de Columbia, que ha trabajado sobre los glaciares del Himalaya, se pueden compartir a gran parte del planeta: “Los hallazgos de esta investigación sugieren que sin intervenciones serias y drásticas el pronóstico del planeta parece sombrío. En ese sentido, los autores del estudio resaltan la necesidad de preparar a las sociedades que viven allí con predicciones realistas de cómo será este paisaje en 10 o 20 años”.
El Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, recién escribió desde Fiji, una de las tantas islas que comienza a ver los estragos del cambio climático y quese sabe que desaparecerá si no se hace algo radical: “Como Secretario General, tengo muchas batallas. Como abuelo, la lucha contra el cambio climático es la contienda de mi vida». Lamentablemente, «es una batalla que no estamos ganando». La declaración es similar a la del hombre de 81 años que como parte del movimiento de acciones directas y resistencia civil contra el cambio climático, Extinction Rebellion, se subió al techo de un tren en Londres para evitar su partida y llamar la atención del gobierno, los medios y la sociedad de enfrentar el cambio climático: el hacer algo por sus nietos a los que heredan un mundo en caos climático.
La clave para reducir el impacto del cambio climático, para que este sea menor de lo que puede ser, es reducir las emisiones y adaptarse a los impactos. La única región del mundo que alcanzará la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en un 50 por ciento de aquí al 2030, será la de la Unión Europea. En las naciones de ingresos bajos y medios, la transición energética aún está muy lejos, más cuando varias de estas naciones, como México, siguen apostando al petróleo y el carbón. De esta manera, nuestros países continuaran rezagados en el desarrollo de su infraestructura solar y eólica, en el desarrollo de sus energías limpias que cada día son más rentables y algunas de ellas más económicas que las convencionales. Al mismo tiempo que, por su alta vulnerabilidad, se verán sumergidas en los impactos del cambio climático.
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