Edgar Iván Zazueta
16/06/2019 - 12:02 am
Los estudios de género y el feminismo
En su acepción feminista, el concepto de “género” apareció primeramente entre las mujeres americanas, como Scott, Millet o Rubin, entre otras, quienes deseaban insistir en la cualidad fundamentalmente social, desigual y opresiva de las distinciones basadas en el sexo.
La comprensión de la perspectiva feminista puede darse a través del análisis de diferentes períodos históricos. Estos períodos los podemos clasificar a partir de la primera ola del feminismo (movimiento de mujeres que surge en el siglo XVIII), la segunda ola del feminismo (en donde la lucha por el voto de la mujer y el libro de El segundo Sexo de Beauvoir, son dos de los momentos más importantes) y, hay autores (Escobar, 2007; Elliot, 2009), que se refieren a una tercera ola del feminismo a partir del surgimiento de la teoría queer (en la década de los ochenta y noventa), sin embargo; hay posturas que difieren de considerar a la teoría queer como una “evolución del feminismo”, tal es el caso de Cobo (2005) quien entiende el uso del género en esta teoría como una despolitización, y para ella esto significa una “manera de desactivar el feminismo en su sentido original”, además afirma que dicha teoría es supuestamente ajena al movimiento feminista ya que atiende otras discriminaciones y opresiones (como si no se conectaran entre sí todas las opresiones de género y sexo). Aún con el debate que puede suscitar esta argumentación, considero que esta tiene relevancia por la producción teórica de las demandas y principios teóricos que postula, así como por la influencia de los movimientos sociales que aglutinan, sin embargo; hay otras formas de comprender los períodos históricos del feminismo, para muestra está la aportación de Michel (1983).
De acuerdo con Michel (1983), la palabra féminisme entró en la lengua francesa a partir de 1837. El feminismo se puede definir como una doctrina que procura los derechos de mujeres respecto a los hombres y que revisa los papeles de la mujer en la sociedad incluyendo sus prácticas (Michel, 1983). El pensamiento feminista, en sus orígenes, tomó argumentos del marxismo y el socialismo utópico, el psicoanálisis y, posteriormente, de la antropología, la historia, la sociología y la filosofía (González, 2001). De tal manera que, podemos clasificar de acuerdo a Tong (1989), varios tipos de feminismos tales como: feminismo liberal, feminismo marxista, feminismo socialista y feminismo radical. Estos enfoques que señala Tong son los mayormente documentados por su relevancia histórica-teórica. Sin embargo; también hay presencia de otras formas de feminismos tales como: feminismo negro, feminismo chicano, transfeminismos, anarcofeminismo o ecofeminismo, este último con acentuado impacto en los temas sobre medio ambiente y desarrollo.
El feminismo es ya una presencia relevante dentro del escenario de las discusiones teóricas en la modernidad y las ciencias sociales. En las posturas feministas se denuncia el sexismo, el cual es entendido según como la actitud de discriminación a partir de la diferencia sexual y/o de género. También se puede entender al feminismo como un movimiento ideológico y político que aspira a una igualdad de los derechos de las mujeres, esto en una relación de equidad e igualdad con los derechos de los hombres, quienes tradicionalmente han gozado de mayores privilegios en todos los ámbitos de la vida, principalmente los que se refieren al ámbito público. Para ello, el feminismo se basa en un conjunto de teorías sociales y ejecuta diversas prácticas y mantiene posturas políticas en abierta crítica de las relaciones humanas, sociales e históricas (pasadas y presentes), teniendo en cuenta la desigualdad y la opresión que ha tenido la experiencia femenina y de las mujeres.
Por otro lado, y para definir los estudios de género, es preciso referirme primero acerca de las nociones que existen en relación a este concepto/categoría. Primero, cabe señalar que estos acercamientos iniciales a la noción de género se hicieron desde disciplinas como la psicología, la filosofía o el psicoanálisis. La palabra “género” es derivada del latín genus, la cual se utiliza por lo común para designar una categoría cualquiera, clase, grupo o familia, que exhibe los mismos signos de pertenencia. En el marco teórico de las ciencias sociales el concepto de “género” tiene implicaciones más complejas, lo cual empieza a hacerse cada vez más evidente principalmente desde el siglo XIX con el fortalecimiento del pensamiento liberal y del estado moderno, gran parte de esto es debido a la Ilustración iniciada en el siglo XVIII. Algunas primeras ideas que nos fueron llevando al concepto/categoría de género tal y como lo entendemos hoy, son las aportaciones de Mathilde y Mathias Vaerting (The Dominant Sex: A Study in the Sociology of Sex Differentiation, 1923) y, Viola Klein (El carácter femenino. Historia de una ideología, 1946), quienes ya habían planteado que lo que se entendía como psicología femenina no era de las mujeres en sí (de una supuesta naturaleza o esencia), sino que era el producto de la dominación masculina. Posteriormente, en 1949, Simone de Beauvoir explica y profundiza en su libro de El segundo sexo lo que sería su frase más memorable, la cual inicia la segunda ola feminista del siglo XX: «No se nace mujer, sino que llega una a hacerlo». Según autores, esta reflexión filosófica que se profundiza en su libro, amplió todo un nuevo campo sobre la interpretación de la igualdad, la diferencia, la justicia entre los sexos y el lugar de la mujer en la sociedad de aquella época, suceso que aún repercute en nuestra actualidad. Desde otros campos disciplinarios, y ya en la década de 1950, el investigador John Money propuso el término “rol o papel de género” (gender role) para describir el conjunto de conductas atribuidas a los varones y mujeres, aunque sin una complejidad que explique la diferencia sexual y mucho menos aspectos referidos a la preferencia sexo-genérica, pero fue Robert Stoller quien apuntó hacia una idea más clara o difusa (como se le pueda ver) entre lo que es el sexo y lo que es el género, basándose en sus investigaciones sobre niños y niñas que no sentían correspondencia entre su sexo y su género.
