COLUMNISTA INVITADA | Sergio González Rodríguez, capitán de la nave de los locos, de Yanet Aguilar

Hace dos años, justo aquí en la Filey, Sergio González Rodríguez participó con nosotros en el Segundo Encuentro Nacional de Periodismo Cultural, el tema que trató le apasionaba: “el periodismo cultural y la violencia”. Claro, a Sergio le apasionaban muchos temas que tenían que ver con dos mundos en los que orbitaba: la literatura y la música. Intereses en los que siempre latía México, este país que exploró, investigó, y ensayó;  este México que desentrañó desde los bajos fondos, la violencia, el lado oscuro y cruento de nuestra realidad nacional.

Ciudad de México, 17 de marzo (SinEmbargo).- En aquel marzo de 2016, Sergio nos dio cátedra de su lucidez, de su disciplina y su generosidad. No sólo aceptó viajar y compartir su mirada sobre el periodismo cultural y la violencia, sino que preparó una exposición puntual, muy bien documentada, profunda y con datos y cifras sobre México y el acceso, o mejor dicho, no acceso a la cultura.

“La nave los locos. Inversión del mundo de lo sagrado y profano”, se tituló su exposición en power point, un trabajo metódico que nos compartió sobre el proceso comunicativo y cómo éste se ha desvirtuado y ahora sólo forma audiencias y espectadores. “El periodismo cultural es el proceso comunicativo donde se tiende a generar información cultural, y a crear un dialogo entre amigos”, nos dijo. “El periodismo cultural se fundamenta en la escuela humanista”, sentenció.

Sergio González Rodríguez, el escritor, periodista, ensayista, editor y crítico literario que falleció hace casi un año, aquel 3 de abril de 1917, cuando apenas tenía 67 años, fue hombre inteligente y una de las voces más críticas que tenía México. Fue un escritor interesado en los derechos humanos y un periodista que registró los males de la sociedad.

Sergio fue de los primeros que supo adentrarse con profundidad y sin miedo en los feminicidios de Ciudad Juárez, exploró ese territorio sin ley, como está siendo todo nuestro México. Documentó los asesinatos a mujeres en Huesos en el desierto; habló de los usos y rituales de la violencia de grupos criminales en El hombre sin cabeza; planteó la imposición de la vigilancia militar con el pretexto del combate contra el terrorismo en  Campo de guerra e indagó en una de las más grades barbaries de los últimos tiempos en Los 43 de Iguala.

Sergio fue una brújula que daba norte y marcaba la ruta a seguir; fue solidario con el gremio, aunque escribiera en Reforma, si le pedías un comentario sobre literatura, sobre la violencia en México, sobre música ––recordemos que fue roquero e integrante del grupo Enigma—, siempre te enviaba su respuesta.

Una de las últimas veces que hablé con él fue cuando Bob Dylan obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 2016. Entonces me dijo: “Quien crea que se premia a un simple ‘juglar del rock’ de medio siglo atrás carece de todo conocimiento sobre las aportaciones literarias de Dylan, cuya música constituye un desprendimiento de su tarea poética, y no al revés, como tiende a mal interpretarse, por lo que se le quiere reducir a un ‘canta-autor’ como los que abundan en el presente. Nada más equivocado”. Me dijo también que: “Dylan encarna la antítesis de un Donald Trump o de las ‘estrellas’ de hoy del show business musical de Estados Unidos, estragados por la degradación, la estupidez y la banalidad. Larga vida a Bob Dylan y su extraordinario legado cultural”.

Sergio era un gran tipo, enorme ser humano y un hombre con un gran sentido del humor. He lamentado la muerte de muchos escritores y de artistas; me dolió la partida de José Emilio Pacheco, la de Nacho Padilla y muchos años antes, la de Víctor Hugo Rascón Banda. Pero también me dolió mucho la muerte de Sergio.

Ese día abrí esta vieja computadora y comencé a leer las notas que había tomado de la conferencia que aquí en la Filey dictó Sergio González Rodríguez, cuando nos dijo que “el periodismo cultural está ahora entre el shock del pasado y el trauma del futuro”. Releí sus palabras que escribí al vuelo: “Vivimos en una época post humanista y post literaria” o aquella idea de que “el periodismo cultural enfrenta la dificultad de conectarse con los lectores”.

Resalté el dato que nos dio sobre que en México el 62% de la población había asistido en el último año, al menos en una ocasión, a algún sitio o acto cultural y que la mayoría eran mujeres; entonces fue que dijo que “la sensibilidad femenina está marcando el rumbo de este país”.

Sergio decía que “contra la barbarie el periodismo cultural es una vía de salida y por eso es importante defenderlo contra la misma barbarie”. Cerró con la frase de que era un privilegio hablar de un tema que le apasionaba y practicaba todos los días en esta nave de los locos, donde señaló “tenemos una ventaja, nuestra locura es momentánea”.

Yanet Aguilar homenajea a Sergio González Rodríguez. Foto: Facebook

Yanet Aguilar: Desde 1995 ha hecho periodismo cultural en diarios, revistas, radio, televisión y plataformas multimedia. Es reportera en el periódico El Universal desde 2006.

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