Posteriormente a la década de los cincuenta, después de la segunda guerra mundial y en plena “revolución sexual”, se revela una de las aportaciones más relevantes del feminismo a través de Rubin (1984) quien nos remite a la perspectiva antropológica del concepto de género, y lo hace a través de su concepto de “sistema de sexo/género” el cual lo define como el conjunto de prácticas, símbolos, representaciones, normas y valores sociales que las sociedades elaboran a partir de la diferencia sexual. Un sistema de sexo-género es simplemente el momento reproductivo de un “modo de producción”. En cambio, el conjunto de sentidos que abarca el concepto sexo incluye características biológicas de diferente nivel, el sexo es genético, hormonal, gonádico, morfológico (Moreno, 2002), mientras que el género se encauza mayormente al componente social que al sexual (masculinidad, feminidad, androginia). Tiempo después, Gayle Rubín deja de utilizar el concepto de sistema sexo-género porque le parece “que es esencial analizar separadamente género y sexualidad, si es que se desea reflejar con mayor fidelidad sus existencias distintas”. A esto, Judith Butler agregará que el sexo también tiene un componente de construcción social y no solamente biológico.
Para Scott (1990), otra pionera en los estudios feministas de la segunda ola con su artículo: El género: una categoría útil para el análisis histórico, el género también es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos por lo que se considera como una forma primaria de relaciones significantes de poder. El género será entendido como relacional, teniendo pues un análisis vincular, y como categoría de análisis es un organizador mayor de la construcción de la subjetividad (Burín, 2007). Por lo tanto, el género podrá ser definido como: construcción sociocultural, categoría de análisis, organizador de la construcción de subjetividad, concepto que facilita la comprensión de la subordinación masculina y femenina, pautas y normas culturales (performatividad).
En su acepción feminista, el concepto de “género” apareció primeramente entre las mujeres americanas, como Scott, Millet o Rubin, entre otras, quienes deseaban insistir en la cualidad fundamentalmente social, desigual y opresiva de las distinciones basadas en el sexo. Para ese entonces, y hasta el día de hoy, una población feminista consideraba al género como sinónimo de mujeres, tal interpretación se relaciona por una acogida política del concepto, pero inadecuada y limitada teóricamente (Scott, 1990). De acuerdo con Marta Lamas, el concepto de género requiere la búsqueda de sentido del comportamiento de varones y mujeres como seres socialmente sexuados. La autora sostiene que en América latina no hubo el suficiente debate ni una confrontación teórica al respecto, al menos comparada con la fuerza y visibilidad con que se ha dado en el mundo anglosajón.
El concepto/categoría de género ha sido de gran relevancia para el feminismo porque ha sido utilizado, junto al constructivismo social, como una manera de evidenciar situaciones de opresión y malestar que comparten las mujeres en sus luchas por la equidad, la discriminación y la no violencia. De la misma manera, esta perspectiva de género es utilizada en muchos estudios de las masculinidades o estudios de género de los hombres como una manera de analizar los problemas de los varones y que buscan una equidad y no violencia en sus relaciones, además, la perspectiva de género también se ha usado en muchos estudios sobre diversidad sexual. Sin embargo; cabe aclarar, que no todos los estudios de género son feministas, ya que otros estudios pueden estar apoyados en teorías y enfoques sociológicos, psicológicos o de otras disciplinas que se definen algunas veces con enfoques contradictorios entre sí y a su vez, con los principios fundamentales del feminismo y/o del enfoque del constructivismo social.
Por si te interesa:
- Beauvoir, S. (1949) El segundo sexo. Francia: Editorial Sudamericana.
- Burin, M. (2007) “Trabajo y parejas: impacto del desempleo y de la globalización en las relaciones entre los géneros” en
- Jiménez M. y Tena O. (Coords.), Reflexiones sobre masculinidades y empleo, Morelos, México: Universidad Nacional Autónoma de México y Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (eds.).
- Cobo, R. (2005), Sociología crítica y teoría feminista, España: Universidad de A Coruña.
- Elliot, A. (2009) “Sexualidades: teoría social y la crisis de identidad” en Sociológica, año 24, número 69, pp 185-212, enero-abril 2009.
- Escobar, J. (2007) “Diversidad sexual y exclusión” en Revista Colombiana de Bioética, Vol. 2, No.2, Julio-diciembre, pp. 77-94.
- González, C. (2001) Autonomía y alianzas. El movimiento feminista en la Ciudad de México, 1976-1986. México D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México.
- Michel, A. (1983) El feminismo. México: Fondo de cultura económica.
- Moreno, H. (2002) “Masculino y femenino” Curso Sexualidad y Derechos: Cartas de navegación México D.F.: Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, noviembre 02.
- Rubin, G. (1997) “El tráfico de mujeres: notas sobre la economía política del sexo”, en Lamas, M. (Comp.), El género: la construcción cultural de la diferencia sexual, México D.F.: Miguel Ángel Porrúa/PUEG UNAM.
- Scott, J. (1990) “Género, una categoría útil para el análisis histórico”, en Amelanj, J. (Coord,), Historia y género: las mujeres en la Europa moderna y contemporánea. España: Universidad de Valencia.
- Tong, R. (1989) Feminist Thought: A Comprehensive Introduction, Ed. Routledge.
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